Explorando Obras Maestras: Torre Eiffel, Surrealismo, Les Demoiselles d'Avignon e Impresionismo

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La Torre Eiffel: Símbolo de París y la Era Industrial

La Torre Eiffel, proyectada por el ingeniero francés Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889, conmemoraba el primer centenario de la Revolución Francesa. Constituye el máximo exponente de la arquitectura del hierro y de la nueva sociedad industrial, además de ser un auténtico símbolo de la ciudad de París, cuya imagen está indisolublemente asociada a ella. Su altura original era de 305 metros, aunque en la actualidad alcanza los 320 metros, gracias a la antena de comunicaciones instalada en su parte más alta. Su anchura a nivel de la base es de 125 metros. Esta impresionante estructura está formada por más de 18.000 piezas de hierro, pesa unas 10.000 toneladas y necesitó 2,5 millones de remaches para mantenerse en pie. Gustave Eiffel, junto a su equipo de 50 ingenieros y 132 obreros, realizó esta proeza técnica en menos de dos años.

Su planta dibuja un rectángulo virtual, en cuyos vértices se levantan cuatro grandes pilares de los que arrancan cuatro arcos también enormes. A medida que suben, los pilares se curvan hacia el interior hasta constituir un único elemento, lográndose un trazado piramidal que potencia la sensación de verticalidad. El entramado de vigas obedecía a la necesidad de dar estabilidad a la torre frente a los vendavales. En su estructura se alzan tres plataformas a distintos niveles, cada una con un mirador y, la primera, además, con un restaurante. En la última se encuentra una réplica del estudio de Eiffel con su figura en el interior. También, cerca del extremo de la torre encontramos una estación meteorológica, una estación de radio y una antena de transmisión para la televisión. A las plataformas se puede subir tanto en ascensor como por escaleras.

Con esta estructura, Eiffel logra una imagen de ligereza gracias a su transparencia y a su estrechamiento en altura. La obra ejerció un notable influjo en las técnicas de construcción de la época, creando, además, un nuevo lenguaje formal, más acorde con las exigencias de los nuevos tiempos, por lo que se consideró un símbolo del progreso. Sin embargo, este tipo de construcciones provocaron todo tipo de reacciones, a menudo negativas, entre arquitectos e intelectuales. En el caso de la Torre Eiffel, como iba a ser desmontada al concluir la exposición, el mal se consideró solo pasajero. Cuando se acordó su permanencia, un numeroso grupo de escritores y artistas protestaron enérgicamente ante la posibilidad de que la imagen de París quedara unida para siempre a “semejante” artefacto de hierro. Los parisinos, sin embargo, se fueron acostumbrando a su torre hasta convertirla en algo propio. Hoy es el símbolo indiscutible de París y uno de los monumentos más visitados del mundo.

El Surrealismo: Explorando el Mundo del Inconsciente

El Surrealismo es un movimiento artístico y literario que surge hacia 1924 bajo el patrocinio de André Breton, quien publica el primer Manifiesto del Surrealismo. Heredan del dadaísmo la actitud provocativa y el rechazo ante los valores tradicionales, pero quieren construir una nueva realidad en la que se integren el bien y el mal, lo racional y lo irracional, lo consciente y lo inconsciente. La obra y el pensamiento de Freud serán determinantes en sus planteamientos, al descubrir lo más recóndito de nuestro ser, el mundo del inconsciente que también el ser humano puede percibir y representar, sin ningún tipo de inhibición.

Para ello utilizan procedimientos muy diversos, capaces de sustraer al dominio de las facultades conscientes la elaboración de la obra de arte, a través del llamado automatismo psíquico, en que el artista da rienda suelta, sin ningún tipo de cortapisa, a todo lo que se encuentra en su interior. Sus artistas tratan de plasmar el mundo de los sueños, las imágenes del inconsciente que escapan al control de la razón y lo más oscuro del ser humano. La persistencia de la memoria de Dalí, El carnaval de arlequín de Miró, y las obras de Magritte son algunos de sus mejores ejemplos.

Les Demoiselles d'Avignon: El Nacimiento del Cubismo

Les Demoiselles d'Avignon, obra en la que se rompen todas las normas tradicionales de la pintura figurativa, puede considerarse el punto de partida del Cubismo. El título se refiere a una calle de Barcelona, en el Barrio Gótico, donde se encontraba el burdel representado. En el cuadro aparecen cinco figuras femeninas desnudas, con un bodegón de frutas a sus pies. Picasso realizó numerosos estudios previos (en el proyecto inicial incluía, junto a las mujeres, a un estudiante y a un marinero) hasta llegar a la composición definitiva.

Las dos figuras centrales aparecen de frente y, a pesar de su esquematismo, son las más convencionales en la representación. Evocan la antigua escultura íbera e incluso las pinturas egipcias. La figura de la izquierda está pintada de perfil y el rostro se aproxima a una máscara primitiva. La figura de la derecha, de pie, es muy geométrica y su rostro ya no refleja rasgos humanos, sino que es una auténtica máscara. En la esquina derecha del cuadro, la quinta figura aparece sentada de espaldas, aunque el pintor coloca el deshumanizado rostro de frente. El espacio en el que se mueven las figuras se aleja por completo de las normas de la perspectiva clásica. Es un elemento más de la superficie pictórica que se fragmenta en planos geométricos de color, al igual que las figuras, en las que el artista se despreocupa también de la representación del volumen.

También aparece aquí uno de los rasgos que caracterizan al Cubismo, como es el abandono del punto de vista único, sustituido por una simultaneidad de visiones condensadas en una sola imagen: rostros de frente que incluyen elementos de perfil, una figura de espaldas con el rostro de frente, etc. En esta obra se aprecia el interés de Picasso por el arte africano, al igual que otros artistas de su tiempo, que lo veían como un punto de referencia para liberarse de los convencionalismos del arte occidental y alcanzar nuevas y distintas formas de expresión. También los fauves o Gauguin siguieron las huellas del exotismo y primitivismo, lo que demuestra la crisis de la cultura europea y la búsqueda de otros caminos por parte de los artistas más innovadores. La obra, aunque era conocida por su círculo de amigos, no se expuso al público por primera vez hasta 1916.

El Impresionismo: Una Nueva Forma de Ver el Mundo

En el año 1874 tiene lugar la primera exposición de los impresionistas, un grupo de artistas que, cansados de verse excluidos sistemáticamente del Salón parisino oficial, deciden organizar una muestra pública en la casa del fotógrafo Nadar. Entre estos artistas se encontraban Monet, Renoir, Degas, Sisley y Pissarro. La exposición causó escándalo. El título de uno de los cuadros, Impresión, sol naciente de Monet, inspiró al crítico Leroy el calificativo irónico de “impresionistas”. Las exposiciones se repetirían en años sucesivos.

Todos los artistas que formaban parte del grupo tenían en común su desprecio por el arte oficial y las reglas académicas imperantes en estos momentos. Desde el Renacimiento, y tomando como referencia la Antigüedad clásica, el arte había considerado la Naturaleza como el modelo a imitar, pero desde un enfoque conceptual. El Impresionismo utiliza un enfoque perceptivo, basado directamente en la experiencia visual. No se trata de pintar lo que “sabemos” de las cosas, sino lo que “vemos”. El artista debe reflejar el carácter transitorio de las apariencias, diferentes de un instante a otro, la impresión de fugacidad que se experimenta en el contacto directo con la Naturaleza. Es una nueva manera de ver y representar el mundo, un cambio de sensibilidad artística que supone una verdadera ruptura en el arte occidental, convirtiéndose en el punto de partida del arte moderno.

Características del Impresionismo

  • Pintura “à plein air”: Los impresionistas plantan sus caballetes en plena naturaleza y salen del estudio en el que hasta entonces habían estado recluidos.
  • Captación de la luz: Su principal objetivo es captar los efectos de la luz sobre la apariencia de las cosas.
  • Técnica pictórica renovada: Los impresionistas yuxtaponen pinceladas cortas y claramente perceptibles de colores puros directamente sobre la tela, dejando que la retina del observador lleve a cabo la fusión y combinación de tonos. Es la llamada mancha impresionista.
  • Influencia de la teoría de los colores de Chevreul: Se establece la diferencia entre colores primarios y colores secundarios o complementarios, formados por la mezcla de dos primarios: verde, violeta y naranja. Cada uno de los colores secundarios es el complementario del color primario que no está en su composición. La ley de contrastes simultáneos establece que los colores se anulan cuando se mezclan y aumentan su intensidad cuando se yuxtaponen.
  • Dibujo y contornos: Los impresionistas abandonan el dibujo preciso, suavizando los contornos al fundirlos con el fondo.
  • Paleta: La paleta es clara, brillante y luminosa.
  • Temática: Importancia concedida al paisaje, los temas populares, escenas de la vida ciudadana y de la vida nocturna (cafés, teatros, cabarets, etc.). Fascinación por el agua, que será uno de sus temas preferidos, aguas en calma o agitadas, bajo cielos cambiantes, sembrados de nubes que se reflejan en ellas.

Influencias del Impresionismo

  • Escuela de Barbizon: Grupo de paisajistas cuyo principal objetivo era el estudio de las condiciones atmosféricas.
  • Arte japonés: Conocido en Occidente tras la apertura del mercado japonés en 1854 y la Exposición Universal de 1867. Se caracteriza por la simplicidad, el valor decorativo, el dibujo con líneas marcadas de color negro y el uso de colores planos sobre fondos generalmente blancos.
  • Fotografía: Inventada en 1839, aparece como un instrumento científico de conocimiento, otra posibilidad de representar la realidad deteniendo el movimiento, lo que hacía que la pintura ya no tuviera que limitarse a la imitación de la realidad, pudiendo avanzar por otros cauces de expresión.

Principales Artistas Impresionistas

Claude Monet

En su obra se resumen perfectamente todas las características del Impresionismo ya analizadas en la introducción, por lo que podemos decir, sin duda, que es el pintor impresionista por excelencia. Características de su obra son la pintura al aire libre, la técnica de manchas yuxtapuestas y la utilización de colores puros, su obsesión por captar la luz y transmitir la impresión momentánea, la importancia del agua y, sobre todo, el carácter provisional de las apariencias, diferentes de un instante a otro. Este carácter provisional de las apariencias lo plasmará magistralmente en sus famosas series, donde no es el tema lo que interesa, sino su aspecto cambiante. A través de estas series quiso captar los efectos de la luz en diferentes horas del día y en diversas condiciones atmosféricas. Buen ejemplo de ello es la serie dedicada a la Catedral de Rouen, en la que estudia las variaciones de la luz sobre la fachada, a pleno sol, al amanecer, en el crepúsculo, entre la bruma, etc. Los últimos veinte años de su vida los dedicó al tema de las Ninfeas, inspirándose en el jardín acuático de su casa de Giverny. Realizó una docena de versiones de estas ninfeas, con una profunda originalidad en el encuadre: no hay cielo, ni horizonte, ni primer ni segundo plano. Solo manchas de color, los reflejos de la luz en el agua o el cielo que se refleja en ella. De este artista estudiaremos Impresión, sol naciente.

Pierre-Auguste Renoir

Su pintura refleja una auténtica alegría de vivir y un inmenso amor por la vida. Hay en sus cuadros una enorme riqueza cromática y una armonía magistral de colores cálidos y fríos, con la que transmite un frescor sorprendente. Capta a la perfección la relación de la figura con la atmósfera que la rodea: sus sombras coloreadas por los reflejos de los árboles fueron realmente novedosas. Sus temas son imágenes de la vida cotidiana, sobre todo al aire libre, con todo su encanto y sencillez.

Edgar Degas

Aunque mantuvo estrechas relaciones con los impresionistas y participó en sus exposiciones, posteriormente se alejó del grupo y algunos rasgos de su obra la diferencian de los postulados impresionistas. Uno de los objetivos de su pintura fue la plasmación del movimiento, que le lleva a interesarse por determinados temas como las carreras de caballos, las bailarinas de la Ópera, las mujeres en su aseo o las escenas de café-concierto. Reflejó perfectamente el mundo del ballet, pero no tanto el esplendor del espectáculo, como los largos momentos que lo preceden: los ensayos, la espera, e incluso el cansancio de las bailarinas. También se interesa por el mundo femenino, mostrando con una extraordinaria capacidad de observación la dura realidad del trabajo o momentos más triviales como las mujeres en su aseo. Otro capítulo importante en su producción lo constituyen sus obras dedicadas a las carreras de caballos, que le permiten estudiar el movimiento. Habría que destacar sus novedosas composiciones, muy audaces, en las que se libera del encuadre tradicional. Finalmente, y como un rasgo que le separa de los impresionistas, hay que señalar su preferente interés por la figura humana, antes que por el paisaje y las escenas al aire libre.

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