Explorando la Narrativa del 98: Baroja, Unamuno y Azorín
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Pío Baroja
Presencia de la acción. Novelas dotadas de una trama argumental consistente. Aparecen reflexiones filosóficas, críticas sociales, y otros materiales.
– Despreocupación por la estructura de sus obras, que parecen compuestas espontáneamente, sin un plan previo.
– Personajes polarizados. La preferencia por los argumentos de acción se observa sobre todo en las novelas protagonizadas por aventureros, individuos que encuentran en la acción incesante su modo de vida, como ocurre en Zalacaín el aventurero y Las inquietudes de Shanti Andía. En el otro extremo se sitúan los personajes abúlicos, incapaces de encontrar una razón para vivir, como en El árbol de la ciencia o Camino de perfección.
– El pesimismo. La vida es una lucha continua, llena de sufrimiento y carente de finalidad. Desde una perspectiva individualista y escéptica, refleja una visión crítica de la realidad española. En El árbol de la ciencia queda patente su pesimismo.
– Retrato de las clases bajas. Representación de las clases más bajas de ciudades como Madrid, como ocurre en La busca: la delincuencia y el trabajo honrado.
– Ambientes urbanos y rurales. Al lado de los ambientes urbanos, describe los paisajes en los que se mueve el protagonista. Sus descripciones se basan en breves pinceladas que destacan unos pocos detalles físicos y psicológicos para conseguir una visión de conjunto.
– Estilo claro y ágil. El estilo es claro y ágil, de frases cortas y párrafos breves, con abundantes diálogos.
Miguel de Unamuno
La novela es para él el medio para expresar problemas filosóficos e inquietudes existenciales. La acción es casi inexistente, y tampoco existe la descripción, porque sus novelas se centran en el conflicto interior del personaje, expresado mediante monólogos y diálogos. Unamuno es consciente de que este tipo de obras no son estrictamente novelas, por lo que las denomina nivolas.
– En cuanto a su estilo, podemos destacar las paradojas y las antítesis, reflejo de las contradicciones internas de los personajes.
– Renovación del vocabulario. Renueva el vocabulario dando nuevos sentidos a las palabras, o reutiliza términos en desuso.
– El ansia de inmortalidad. El tema central de su narrativa es el ansia de inmortalidad. El autor experimenta el conflicto entre un impulso religioso (la voluntad o necesidad de creer en Dios) y la razón, que le impide tener fe.
Azorín
Ausencia de hilo narrativo y predominio de la descripción. La frontera entre la novela y el ensayo casi desaparece: sus obras son una sucesión de cuadros o fotografías fragmentarias, interrumpidas por reflexiones sobre diversos temas: la muerte, la voluntad de vivir, el tiempo y su visión de España.
– La reflexión sobre el tiempo. El tema central de su obra es la reflexión sobre el tiempo. Un aspecto fundamental es la contemplación del paso del tiempo con nostalgia y dolor.
– Otros temas recurrentes. Otros temas presentes en su obra son el paisaje, sobre todo el de Castilla, el pasado de España y las preocupaciones sociales.
– Carácter autobiográfico. A menudo sus novelas tienen carácter autobiográfico, rasgos personales que le llevan incluso a introducir en ellas un personaje llamado Antonio Azorín, quien representa la conciencia del propio escritor.
– Estilo preciso y sencillo. Su estilo se caracteriza por la precisión, la sencillez y el uso de frases breves. Es típico de su prosa el detallismo descriptivo.
– Riqueza de vocabulario. Destaca la riqueza de vocabulario, producto de la búsqueda de palabras olvidadas tan propia de los noventayochistas.
Generación del 98
A principios del siglo XX la narrativa sufre una transformación que la aleja definitivamente del Realismo. Este cambio de rumbo se debe a los autores de la Generación del 98, la cual surge a raíz del “desastre del 98”, la pérdida de las últimas colonias españolas. A pesar de que estos autores son contemporáneos de los modernistas, y aunque comparten algunas características con estos (como la búsqueda de nuevas formas literarias o el rechazo de la realidad en la que viven), lo que los diferencia de sus coetáneos es la preocupación por España, que los lleva a analizar las causas de su declive y a reflexionar sobre su futuro. Proponen reformas para sacar al país del estado de decadencia en el que se encontraba, al mismo tiempo que buscan una identidad cultural española a través de su paisaje, de su historia y de su literatura. La nueva novela se aleja de la objetividad realista para centrarse en las emociones personales y en las reflexiones de los personajes.
- Temática existencial. La temática gira en torno a los problemas existenciales del protagonista: la falta de sentido de la vida, la angustia ante la muerte, las dudas sobre la existencia de Dios y de la vida eterna…
– Protagonistas pesimistas. Los protagonistas están marcados por el pesimismo. Son personajes inadaptados y frustrados que caen en el más hondo pesimismo, que no logran encontrar sentido a su existencia. Son seres abúlicos (sin voluntad), desorientados, que experimentan una crisis vital y que acaban fracasando.
– Importancia de la forma. La historia pierde relieve. El argumento tiene menos importancia que la forma. La acción es mínima, y ganan espacio las reflexiones filosóficas o políticas. Tienen rasgos propios del ensayo, género que también cultivaron los novelistas.
– Estructura fragmentaria. La estructura de la novela es fragmentaria: se basa en sucesiones de episodios, descripciones y reflexiones, con frecuentes saltos temporales y elipsis.
– Subjetividad del narrador. El narrador omnisciente se sustituye por las intervenciones abiertamente subjetivas del narrador, que manifiestan las ideas de los autores. También los diálogos entre los personajes funcionan como transmisores de las inquietudes de los novelistas.
– Estilo sobrio y cuidado. El estilo, sobrio y cuidado, es una reacción contra la grandilocuencia y el prosaísmo de la literatura anterior. Usan oraciones breves, párrafos cortos y cuidan el vocabulario, que a veces incluye términos arcaicos o inusuales.