Explorando Jerusalén: Arqueología del Gólgota y el Santo Sepulcro
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Otros Restos Arqueológicos
El Cólgota o Calvario
El emperador Adriano cambió Jerusalén por Aelia Capitolia. Sobre el Calvario levantó un monumento a Venus; y sobre el solar del templo construyó un altar a Júpiter. Constantino lo derruyó y mandó construir la basílica sobre el Calvario. Los persas sasánidas de Cosroes destruyeron la ciudad y construyeron dos edificaciones sobre el solar del templo. El Calvario es el lugar donde la tradición señala que Jesús fue crucificado. La Roca de Gólgota ha sido considerada siempre como el lugar en el que fue crucificado Jesús.
El Santo Sepulcro
Desde el año 135, en que Adriano fundó la Aelia Capitolia, hasta el 326, en que llegaba a Jerusalén Santa Elena, madre del emperador romano Constantino, la losa del Santo Sepulcro estuvo cubierta por el templo de Tyché-Astarté, divinidad fenicia. El obispo Marcelo mandó derribar el templo y buscar la tumba de Jesucristo. Apareció la Roca del Calvario y una serie de hipogeos, todos con varias tumbas, salvo uno que contenía una sola, y se tuvo desde el primer momento por aquel en que reposó por tres días el cuerpo del Señor. La decisión de buscar el sepulcro de Jesús dentro del casco urbano solo es razonable si en los casi tres siglos transcurridos se había guardado memoria entre los cristianos, transmitida de padres a hijos, de que en aquel lugar es donde efectivamente había sido depositado el cuerpo muerto de Jesús. Los restos arqueológicos muestran que se trata de un sepulcro “nuevo”, en la primera fase de construcción. Sobre la tumba de Jesucristo, aislada en un bloque de piedra retallado hasta la base del suelo, y siguiendo la tradición romana del edificio funerario de planta circular, fue levantada la Anástasis. A unos 30 metros se encuentra la Roca del Calvario, que permaneció a cielo abierto, coronada por una cruz engastada con piedras preciosas. De la tumba de Jesucristo no queda más que la división en dos cámaras, pues la roca fue destruida en parte en la época de Hakin. Los cruzados levantaron la actual basílica del Santo Sepulcro. Hay testimonios de que los cristianos conmemoraban el Viernes Santo con una procesión dividida en estaciones. Las distintas campañas arqueológicas hallaron los restos de la cantera, descubrieron el perfil de la roca y encontraron tumbas como las descritas en los evangelios.
La Historia de Jesús
Creer de Modo Cristiano
Seguir a Jesucristo como Modelo Moral
La fe en Jesucristo lleva al cristiano a luchar para identificar la propia conducta moral según el modelo de la vida y de las enseñanzas de Jesucristo.
- La moral cristiana comprende la moral «natural», común a todos los hombres, porque brota de la misma naturaleza humana: impulsa a todo hombre a hacer el bien y a evitar el mal: expresa la dignidad de la persona humana: ha sido concretada en los Diez Mandamientos de la Ley de Dios; y está sintetizada en el precepto de amar a Dios y al prójimo.
- La primera gran conquista moral del cristianismo es hacer accesible a los hombres una vida conforme a la dignidad de la persona humana. La moral cristiana eleva al hombre al orden «sobrenatural», para hacerle partícipe de la vida divina. Parábola de la vid y los sarmientos.
La moral cristiana consiste en vivir la «Ley de Dios» o «Ley de la gracia». La conducta del cristiano está sustentada y alimentada por la gracia que ofrecen los sacramentos. El motor de la moral cristiana es el mandamiento nuevo de amar a los demás como Cristo nos ha amado, que se expresa en el deber del apostolado. El espíritu que informa esta moral está concretado en las Bienaventuranzas y en las obras de misericordia, con las que el cristiano extiende al Reino de Dios que ha inaugurado Jesucristo. La meta es la sanidad de vida, que lleva al cristiano a buscar la identificación con Jesucristo mediante el ejercicio de las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. Creer de modo cristiano lleva consigo la decisión de vivir según el modelo que es el propio Cristo.