Exploración del Pensamiento Medieval: Razón, Fe y Filosofía
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El Pensamiento Medieval: Un Panorama Filosófico
El pensamiento medieval abarca un amplio periodo de diez siglos, desde el derrumbe del Imperio Romano, en tiempos de San Agustín y la Patrística, hasta los inicios del Renacimiento (siglo XIV) y el surgimiento del empirismo radical de los nominalistas. A pesar de esa amplitud temporal, podemos señalar unos rasgos comunes que confieren unidad a todo este periodo, por ejemplo, en los problemas tratados, pues una de las cuestiones recurrentes serán las relaciones entre la Razón y la Fe, entre la Filosofía y la Revelación, problema que determinará a su vez cuestiones políticas como la relación entre la Iglesia y el Estado, o la pregunta gnoseológica sobre los límites del conocimiento y su origen. También será un problema típicamente medieval el de la naturaleza de los Universales, pues la influencia de la filosofía griega a través de San Agustín y de Santo Tomás provocará un intenso debate en el Cristianismo sobre si esas esencias subsistentes por sí son compatibles con el Dios cristiano.
La Filosofía como Sierva de la Teología
Históricamente, tras un inicial enfrentamiento entre la filosofía y el Cristianismo, los Padres apologetas la usarán para defender su fe, y en esa actitud se originará la larga tradición de que la filosofía sea una sierva de la teología (philosophia ancilla theologiae), como lo será en la medida en que cada autor la fusione con la fe. San Agustín (354-430) marcará el inicio de este periodo con la opinión de que tanto la Fe como la razón pueden llevar al hombre a una verdad única, y que por tanto no pueden oponerse y deberían colaborar, si bien dejando a la fe el papel rector, debido al carácter falible y trabajoso de la razón humana. Este planteamiento, fuertemente influido por el neoplatonismo, sirvió para unificar la ortodoxia cristiana en medio de una multitud de creencias sectarias, algunas de las cuales el obispo de Hipona conoció desde dentro (el maniqueísmo, por ejemplo).
El Renacimiento Filosófico del Siglo XIII y la Escolástica
Tras un periodo de relativo estancamiento cultural, en el siglo XIII hay un renacer filosófico, determinado por el nacimiento de las Universidades (la mayoría originada en las escuelas catedralicias, de ahí la denominación de “Escolástica” para el nuevo periodo y sus ideas) y las nuevas órdenes mendicantes muy vinculadas a ellas (dominicos y franciscanos), y el redescubrimiento de la filosofía aristotélica. El descubrimiento del aristotelismo en la cristiandad no estuvo exento de polémica, debido principalmente a algunos rasgos de esa filosofía claramente incompatibles con el dogma cristiano (la mortalidad del alma, o la eternidad del mundo), que finalmente serán modificados por Santo Tomás para dar lugar a la filosofía que quizá más tiempo ha perdurado en nuestra cultura, la filosofía tomista, o Escolástica, una visión aristotélica del mundo armonizada con la religión cristiana.
La Crisis de la Escolástica y el Nominalismo
Los averroístas latinos (Sigerio de Brabante, s. XIII) intentaron en un primer momento soslayar la incompatibilidad del aristotelismo con el dogma cristiano afirmando que existe una doble verdad, de fe o de razón, ambas verdaderas, pero contrarias entre sí. La crisis de la escolástica en el siglo XIV, aunque no señaló su extinción, sí demostró que dentro del Cristianismo hay otras maneras de comprender la filosofía. Guillermo de Ockham (s.XIV) dará lugar al Nominalismo, una forma de empirismo extremo que quiso acabar con la creencia en la esencia en sí de los Universales, por pensar que limitaban la omnipotencia divina, fundamental para un creyente. Ockham planteó que ciencia y fe no tienen absolutamente nada en común, y que la razón debe limitarse a su ámbito, que es la experiencia (en el nominalismo de los franciscanos comienza la ciencia moderna y el empirismo propiamente dicho), mientras que la Fe es la única que nos puede decir algo sobre Dios.