Explora la Polinesia Francesa: Un Viaje por sus Islas Paradisíacas
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Polinesia Francesa: Un Paraíso en el Pacífico Sur
Es una colectividad de ultramar francesa localizada en el sur del océano Pacífico. Está compuesta de varios grupos de islas, siendo Tahití, en las Islas de la Sociedad, la más famosa y poblada de ellas.
Datos Técnicos
- Nombre oficial: Polinesia Francesa
- Capital: Papeete
- Idiomas oficiales: francés, tahitiano
- Moneda: Franco CFP
- Religión: Libertad de culto
- Pasaporte: Necesario
- Visado: Obligatorio
- Vacunas: No hay vacunas obligatorias. Recomendadas: hepatitis A y B, tétanos-difteria
¿Qué ofrece al visitante? (Programación Tour Operadores)
La Polinesia Francesa se localiza en el sur del océano Pacífico y se agrupa en Islas de la Sociedad, Islas Marquesas, Islas Australes, Islas Gambier y el Archipiélago Tuamotu.
Islas de la Sociedad
El capitán James Cook descubrió otras islas cerca de Tahití en su quinto viaje por los Mares del Sur, que precisamente por su cercanía fueron llamadas “Islas de la Sociedad”. Se presentan como montañas verdes flotantes sobre la superficie turquesa del agua, su arena asume miles de matices: del blanco al puro negro, del rosa al malva. El archipiélago está compuesto por ocho islas de origen volcánico y por cinco atolones, llamadas las islas de Barlovento y de Sotavento.
Islas de Barlovento
El grupo de islas de Barlovento comprende Tahití, la mayor y más conocida; Moorea, Tetiaroa y las pequeñas Maiao y Mehetia.
Islas de Sotavento
Las de Sotavento son en su mayoría islas montañosas, bastante diferentes entre sí: Huahine, Bora Bora, Raiatea, Tahaa y Maupiti. Todas ellas inmersas en una laguna de color de jade entre atolones, franjas de tierra, arena y después…el azul infinito del océano.
Archipiélago Tuamotu
Las Tuamotu comprenden atolones desperdigados a lo largo de un arco de 1.500 kilómetros al oeste de las Islas de la Sociedad, y al sur de las Marquesas. Es un paraíso formado por islotes coralinos que flotan sobre una extensión de mar y playas ausentes de toda contaminación, tocadas sólo por el azul del océano y por la caricia del sol. El único ruido que podréis oír aquí es el de las olas que se rompen contra la barrera coralina. En el interior, sus lagunas bullen de vida: más de cuatrocientas variedades de peces alimentan el encanto de los lugares, fascinan y divierten al visitante. Las aguas purísimas permiten cultivar las famosas perlas negras, raras y únicas en el mundo.
Islas Gambier
Emplazado en el sureste de las Tuamotu, el archipiélago de las Islas Gambier es el más remoto de la Polinesia. Comprende catorce islas montañosas rodeadas por una barrera coralina, de la que sólo la mayor, Mangareva, está poblada. Posee espléndidas playas y unos colores inolvidables, con tonalidades de zafiro, matices de índigo y turquesa que se recortan contra el verde intenso de los cocoteros. Y de vez en cuando, bajo un cielo de un azul perfecto y la sombra de las palmeras, se hallan restos de antiguos edificios religiosos abandonados.
Islas Australes
Representan el último territorio de Tahití y sus islas explorado por el hombre, por estar más al sur que ningún otro archipiélago. Emplazadas en el Trópico de Capricornio, gozan de un clima más fresco que el de Tahití. Las islas Australes comprenden: Rurutu, la isla de las ballenas y de las cuevas espléndidas; Tubuai, con llanuras fértiles; Raivavae, con su laguna luminosa, y Rimatara. Además de los paisajes sugerentes, las Australes se enorgullecen de poseer curiosidades naturales y sitios arqueológicos interesantes: cuevas calcáreas y marae antiguos, tiki imponentes de piedra y grandes fortalezas colocadas en la cima de las colinas.
Estas remotas islas han dado vida a algunas de las expresiones artísticas más interesantes de la Polinesia.
Islas Marquesas
Las islas Marquesas constituyen el archipiélago más septentrional de Tahití y sus islas; se encuentran a 1400 kilómetros al noroeste de Tahití. De origen volcánico, emergen majestuosas de las aguas del Pacífico con bloques de lava imponentes y perfiles abruptos, pulidos por la acción del viento y el mar. Casi como si de catedrales se tratara, son silenciosas y espirituales, cuya quietud contrasta con el inquieto movimiento del océano. Son un mundo aparte, islas nacidas del fuego de la tierra y envueltas por un velo de misterio. Representan el lado más auténtico y agreste de Tahití y sus islas. Los paisajes ofrecen un espectáculo que alterna cascadas, mesetas desérticas y bahías pintadas de arena negra. Todo es majestuoso, “fuerte” y sensual. Paul Gauguin eligió precisamente estas tierras como última etapa de su viaje y los colores de su paleta se hallan aún aquí, reconocibles en las sonrisas de la población.