Evolución del Teatro Español: Desde Benavente hasta la Generación del 27

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El Teatro Español Anterior a 1936

El teatro que triunfa

  • La comedia burguesa: con Benavente como principal representante.
  • Teatro en verso, con aportaciones del modernismo.
  • El teatro cómico, con predominio del costumbrismo.
  • Teatro innovador, con Valle-Inclán y Lorca.

Jacinto Benavente

Tuvo un comienzo audaz con El nido ajeno, sobre la situación opresiva de la mujer casada en la sociedad burguesa. Los jóvenes la aplaudieron, pero la comedia hubo de retirarse ante la indignación del público.

Se fue atemperando a los gustos con obras como La noche del sábado y Rosas de otoño. Sus obras se mantienen en la línea de la llamada comedia de salón, salvo excepciones como la farsa Los intereses creados, que utiliza el ambiente y los personajes de la comedia del arte.

Intentó también el drama rural y su mayor éxito fue La malquerida.

Entró en la RAE y se le concedió el premio Nobel.

A Benavente le corresponde el haber barrido los residuos del drama posromántico.

Sus cualidades escénicas son su habilidad, su ingenio y la fluidez de sus diálogos.

Teatro en verso, con aportaciones del modernismo

Lo que a principios de siglo se llamaba teatro en verso continuaba los resabios posrománticos con rasgos de estilo modernista. Todo iba asociado a una ideología tradicionalista, que responde exaltando los ideales nobiliarios y los grandes hechos del pasado. Los autores son:

  • Francisco Villaespesa, Sus dramas El alcázar de las perlas, Doña María de Padilla y La leona de Castilla.
  • Eduardo Marquina dramas históricos, como Las hijas del Cid, En Flandes se ha puesto el sol y Teresa de Jesús.
  • Los hermanos Machado, que se inspiraron en personajes históricos como Juan de Mañara y otros de tema más moderno como La Lola se va a los puertos.

El teatro cómico, con predominio del costumbrismo

Dos géneros sobre todo alcanzaron éxito: la comedia costumbrista y el sainete. A estos se añade el género chico, como La verbena de la Paloma o La revoltosa.

Los hermanos Álvarez Quintero llevan a escena una Andalucía tópica sin más problemas que los sentimentales con obras como El patio, El genio alegre y Las de Caín.

  • Carlos Arniches: Presenta primero los sainetes de ambiente madrileño. Títulos importantes son: El santo de la Isidra, La chica del gato y Don Quintín, el amargao. Otra vertiente es la tragedia grotesca. Son obras en las que se funde lo risible y lo conmovedor. La más importante es La señorita de Trévelez.

En un nivel inferior de calidad, pero de mayor éxito está el género cómico llamado astracanada, cuyo creador fue Pedro Muñoz Seca, autor de La venganza de don Mendo.

Teatro innovador, con Valle-Inclán y Lorca

Generalmente, este tipo de teatro resultó un fracaso, salvo los ejemplos con reservas de Valle-Inclán y Lorca. Unamuno escribió dramas de ideas que podían triunfar. Por ejemplo, con Fedra y El otro. Azorín escribió un teatro en la línea de lo irreal y lo simbólico.

Jacinto Grau es un caso aparte porque hacía un teatro distinto, denso y culto, que fracasó en España, pero que despertó mucho interés en París, Londres y Berlín. Por ejemplo, con obras como El conde Alarcos, Don Juan de Carillana, El burlador que no se burla y su obra maestra El señor de Pigmalión.

Ramón Gómez de la Serna escribió obras que en su mayoría se quedaron sin representar como La utopía y El laberinto.

Generación del 27 en teatro

Tenemos que destacar tres factores en la gramática de esta generación:

  • La depuración del teatro poético.
  • La incorporación de las formas de vanguardia.
  • El propósito de acercar el teatro al pueblo (Lorca).

Pedro Salinas

Sus obras largas son Judit y el tirano y El dictador. De sus doce obras cortas, es famosa La cabeza de la medusa.

Rafael Alberti

Antes de la guerra había estrenado dos obras muy distintas: El hombre deshabitado, de corte surrealista; y Fermín Galán, que gira hacia la literatura comprometida.

Después de la guerra seguirá cultivando un teatro político, pero ya sin esta libertad, como en Noche de guerra en el Museo del Prado.

Y en el exilio escribe El adefesio y La gallarda, que destaca más por sus valores poéticos que dramáticos.

Miguel Hernández

Escribe un auto sacramental: Quién te ha visto y quién te ve, y un teatro social, como El labrador de más aire.

Alejandro Casona

Es un dramaturgo puro. Se reveló con el Premio Lope de Vega, con la obra La sirena varada. Le siguió Otra vez el diablo, una combinación de humor y lirismo. Continuó su éxito con La barca sin pescador, Los árboles mueren de pie y sobre todo con La dama del alba. Destaca en Casona su habilidad constructiva y la equilibrada combinación de realidad y fantasía.

Max Aub

Escribe comedias de vanguardia impropias para los teatros españoles. Su tema central es la incapacidad del hombre para comprenderse. Tiene una obra larga: Narciso, y obras breves como Una botella, Los desterrados y Morir por cerrar los ojos.

Valle-Inclán

Comenzó la carrera de Derecho, pero se marchó a México. De regreso lleva en Madrid una vida bohemia. Se casa con la actriz Josefina Blanco. Trabaja como corresponsal de guerra en el frente francés. Se crea para él una cátedra de Estética en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, pero se aburre y la deja. Su dedicación a la literatura es absoluta y no le detienen ni las privaciones que pasa con su familia. La República lo nombra director de la Academia Española en Roma, pero al poco tiempo, aquejado de cáncer regresa a Santiago de Compostela, donde muere en 1936.

Trayectoria

Se declara antiburgués porque considera la civilización burguesa mecanizada y fea. Se proclama carlista, pero después da un giro y se sitúa en posiciones revolucionarias. Se enfrentó de modo violento con la dictadura de Primo de Rivera y, al proclamarse la República, llega a pedir para España una dictadura como la de Lenin.

Ingresa en el Partido Comunista, pero por otra parte admira a Mussolini.

La producción de Valle-Inclán es considerable y variada. Escribe novelas, cuentos, teatro y poesía. Va de un modernismo elegante y nostálgico a una literatura clásica basada en una feroz distorsión de la realidad.

  • De los comienzos a las sonatas

    Después de haber publicado algunos cuentos, aparece su primer libro: Femeninas, que son seis historias asombrosas, obra con influencias francesas e italianas.

    Seguirán otros libros de relatos, como Epitalamio, Jardín umbrío, Corte de amor y Flor de santidad. La producción cumbre de esta época son las Sonatas, cuatro novelas: Sonata de otoño, Sonata de estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno. Son las supuestas memorias del Marqués de Bradomín.

  • Entre las sonatas y los esperpentos

    Empieza el ciclo de las comedias bárbaras: Águila de Blasón, Romance de lobos y Cara de plata. Son de ambiente rural gallego, por donde se mueven personajes extraños, violentos o tarados.

    Sigue una trilogía de novelas de la guerra carlista, que son: Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño, en los que destaca el heroísmo romántico.

    Continúa con las farsas y dramas como La marquesa Rosalinda, y aquí aparece también su obra poética, como Aromas de leyenda, de corte modernista, o La pipa de Kif en la que presenta temas suburbiales y tabernarios.

  • La época de los esperpentos

    En 1920 publica cuatro obras dramáticas: Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza, Divinas palabras y Luces de Bohemia. La más dramática de ellas es Divinas palabras.

    Es Luces de Bohemia a la primera que Valle-Inclán le da el nombre de esperpento. Con esta palabra, cuyo significado es persona o cosa extravagante, desatinada o absurda, designa el autor a esas obras suyas en las que lo trágico y lo burlesco se mezclan en una estética que quiere ser una superación del dolor y de la risa.

    Tres son los esperpentos escritos en los años siguientes: Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán, recogidos después bajo el título común de Martes de carnaval. En ellos se agitan figuras marginales o fantoches grotescos con un lenguaje que no retrocede ni ante lo soez. Todo ello revela una visión ácida y disconforme con la realidad.

    Las novelas de esta última época tienen algo que ver con los esperpentos. Son obras como Tirano Banderas, sobre un supuesto dictador americano, que acaso sea la más importante novela española del siglo XX, y cuya influencia a la literatura hispanoamericana ha sido inmensa.

    Finalmente escribe El ruedo ibérico, compuesto por tres novelas: La corte de los milagros, Viva mi dueño y Baza de espadas. Con esta serie se anticipa a la novela colectiva. En estas novelas, como en los esperpentos, el estilo es agrio, desgarrado, con gran fuerza crítica.

De Valle-Inclán hay que hacer hincapié en su significación dentro de la historia del teatro. Durante mucho tiempo se pensó que los esperpentos no eran verdaderas obras teatrales, sino novelas dialogadas. Tales opiniones han quedado desmentidas en los últimos años porque las nuevas concepciones del espectáculo teatral han permitido llevar a escena algunas de sus obras. Lo que sucedió es que Valle-Inclán fue mucho más allá de lo que permitían las convenciones escénicas de su tiempo.

Lorca

Su teatro

En sus obras teatrales su temática profunda es siempre el conflicto entre la realidad y el deseo. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas a la soledad o a la muerte, amores marcados por la esterilidad y sobre todo hay que insistir en el papel de la mujer en todas sus obras.

Situamos los personajes de Lorca en un doble plano:

  • En un plano metafísico, cuyo enemigo es el tiempo y la muerte.
  • Y en un plano social, donde preocupan especialmente los prejuicios sociales.

Lorca es un revitalizador de los mitos clásicos. Cultivó el teatro a lo largo de toda su vida, pero sobre todo en los últimos seis años. Dirige La Barraca, un grupo de teatro universitario que con el apoyo del gobierno recorre los pueblos de España representando obras clásicas.

En sus ideas sobre el teatro podemos ver su desprecio por el teatro en verso y el género histórico, y su simpatía por la revista El Vodevil y otros tipos de teatro marginal como el guiñol.

Su teatro tiene una dimensión humana, una dimensión estética y una convivencia de poesía y realidad. En sus comienzos hay una raíz modernista. Tuvo en cuenta el drama rural de épocas anteriores. Se inspiró en nuestros clásicos, desde Lope de Rueda y Lope de Vega a Calderón. Pero también le apasionaban el teatro de títeres, las tragedias griegas, y los dramas de Shakespeare. Por eso cultivó la farsa, el teatrillo de guiñol, el drama simbolista, la tragedia, e incluso el teatro imposible de tipo surrealista.

Utilizó el verso y la prosa. Sus dos primeras obras están escritas totalmente en verso. En cambio, su última obra, La casa de Bernarda Alba, está escrita casi íntegramente en prosa.

Y en cuanto al lenguaje tiene un gran sabor popular y al mismo tiempo poético. Sus rasgos más característicos son la presencia de símbolos, metáforas y comparaciones.

Obras

La evolución del teatro de Lorca la podemos dividir en tres partes:

  • Experiencias de los años 20.
  • Experiencias vanguardistas de principios de los años 30.
  • Plenitud de los últimos años.
  • Experiencias de los años 20

    Empieza con El maleficio de la mariposa, una obra simbolista.

    Compone luego varias piezas breves en las que se inspira por primera vez en el guiñol. Son Los títeres de Cachiporra.

    Su primer éxito Mariana Pineda, sobre la heroína que murió ajusticiada en Granada por haber bordado una bandera liberal.

    Sigue La zapatera prodigiosa que trata de una joven hermosa que se casa con un zapatero viejo.

    La siguiente es El amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, y a continuación una nueva farsa para guiñol: El retablillo de don Cristóbal.

  • Experiencias vanguardistas de principios de los años 30

    Parte de una crisis vital y escéptica que sufre Lorca tras el éxito de su Romancero gitano.

    En lo vital la crisis tiene que ver con la homosexualidad del poeta.

    En lo estético sus inquietudes y ciertas críticas le hacen replantearse los fundamentos de su creación y buscar un nuevo lenguaje. Fruto de este encuentro son las obras que él llamó misterios o comedias imposibles. La primera es El público. Es una especie de auto sacramental sin Dios, cuyos personajes encarnan las obsesiones y los conflictos secretos del poeta. Otra es Así que pasen cinco años.

  • Plenitud de los últimos años

    Su intención es hermanar el rigor estético y el alcance popular. Son los años de La Barraca. A esta etapa corresponden dos tragedias, dos dramas y una comedia inacabada. En casi todas ellas, la mujer ocupa el puesto central, puesto que, según Lorca, debe situarse junto a los niños, los gitanos y los negros, porque se trata de criaturas marginadas o marginales.

    Las obras de esta época son:

    Bodas de Sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, La casa de Bernarda Alba.

    Solamente queda el borrador de un acto de una comedia sin título.

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