Evolución de la Psicopatología: Del Oscurantismo a la Ciencia

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Cultura Griega-Romana

Hipócrates, desafiando la concepción sobrenatural de la enfermedad mental, atribuyó su causa a la interacción de los cuatro humores del cuerpo: sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema. Estos humores, resultado de la combinación de las cuatro cualidades básicas de la naturaleza (calor, frío, humedad y sequedad), dieron lugar a la clasificación hipocrática de los cuatro temperamentos: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. Hipócrates clasificó los trastornos mentales en tres categorías: manía, melancolía (polos de la maníaco-depresión) y frenitis (esquizofrenia), buscando una fundamentación científica para las enfermedades mentales. Tanto la civilización griega como la romana adoptaron esta perspectiva.

Galeno sintetizó los conocimientos existentes, dividiendo las causas de los trastornos psíquicos en orgánicas (lesiones craneoencefálicas, alcohol, cambios menstruales) y mentales (temores, contratiempos económicos, desengaño amoroso). Sostenía que la salud psíquica dependía de la armonía entre las partes racional, irracional y sensual del alma. Su muerte marcó el fin de una era esperanzadora en la comprensión y tratamiento de los trastornos mentales, dando inicio a un largo período de oscurantismo que se extendió hasta el siglo XVIII.

Edad Media y Renacimiento

Tras la caída del Imperio Romano, las ideas de las culturas griega y latina sufrieron una involución, resurgiendo el modelo extranatural de la enfermedad mental. El tratamiento de los enfermos mentales, a cargo de los monjes en los monasterios, era inicialmente respetuoso. Sin embargo, hacia finales del siglo XV, la situación empeoró, atribuyéndose a los enfermos mentales una alianza satánica y considerándolos herejes y brujos. En 1484, el papa Inocencio VIII emitió una bula que instaba a los clérigos a detectar y eliminar la brujería. La publicación de El martillo de las brujas, un texto que orientaba la detección, examen y condena de brujas, agravó la situación, prolongándose la persecución durante los siglos XVI y XVII.

Siglo XX

Kraepelin, discípulo de Griesinger, publicó su Tratado de Psiquiatría, un sistema de clasificación de los trastornos mentales con un enfoque descriptivo y longitudinal. Agrupó los síntomas recurrentes, suponiendo que se trataba de enfermedades con causas somáticas, curso y pronóstico diferentes. Sus bases fueron la aceptación de la paranoia primaria, la existencia de diferentes enfermedades y la distinción entre endógeno y exógeno. Definió dos enfermedades fundamentales: la psicosis maníaco-depresiva (PMD) y la demencia precoz (esquizofrenia). Aunque mantuvo un criterio médico riguroso, reconoció que algunos trastornos leves, como las neurosis, podían ser de origen psicógeno. Las críticas a su trabajo se centraron en aspectos clínicos (casos no clasificables en PMD o esquizofrenia, expresión clínica común en psicosis exógenas) y conceptuales (importancia del estudio psicodinámico, cuestionamiento del concepto de enfermedad mental). A pesar de las críticas, su clasificación proporcionó un lenguaje común a la psiquiatría.

Freud, con su doctrina psicoanalítica, desplazó el interés de la psiquiatría desde las psicosis hacia las neurosis, ampliando su campo de estudio. Su enfoque permitió una comprensión más completa del fenómeno psíquico, abriendo nuevos caminos terapéuticos. Pavlov, con sus estudios sobre reflejos condicionados e incondicionados, sentó las bases del conductismo, influyendo en la comprensión de la conducta humana. Watson, retomando las ideas de Pavlov, rechazó su enfoque fisiológico y, con sus trabajos sobre neurosis experimentales en animales, abrió paso a una psiquiatría experimental.

A principios de siglo, dos obras desafiaron el modelo de Kraepelin: Demencia precoz o grupo de las esquizofrenias de Bleuler, que sustituyó el término "demencia precoz" por "esquizofrenia", incorporando la dimensión dinámica y el inconsciente; y Psicopatología general de Jaspers, que introdujo el rigor metodológico en psiquiatría, describiendo dos métodos: el explicativo (científico-natural) y el comprensivo (ciencias del espíritu). Jaspers distinguió entre proceso (interrupción de la continuidad vital) y desarrollo (continuidad comprensible).

La escuela de Heidelberg, con figuras como Schneider padre e hijo, se centró en la esquizofrenia y la vivencia psicótica. Otras figuras relevantes fueron Meyer (reacción psicobiológica), Kretschmer (biotipología), Lewin (teorías de campo) y Binet, Terman y Rorschach (evaluación de la personalidad). En la década de 1930, surgió la corriente analítica existencial, con Binswanger como exponente, que consideraba la existencia como una estructura total, abarcando la intimidad del sujeto y sus relaciones con el mundo. Este enfoque, basado en la fenomenología de Jaspers, buscaba captar estructuras básicas y significaciones esenciales, permitiendo una comprensión más profunda del enfermar, aunque con el riesgo de la subjetividad.

Otros Aportes Relevantes

San Agustín aceptó la descripción de Cicerón sobre las cuatro grandes pasiones humanas. Constantino el Africano, en su obra De melancolía, describió los síntomas y el pronóstico de la depresión. Jose Luis Vives cuestionó el origen extranatural de los procesos psíquicos, mientras que Paracelso defendió una aproximación humana al enfermo. Weyer, considerado el padre de la psiquiatría moderna, denunció la demonología y abogó por un trato humano para los enfermos mentales. En Valencia, se fundó el primer nosocomio, marcando a España como pionera en la asistencia psiquiátrica.

Entre los siglos XVII y XVIII, Pinel, director de los hospitales La Bicétre y La Salpétriére, liberó a los enfermos mentales de las cadenas, humanizando su tratamiento. Su obra Nosographie Philosophique (1798) clasificó los trastornos psíquicos. Esquirol, discípulo de Pinel, definió las alucinaciones y la monotonía, destacando el papel de las emociones en la etiología de las enfermedades mentales. Griesinger, con su libro Patología y tratamiento de las enfermedades mentales, inició la etapa organicista de la psiquiatría alemana, afirmando que las enfermedades mentales son trastornos cerebrales. La psiquiatría alemana del siglo XIX se caracterizó por la búsqueda nosográfica, la devoción por la clínica, el estudio de las psicosis y el modelo médico-orgánico de enfermedad. Se desarrolló la psicopatología descriptiva, redefiniendo los signos psicopatológicos en términos psicológicos, introduciendo la dimensión temporal, el análisis numérico y la subjetividad.

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