Evolución Política y Crisis en la Península Ibérica

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Evolución Política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba

La descomposición política del reino visigodo y la guerra civil favorecieron la conquista musulmana. En 711, el gobernador musulmán Musa envió a la península a su subordinado Tariq. Tras la victoria de Guadalete, Musa entró en España. En Toledo confluyeron los ejércitos de Tariq y Musa. La ocupación se realizó en 5 años, aunque el dominio no se extendió por algunas zonas del norte. En los ejércitos musulmanes encontramos árabes y bereberes.

En los primeros años de conquista, Al-Ándalus fue un emirato dependiente del califa. Un príncipe omeya, Abderramán I, logró entrar en la península proclamándose emir en 756, independizándose del califa de Bagdad. La paz se vio alterada por la revuelta de los muladíes. Abderramán III puso fin a la dependencia religiosa de Al-Ándalus y se proclamó califa, estableciendo su capital en Córdoba. Abderramán III fortaleció el ejército y logró controlar el empuje de los reinos cristianos. Durante el califato de Hisham II, Almanzor fue quien ejercía el poder. Su ejército estaba compuesto por mercenarios.

Crisis Demográfica, Económica y Política

Los siglos XIV y XV fueron siglos de crisis en toda Europa, y los reinos peninsulares también se vieron afectados. Hubo importantes descensos demográficos debido a las continuas guerras, la peste negra y la escasez de alimentos. La disminución de la población provocó escasez de brazos para cultivar la tierra.

Los nobles y poderosos aumentaron la presión fiscal e impidieron que los campesinos abandonasen sus tierras, lo que provocó revueltas como la de los payeses de remensa en Cataluña o las guerras irmandiñas en Galicia. Las técnicas agrícolas no evolucionaron lo suficiente. El descenso demográfico también provocó una disminución de la demanda, afectando a industrias como la textil. El comercio se vio menos afectado. Otros conflictos sociales fueron urbanos, como el que enfrentó a la Biga (alta burguesía) y la Busca (baja burguesía).

La crisis generalizada tuvo también su expresión política. El foco del conflicto principal fue la pugna entre los monarcas y los grupos privilegiados (nobleza y clero) por la hegemonía política. Conflictos destacables fueron la guerra civil castellana de finales del siglo XIV, los conflictivos reinados de Juan II y Enrique IV y la guerra civil a finales del siglo XV.

Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

Al no poder ampliar su territorio en la Península, Aragón dirigió su mirada al Mediterráneo. Jaime I el Conquistador ocupó las Baleares. Pero fue Pedro III el Grande quien, a finales del siglo XIII, inició la auténtica expansión mediterránea. Ocupó Sicilia en contra de los intereses de los angevinos franceses. Con Jaime II, los almogávares ocuparon Cerdeña y crearon en Oriente Medio los ducados de Atenas y Neopatria.

Los reyes, para llevar a cabo la expansión, tuvieron que pactar con la nobleza los subsidios necesarios, lo que debilitó la monarquía. Alfonso V conquistó el reino de Nápoles, frente a la oposición de Francia, Venecia y el Papa. El rey estableció su corte en Nápoles, que se convirtió en un gran centro cultural y humanístico. Cuando los franceses invadieron Nápoles en 1495, Fernando el Católico envió a Gonzalo Fernández de Córdoba al frente de los tercios, que recuperarían el reino incorporándolo a la Corona de Aragón en 1503. El interés de la Corona de Aragón por expansionarse por el Mediterráneo era comercial. Se exportaban paños, pieles, armas y sal, y se importaban especias. La expansión beneficiaba a los catalanes.

La Crisis de 1640

La crisis de 1640 fue producida por la política centralista del Conde-Duque de Olivares y su proyecto de Unión de Armas. Cataluña se negó y Olivares llevó la guerra contra Francia a Cataluña abriendo un frente sur. La presencia del ejército causó malestar entre los campesinos. El 7 de junio de 1640, campesinos de Barcelona se sublevaron contra las autoridades al mando de Tamariz, y la Generalitat se puso al frente de la sublevación. El virrey, Conde de Santa Coloma, fue asesinado y Cataluña se independizó bajo la protección de Luis XIII de Francia.

Debido a los abusos de Francia sobre Cataluña y las victorias de Felipe IV, Cataluña se reintegró a la corona en 1652. Aprovechando la rebelión catalana, en 1640 Portugal proclamó rey al Duque de Braganza, independizándose sin que Felipe IV pudiera evitarlo (oficialmente reconocido en 1668). En Vizcaya, Nápoles y Sicilia se produjeron levantamientos por las malas condiciones de vida.

El Ocaso del Imperio Español en Europa

En el siglo XVII, la monarquía hispánica perdió la hegemonía que había ejercido en Europa. En el siglo XVI, durante el reinado de Felipe III, se vivió un periodo de neutralidad, firmando la paz con Inglaterra, Francia y Holanda (Tregua de los Doce Años). En 1618 estalló la guerra de los Treinta Años, y Felipe III se vio obligado a apoyar a los Habsburgo.

En el reinado de Felipe IV, España se involucró de lleno en la guerra de los Treinta Años, terminando la Tregua de los Doce Años. Obtuvo victorias como la de Nördlingen (1634). En 1648 se firmó la Paz de Westfalia, donde España fue derrotada y dejó de ser la primera potencia. La guerra contra Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos en 1659.

El reinado de Carlos II continuó el enfrentamiento con Francia. Se perdieron diversos territorios en Flandes: la Paz de Aquisgrán (1668) entregó 12 plazas de Bélgica; se reconoció la independencia de Portugal; la Paz de Nimega (1678) supuso la cesión del Franco Condado y 4 plazas más de Bélgica; y la Paz de Ryswick (1697) permitió la entrada del ejército francés en Cataluña debido a la ambición de Luis XIV por la sucesión de la corona española.

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