Evolución de la Guerra Fría: Del Deshielo a la Nueva Tensión

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Los Primeros Signos del Deshielo

Los primeros signos de cambio en los dirigentes de las grandes potencias se percibieron en la URSS cuando, tras la muerte de Stalin (1953), en el XX Congreso del PCUS, celebrado en febrero de 1956, el nuevo secretario general del Partido, Nikita Jruschev, denunció públicamente los errores y los crímenes del estalinismo e inició el llamado proceso de desestalinización. El Congreso aprobó unas nuevas directrices en política exterior que proponían la coexistencia pacífica entre los bloques, la no exportación de la revolución y la posibilidad de acceder al socialismo por diversas vías, incluida la democrática. Además, se acordó la disolución del Kominform, considerado por los occidentales como una organización amenazadora. En Estados Unidos los cambios fueron más lentos. En 1956 fue reelegido el presidente republicano Eisenhower, que sin cambiar la política exterior, introdujo pequeñas reformas y apartó del gobierno a los anticomunistas más radicales. Así, fue destituido el senador J.R. McCarthy, dirigente de la represión política conocida como la "caza de brujas". Pero el vuelco más importante en la política interior y exterior estadounidense se produjo con la elección, en 1960, de un presidente del Partido Demócrata, John F. Kennedy. Su programa de gobierno, la Nueva Frontera, significó un giro fundamental en los objetivos de la administración señalando como metas el desarrollo de programas sociales encaminados a disminuir la pobreza y la discriminación racial y, en el plano internacional, la lucha en favor de la ciencia y de la tecnología (conquista del espacio). Especialmente importante fue su decidida apuesta, en política exterior, por la coexistencia pacífica.

Hacia la Distensión Internacional

Los primeros acuerdos iniciaron una etapa de relaciones directas entre los jefes de Estado de ambas potencias. En 1959, Jruschev fue el primer dirigente soviético en viajar a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente Eisenhower. En 1961, tras la elección de Kennedy, tuvo lugar en Viena la entrevista entre los dos máximos dirigentes.

Las Administraciones de los dos gobiernos iniciaron entonces relaciones más fluidas y establecieron un contacto permanente entre sus mandatarios: el llamado "teléfono rojo", una comunicación directa, desde 1963, entre la Casa Blanca y el Kremlin. Frenar la carrera armamentística se convirtió en un objetivo prioritario. En 1968 se firmó un primer tratado, al que se adhirieron la mayor parte de países del mundo, que prohibía la realización de determinadas pruebas nucleares. En 1972, Moscú y Washington firmaron los Acuerdos SALT (Strategic Arms Limitation Talks), que limitaban el aumento de las armas nucleares y, en 1973, los nuevos dirigentes, Richard Nixon y Leonidas Breznev, firmaron un tratado sobre la prevención de la guerra nuclear.

El Retorno a la Tensión

A finales de la década de 1970 se produjeron nuevos focos de conflicto en todos los continentes, que hicieron aflorar las tensiones de los años de la Guerra Fría. Por un lado, se constató un aumento de la oposición a la presencia americana en el mundo y, por otro, la URSS reafirmó su política de apoyo activo a los movimientos revolucionarios. El hecho más relevante fue la intervención soviética en Afganistán, donde en 1973 había sido derrocada una monarquía de tipo feudal y se había proclamado una república. En 1978 se instaló un gobierno comunista y los soviéticos acudieron en su apoyo, en 1979. En respuesta, el presidente americano Jimmy Carter impulsó un conjunto de sanciones contra la URSS: embargo de los cereales exportados a aquel país y boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980. Por su parte, la URSS propició el boicot a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984. El acceso del republicano Ronald Reagan, a principios de la década de 1980, a la presidencia de EE.UU. reforzó un nuevo recrudecimiento de la tensión entre los bloques al iniciar una agresiva política de intervenciones militares para reafirmar su control estratégico del mundo. Durante su mandato se procedió a la invasión militar de la isla de Granada y se apoyó a las dictaduras militares de El Salvador y de Honduras. Asimismo se decretó el boicot económico a Nicaragua, donde en 1979, un frente revolucionario, los sandinistas, habían acabado con la dictadura de Anastasio Somoza imponiendo un régimen socializante. Además, por iniciativa norteamericana, hubo un relanzamiento de la carrera nuclear con el plan de defensa estratégica conocido como Guerra de las Galaxias (1983), que permitía la fabricación de armas capaces de detectar y destruir en vuelo las cabezas nucleares de los misiles atacantes (supuestamente soviéticos). Esta nueva carrera de armamentos acabó de arruinar la ya débil economía soviética y aceleró los cambios que sobrevinieron a finales de la década de 1980 en la URSS.

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