Evolución Económica de España en el Siglo XIX: Agricultura, Industria y Transportes

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La Economía Española en el Siglo XIX: Agricultura, Industria y Transportes

Agricultura

La agricultura española del siglo XIX se caracterizaba por su atraso, manteniendo a principios de siglo características propias del Antiguo Régimen. La situación se veía agravada por deficientes sistemas de transporte que, junto con las malas cosechas, provocaban hambrunas cíclicas. Los cambios más significativos se produjeron durante los gobiernos progresistas, impulsados por tres medidas principales:

  • Supresión del régimen señorial.
  • Desvinculación de propiedades, como los mayorazgos, permitiendo la entrada de nuevas tierras al mercado.
  • Desamortizaciones eclesiásticas y civiles (ver cuadro en la pág. 152).

Estas reformas beneficiaron principalmente a la nobleza y la burguesía, que se convirtieron en los nuevos propietarios de las tierras, en detrimento de la Iglesia, los ayuntamientos y los campesinos (leer texto en la pág. 152). Sin embargo, el progreso se vio frenado por factores como:

  • La persistencia del barbecho.
  • Las condiciones climáticas adversas.
  • Las dificultades en los transportes.
  • La escasez de innovaciones técnicas.

En cuanto a los cultivos, predominaba la trilogía mediterránea: trigo y cebada (principalmente en las dos Castillas y Andalucía), arroz (Levante) y maíz (norte). La vid experimentó un auge, especialmente en el litoral mediterráneo, impulsado por la extensión de la filoxera en Francia. En Canarias, se cultivaban tomate, plátano, tabaco y cochinilla, mientras que la remolacha azucarera se extendía por el interior.

La ganadería, estrechamente vinculada a la agricultura, sufrió cambios significativos debido a las desamortizaciones y la desaparición de la Mesta, afectando especialmente a la ganadería ovina. La disminución del número de cabezas de ganado provocó una reducción en la producción de abonos naturales, impactando negativamente en la agricultura.

Industria

La industria española durante este periodo se caracterizó por un crecimiento lento y localizado, principalmente en Cataluña y el País Vasco. Además, persistía una industria artesanal manufacturera con trabajo en talleres a domicilio. El atraso industrial era notable, y sus causas eran diversas:

  • Escasez y dispersión geográfica de carbón y materias primas.
  • Bajo crecimiento demográfico y escaso poder adquisitivo de la población, lo que limitaba el desarrollo de una industria de bienes de consumo.
  • Falta de capitales y de una burguesía industrial dispuesta a invertir, salvo en Cataluña. Las inversiones se dirigían a Títulos de la Deuda en lugar de a la industria, recurriendo en muchos casos a inversores extranjeros.
  • Política proteccionista de los moderados, que desincentivaba la innovación.
  • Falta de un mercado interconectado debido a las malas comunicaciones.
  • Otros factores como la pérdida de las colonias y las dificultades orográficas de España.

Destacaban dos industrias principales: la industria textil y la industria siderúrgica. Esta última también experimentó un retraso considerable debido a la escasez y alto costo del carbón licuado (coque), la baja demanda y las leyes que favorecían la importación de hierro y sus derivados desde el extranjero (ley de 1856). En su evolución, se distinguieron tres focos: Málaga, Asturias y Vizcaya. La concentración en empresas como Altos Hornos de Vizcaya (ver imagen en la pág. 159), junto con innovaciones como el convertidor Bessemer y los hornos Martins-Siemens, consolidaron a Vizcaya como el principal foco siderúrgico a finales de siglo, impulsando el desarrollo de industrias como los astilleros.

En cuanto a la minería, la Ley de Minas de 1868 marcó el inicio de una explotación masiva de los yacimientos españoles, principalmente por compañías extranjeras.

Transportes

Los transportes en la España del siglo XIX eran muy deficitarios. En el ámbito marítimo, a finales de siglo, los barcos de vapor comenzaron a reemplazar a los de vela, surgiendo compañías como la Compañía Transatlántica. El ferrocarril representó un avance significativo frente al atraso existente, experimentando un notable desarrollo entre 1855 y 1866 (ver pág. 162).

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