Estilos de Afrontamiento y Vías de Resolución de Conflictos: Estrategias para la Reconciliación

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Estilos de Afrontamiento del Conflicto

Cuando nos encontramos en un conflicto, tendemos a reaccionar con una actitud determinada. Esta actitud o predisposición define nuestro estilo o postura. A partir de la interrelación entre dos dimensiones fundamentales, llegaremos a definir los cinco estilos. Estas dos dimensiones son:

  • En qué medida se busca la satisfacción de las propias necesidades y/o intereses.
  • En qué medida se busca la satisfacción de los intereses y/o necesidades del otro.

Los estilos para afrontar el conflicto son:

  • Competir: Luchar para conseguir solo el interés propio.
  • Evitar: Intentar pasar, eludir el conflicto, sin luchar ni ceder.
  • Compromiso: Ceder una parte a cambio de obtener concesiones.
  • Ceder: Acceder a la posición del antagonista, sin pedir concesiones.
  • Colaborar: Intentar llegar conjuntamente a la satisfacción de los intereses o las necesidades de todos los participantes.

Cada postura tiene ventajas e inconvenientes y puede ser adecuada para determinados casos.

  • Evitar puede hacer que los conflictos se acumulen. A la larga, los conflictos pueden volver a aparecer.
  • Ceder ocasiona una pérdida de la autoestima y puede denotar debilidad.
  • Competir puede derivar en ganadores y perdedores y en violencia.
  • Colaborar implica explorar el desacuerdo, generando alternativas comunes que satisfagan ambas partes. Aunque resulte más difícil y complicado, el estilo de colaborar es lo más recomendable para la reconciliación. Esto no quiere decir que, en determinadas ocasiones, no sea más adecuado otro estilo.

El modelo de Tomas y Kilmann ha recibido críticas por considerarse una simplificación de respuestas frente al conflicto. Se ha criticado su “carácter plano” por no considerar el abordaje del conflicto como un proceso en que, en diferentes momentos, pueden adoptarse estrategias incluso opuestas. Así, por ejemplo, se puede empezar evitando un conflicto, ignorándolo, para después pasar a competir o a colaborar. También puedo, en un proceso de colaboración, utilizar en ciertos momentos la competición con objeto de hacer entender al otro que tengo más fuerza de la que cree.

Vías para Tratar el Conflicto

Nuestra cultura proporciona cinco vías para tratar el conflicto:

  • La vía de la confrontación: Utilizar el poder para imponer la posición propia o para dominar la situación. Es una vía que fácilmente deriva en violencia.
  • La vía de la norma y/o la ley: Supone remitir la resolución del conflicto a los criterios y procesos de las normas, de la ley y del derecho.
  • La vía del consenso: Orienta el esfuerzo hacia crear acuerdos que compatibilizan los intereses. Requiere la comunicación y la utilización de técnicas y habilidades específicas.
  • La vía de la distancia: Separar a los protagonistas sirve para enfriar el conflicto, para eludirlo o para esperar que cambie la situación.
  • La vía de la empatía, del perdón y de la reconciliación: Busca comprender al antagonista y reconocerlo como humano. Cuando se pone el énfasis en lo que compartimos, se adquiere un nivel de conciencia que, sin resolver el conflicto, lo relativiza, lo hace más tolerable y predispone hacia la reconciliación. El perdón, cuando se dan las condiciones, es un poderoso recurso para sanar los traumas (especialmente de quien perdona), recuperar la confianza y restablecer la convivencia.

Las cinco vías se complementan y en algunos casos se pueden usar sucesiva o simultáneamente. Por ejemplo, para gestionar la confrontación, se establecen normas y estas se pueden elaborar por consenso.

Estrategias para Resolver Conflictos

La estrategia es una aplicación del conocimiento sobre un campo dinámico (en este caso, sobre los conflictos) para conseguir unos resultados. La aplicación se concreta en un plan.

La estrategia para el cambio puede ser directa o indirecta. En la mayoría de los casos optamos por la estrategia directa para obtener el cambio deseado. Pero hay situaciones en que la estrategia oportuna es indirecta: propiciar cambios alternativos (por ejemplo, para evitar el consumo de drogas, podemos fomentar los hábitos saludables).

Una estrategia no siempre consigue los resultados esperados, especialmente cuando el cambio implica la disposición y la voluntad de los otros. Incluso, nos podemos encontrar que se producen resultados opuestos. Por eso, conviene contar con diferentes estrategias y poder elegir y, si procede, cambiarla. Por otro lado, las estrategias se prueban y se perfeccionan con la práctica.

Para la reconciliación, la estrategia aplica tres principios:

  • Conocer la versión de cada protagonista y a qué da importancia.
  • Partir de lo que nos une para abordar lo que nos separa.
  • Pasar de las posiciones a los intereses.

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