La España del siglo XVIII: Guerra de Sucesión, Reformas y Despotismo Ilustrado
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Tema 9. La España del siglo XVIII
9.1 La España del siglo XVIII: Guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht
La Guerra de Sucesión (1710-1714) se originó por la disputa al trono de España entre Felipe de Anjou (futuro Felipe V, de la dinastía de los Borbones) y Carlos de Austria. En 1700, Carlos II, rey de España, muere sin descendencia y en su testamento nombra heredero al trono a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. España débil quedaba vinculada a Francia. Sin embargo, el archiduque Carlos de Austria reclama sus derechos al trono de España.
En 1701, Felipe de Anjou es proclamado rey de España sin renunciar a los derechos al trono de Francia. Esto suponía un peligro para los países europeos. Inglaterra, Austria, Países Bajos, Prusia, Saboya y Portugal, temerosos de la creación de un bloque franco-español, apoyan al archiduque Carlos. Francia apoya a Felipe de Anjou. Carlos fue elegido emperador. Esto planteaba una amenaza para Europa: la recreación del antiguo bloque hispano-alemán de Carlos V, por lo que Inglaterra presionó para que se firmara la paz.
La paz de Utrecht puso fin a la Guerra de Sucesión, con las siguientes concesiones por parte de España:
- A favor de Inglaterra: Gibraltar y Menorca, y los privilegios económicos del Navío de Permiso y el Asiento de Negros en América.
- A favor de Austria: Los Países Bajos (católicos), el Milanesado, Nápoles y Cerdeña.
- A favor de Saboya: Sicilia y Cerdeña.
La paz de Utrecht representó para España la pérdida de todas sus posesiones en Europa, política y potencia de segundo orden, lo que supuso la confirmación de Inglaterra como nueva primera potencia.
9.3 La España del siglo XVIII: Reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista.
La política de los Borbones se caracterizó por la imitación de los franceses en la forma de gobernar. Se estableció un absolutismo monárquico que concentraba todos los poderes. Felipe V aprobó la Ley Sálica que impedía reinar a las mujeres. Se llevó a cabo una centralización política y se abolieron los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón, limitando el poder real y estableciendo la uniformidad jurídica bajo las leyes de Castilla. También se realizaron cambios en la organización administrativa, suprimiendo los Consejos y creando las secretarías de Estado y del Despacho.
En la administración regional se crearon las Intendencias, precedente de las provincias, y en la administración local se extendió el modelo castellano, con los cargos nombrados por el rey.
9.4 La Práctica del despotismo ilustrado: Carlos III
Carlos III practicó el despotismo ilustrado, implementando reformas en beneficio del pueblo pero sin su participación. Su política reformista chocó con la oposición de la nobleza y de la Iglesia, especialmente los jesuitas, que fueron expulsados por promover el motín de Esquilache.
Las principales reformas de Carlos III fueron:
- Fomento de la agricultura: se liberalizaron los precios del grano, se suprimió la Mesta y se aumentaron las tierras cultivadas.
- Fomento de las manufacturas: se crearon las Reales Fábricas y se favorecieron talleres privados libres de las restricciones gremiales.
- Revalorización del trabajo: se promulgaron decretos que reducían la mendicidad y establecían la dignidad de cualquier actividad productiva.
- Reforma de la Hacienda: se creó el Banco de San Carlos en 1782.
- Reforma educativa: se extendió la enseñanza primaria y se promovieron las ciencias.
9.7 La Ilustración en España
La Ilustración es un movimiento intelectual que se originó en Europa en el siglo XVIII, concediendo prioridad al conocimiento y la razón. En España, la Ilustración se desarrolló tarde debido a la oposición de la Iglesia, el conservadurismo y el desinterés de la nobleza. Los ilustrados fueron mayoritariamente nobles y burgueses, y difundieron sus ideas a través de las Sociedades Económicas de Amigos del País, la prensa y las tertulias de salón.
Entre los ilustrados destacaban el naturalista Celestino Mutis, el químico Antonio Ulloa, el pensador Gaspar Melchor de Jovellanos y el literato Leandro Fernández de Moratín. Impulsaron las expediciones científicas y la creación de academias. La aplicación de los principios ilustrados fue posible gracias al despotismo ilustrado de Fernando VI y Carlos III.