España: Reintegración Económica Internacional (1960-1973)
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Reintegración Económica Internacional de España (1960-1973)
1. Reintegración en la Economía Internacional y sus Efectos
Entre 1960 y 1973, España llevó a cabo una liberalización progresiva de su economía. De forma secuencial, se eliminaron trabas al comercio exterior, aunque con ciertos frenos, como los aranceles. Se pasó de un control global del mercado a un sistema más flexible, que dificultaba la entrada de mercancías mediante aranceles.
Herramientas utilizadas:
- Regímenes de comercio para las importaciones: Los artículos se trataron de manera distinta, eliminando progresivamente el intervencionismo. En 1958, solo el 7% de la producción estaba liberalizada, mientras que en 1973, la cifra ascendía al 80%. El gobierno dejó de conceder las mercancías a importar.
- Arancel protector: A pesar de su carácter protector, representó un avance. El arancel afectó de manera distinta a cada sector. En la industria, permitió producir a precios superiores a los internacionales. La protección fue extrema en bienes de consumo duraderos e intermedios, y moderada en maquinaria, bienes intermedios poco elaborados y equipos de transporte. Esto incentivó la inversión extranjera como vía de acceso al mercado español.
El acuerdo de 1970 con la CEE, impulsado por Francia, abrió el mercado español a las mercancías europeas. A cambio, España pudo vender sus productos en el mercado de la CEE, aunque su baja competitividad minimizó el impacto para los países europeos. Como contrapartida, España redujo sus aranceles. España obtuvo dos beneficios: acceso a bienes manufacturados para la industria, y un impulso a la productividad gracias al consumo de bienes industriales más eficientes.
2. Apertura Financiera
Tras un periodo inicial de prohibición de inversiones extranjeras, se adoptó una política ultraliberal que las consideraba necesarias. El decreto ley de 1959 liberalizó las inversiones hasta un 50% del capital social, eliminando trabas para la repatriación de capitales (100% con autorización del gobierno). Sectores como prensa y educación quedaron excluidos del control extranjero. Se garantizaron los derechos de propiedad y transferibilidad de beneficios y capitales. La medida se justificó por:
- Insuficiencia del ahorro interno para financiar la industrialización.
- Necesidad de mejorar la productividad y el atraso tecnológico.
- Obtención de divisas para equilibrar la balanza de pagos.
- Adquisición de tecnología mediante los beneficios de la inversión.
El resultado fue un giro en sectores clave, ampliando los intercambios comerciales.
3. Nuevos Procesos de Integración en la Economía Internacional
Las exportaciones crecieron al 11,5% y las importaciones al 12,9%, manteniendo una balanza comercial negativa. Las exportaciones no compensaban las importaciones, reduciendo el grado de cobertura. Esta situación se compensó con las divisas del turismo y las remesas de emigrantes.
En la década de 1960, el turismo y la emigración, principalmente a Francia, compensaron parcialmente la balanza comercial. El crecimiento de los países vecinos absorbió la mano de obra excedente agrícola, disminuyendo el paro y generando divisas. España exportaba productos agrarios, recibía divisas del turismo y de inversores extranjeros. Las remesas de emigrantes representaron un cuarto del saldo exterior. La emigración rural a las ciudades alimentó la industria con mano de obra, generando divisas, pero debilitando al sector agrario.
Entre 1960 y 1975, la cuota de turistas aumentó gracias a la mano de obra barata, que abarataba los precios, y al atractivo de los paisajes. El cambio estructural y el crecimiento económico generaron cambios en las pautas de consumo, con un desplazamiento de la demanda hacia bienes superiores. A partir de 1975, el turismo empezó a decrecer debido a la competencia.
Las inversiones extranjeras se vieron atraídas por el potencial de crecimiento, la mano de obra barata y cualificada. Entre 1959 y 1973, alcanzaron los 6.100 millones, principalmente privadas, lideradas por EEUU, Suiza y Alemania. Llegaron a constituir el 20% de la inversión total.
4. Modernización de la Agricultura
A partir de 1960, la agricultura española experimentó una modernización impulsada por la disminución de la mano de obra. La oferta superaba la demanda, los salarios eran bajos, y la industria en modernización ofrecía mejores salarios. La demanda de productos más elaborados, la pérdida de ventaja en el sector cerealista y la emigración a las ciudades impulsaron el crecimiento de los salarios agrícolas y la capitalización del campo. Se abandonó la explotación laboral, se capitalizó la producción, se difundieron fertilizantes y maquinaria, sustituyendo a los trabajadores. La mecanización, financiada mediante endeudamiento, aumentó la productividad, reduciendo la importancia de la superficie cultivada. La salida al mercado exterior incentivó este cambio.