España entre la Guerra de Independencia y el Liberalismo: La Constitución de 1812
La Guerra de la Independencia y los Comienzos de la Revolución Liberal: La Constitución de 1812
Contexto: España a finales del siglo XVIII
En 1788, reinaba en España Carlos IV. El estallido de la Revolución Francesa (1789) provocó la enemistad entre Francia y España. El conde de Floridablanca implementó medidas para frenar la entrada de ideas revolucionarias, cerrando las fronteras. Sin embargo, tras la Constitución francesa de 1791, se adoptaron posturas más reconciliadoras.
A finales del siglo XVIII, España atravesaba una crisis económica caracterizada por el estancamiento agrario y los impagos a la Hacienda pública, entre otros problemas.
Guerra de la Convención (1793-1795)
España se enfrentó a Francia debido a sus tendencias revolucionarias antimonárquicas. Bajo el mando de Godoy, España fue derrotada por las tropas republicanas francesas. Como resultado, se firmó la Paz de Basilea (1795). Posteriormente, España se alió con Francia, luchando contra los enemigos de esta última.
Abdicaciones de Bayona
Napoleón Bonaparte obligó a Fernando VII a abdicar y nombró rey a su hermano, José Bonaparte. Los simpatizantes y colaboradores de José Bonaparte fueron denominados afrancesados.
Guerra de la Independencia (1808-1813)
Mediante el Tratado de Fontainebleau (1807), firmado por Godoy y Napoleón, las tropas francesas entraron en España con el pretexto de invadir Portugal, aunque la intención real era ocupar España. El Motín de Aranjuez forzó la abdicación de Carlos IV, y Fernando VII ascendió al trono, inicialmente con el beneplácito de Napoleón.
Desarrollo de la Guerra
- Primera fase: Las guerrillas españolas obligaron a José Bonaparte I a abandonar Madrid.
- Segunda fase: Napoleón intervino con un gran ejército (aproximadamente 250.000 hombres) para recuperar el control. Durante este periodo, el ejército francés sufrió una guerra de desgaste frente a las guerrillas populares.
- Tercera fase: Marcada por la ofensiva británica. El general Wellington, tras desembarcar en Portugal, obtuvo una victoria decisiva en la Batalla de Arapiles (1812). Persiguió a las tropas francesas que protegían la retirada de José Bonaparte I. La guerra finalizó en 1813 con la firma del Tratado de Valençay.
Consecuencias: Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Durante la guerra, la sociedad española se dividió ideológicamente:
- Afrancesados: Partidarios de José Bonaparte.
- Patriotas: Opuestos a la invasión francesa, divididos a su vez en:
- Liberales: Partidarios de reformas profundas y una constitución.
- Absolutistas: Defensores del Antiguo Régimen y la monarquía absoluta de Fernando VII (también conocidos como antiafrancesados).
En este contexto, se convocaron las Cortes de Cádiz, que promulgaron la Constitución de 1812 (conocida como 'La Pepa'). Esta constitución estableció importantes libertades, suprimió los gremios, derogó los privilegios señoriales y abolió la Inquisición.
Tras la guerra y el regreso de Fernando VII, se produjo la Restauración absolutista y la derogación de la Constitución de 1812, dando inicio al Sexenio Absolutista (1814-1820). Sin embargo, años más tarde, el pronunciamiento encabezado por Rafael de Riego reinstauró la Constitución, dando lugar al Trienio Liberal (1820-1823).
Primeros Grupos Políticos Liberales
Dentro del bando liberal surgieron distintas tendencias:
- Moderados: Partidarios de reformas limitadas y un equilibrio entre la Corona y las Cortes.
- Exaltados: Defensores de una aplicación más radical de la Constitución y mayores libertades. Posteriormente evolucionarían hacia los Progresistas y otros grupos liberales radicales.