España en 1917: Crisis Militar, Política y Obrera durante la Primera Guerra Mundial

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España en 1917: La Triple Crisis durante la Primera Guerra Mundial

Contexto Histórico: Neutralidad y Descontento Social

Al comenzar la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad de España. Sin embargo, la guerra dividió a la sociedad española entre aliadófilos y germanófilos. La neutralidad benefició a la burguesía industrial de Cataluña y País Vasco, a la minería asturiana del carbón y a los propietarios agrarios de Castilla y Andalucía. No obstante, la subida de precios superó a la de los salarios, y hubo escasez de carbón, alimentos y textiles, que se enviaban a los países beligerantes.

Por primera vez, los sindicatos se convirtieron en organizaciones de masas. Nuevos dirigentes llegaron a la organización socialista y controlaron también el sindicalismo. En el anarquismo, la CNT aumentó su afiliación, localizada fundamentalmente en Cataluña, y tenía como principal método de actuación la huelga general.

La Triple Crisis de 1917

En el verano de 1917, confluyeron tres cuestiones: la militar, la política y la obrera. Fueron tres crisis que se sucedieron entre los meses de junio y agosto, aunque no conectaron entre sí. Comenzó con una "revolución" de los militares, siguió con otra de la burguesía y acabó con la del proletariado.

Crisis Militar: Las Juntas de Defensa

Las reivindicaciones militares sobre remuneración, promoción y ascensos cristalizaron en la formación de Juntas Militares de Defensa, una especie de sindicatos militares para defender sus intereses económicos y profesionales, liderados por el coronel Márquez. Protestaban por la reintroducción del ascenso por méritos de guerra, ya que las posibilidades de ascenso estaban en Marruecos y beneficiaban sobre todo a oficiales jóvenes, que, con sueldos más altos, serían rápidamente ascendidos.

Los objetivos de las Juntas eran:

* Oponerse al ascenso por méritos de guerra. * Solicitar una subida de sueldos. * Exigir que el gobierno y el pueblo tuvieran más respeto al ejército, cuya misión era "ser la columna vertebral del país".

El gobierno de Dato legalizó las Juntas de Defensa en 1917, ante el temor a un golpe militar, intentando atraerse al ejército como fórmula para sostener la monarquía. El resultado fue la Ley del Ejército, que trajo la subida de los sueldos y la regulación de los ascensos por una Junta de Clasificación, que frenaba los ascensos espectaculares. Lograda esta pretensión, el ejército volvió a ser un pilar de la monarquía y del gobierno frente al problema social.

Crisis Política: La Asamblea de Parlamentarios

La Asamblea de Parlamentarios fue básicamente un intento de la burguesía de hacer "su revolución" contra el sistema político. Desde febrero de 1917, las Cortes permanecían cerradas, por miedo a que se plantearan los problemas. La insurrección de las Juntas de Defensa daba motivos suficientes para abrir las Cortes. Al no ocurrir así, por iniciativa de los diputados catalanes, se reunió en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios para pedir al gobierno la convocatoria de Cortes Constituyentes que condujeran a una radical transformación de la vida política: combatir a las oligarquías, romper el turnismo y hacer del Parlamento el centro de la vida política.

Las huelgas y los conflictos sociales, junto con la oferta que Alfonso XIII hizo a Cambó para que miembros de la *Lliga* entrasen en el gobierno, acabaron con los planteamientos reformistas y con la Asamblea de Parlamentarios. La consecuencia más importante fue la aparición de los llamados **gobiernos de concentración**, que suponían el fin del turnismo, al entrar parlamentarios catalanes en el gobierno.

Crisis Obrera: La Huelga General de 1917

UGT y CNT ya habían iniciado contactos el año anterior para pedir al gobierno el abaratamiento de las subsistencias. En marzo de 1917, Salvador Seguí y Ángel Pestaña (CNT), y Largo Caballero y Julián Besteiro (UGT), lanzaron un manifiesto, "Las Huelgas", con el propósito de realizar una huelga general que sería pacífica, se extendería a todo el país y se prolongaría lo que fuera necesario. La huelga tendría objetivos sindicales y también políticos.

El momento parecía propicio porque los militares y la burguesía catalana estaban en contra del gobierno. Cuando la huelga comenzó, los militares ya estaban dispuestos a impedir toda subversión social y política, y los catalanes no pretendían llegar más allá de donde habían llegado.

El movimiento huelguístico se inició en Valencia con una huelga en el sector ferroviario. En agosto se produjo la huelga general, seguida en Madrid, Cataluña, Bilbao, en ciudades como Alicante o Murcia, las minas de Riotinto; llegó también a las cuencas mineras leonesas y asturianas, donde las tropas del general Burguete se emplearon con gran dureza con los mineros: 80 muertos y más de 2000 detenidos. El ejército demostró su fidelidad a la monarquía, le valió la pérdida de prestigio popular y le determinó a intervenir en política.

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