Encontrando Significado al Dolor y la Experiencia de la Fe Cristiana
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Encontrando Sentido al Dolor y al Sufrimiento
El Desconcierto Humano ante el Mal
El mal y el dolor constituyen las experiencias humanas más desconcertantes. Cualquier propuesta de sentido para la vida debe afrontar esta dimensión.
Hay males que proceden de nuestra condición de seres pertenecientes a la naturaleza. Esta tiene sus leyes y estamos sometidos a ellas. Del mismo modo, es natural que el ciclo biológico acabe en la muerte.
Pero existen otros tipos de sufrimiento que son provocados por la maldad de las personas, fruto del mal que a veces anida en el corazón.
Jesús Experimentó el Dolor y el Sufrimiento
Jesús afrontó estas realidades a lo largo de toda su vida. Luchó contra el mal provocado por la injusticia de las personas, curó sufrimientos del cuerpo y del espíritu, y lo más importante, experimentó nuestro propio sufrimiento. Al encarnarse y hacerse uno más de nosotros, Jesús ha pasado por nuestro mismo sufrimiento: cansancio, dolor, sed, malestar…
Pero también llegó a experimentar la injusticia en su propia carne. Una condena injusta le llevó a la cruz donde experimentó con nosotros la experiencia más humana: la muerte.
En Jesús, encontramos a un Dios que se hace hombre para compartir nuestra propia existencia, pero no se detiene ahí. Tras la muerte viene la resurrección, que es la victoria de Jesús sobre el mal y el dolor. Por eso los cristianos, cada vez que sufrimos, nos sentimos acompañados por Jesús resucitado. También nosotros estamos llamados a la victoria final frente al mal y el dolor.
La Experiencia de la Fe
Definición y Naturaleza de la Fe
La fe es una experiencia de relación personal con Dios basada en la confianza-amistad y la entrega. Es una experiencia que se vive, no solo se piensa, sino que implica a la persona entera.
La fe se da solo si la persona se relaciona personalmente con Dios. La iniciativa la tiene Dios, que llama a través de múltiples modos. Cuando la persona responde afirmativamente a esa llamada, se inicia el camino de la experiencia de la fe. El primer fruto de esta respuesta es la conversión.
El Camino de la Fe
Cuando el creyente decide libremente dar el paso de la fe, no lo hace movido por las demostraciones lógicas, sino fiado y confiado en el apoyo de Dios, que inspira y sostiene su experiencia. De este modo se inicia un camino no exento de dificultades y de fallos, porque la fe no es ningún tranquilizante, sino que requiere audacia y fortaleza.
La prueba de la autenticidad de la fe es su acción, su compromiso.
¿Creer es Razonable?
Se considera razonable aquello en favor de lo cual encontramos múltiples razones, pero sin que ninguna de ellas llegue a establecer su verdad con todo rigor y necesidad.
La experiencia humana más cercana a la fe cristiana, y que por tanto la hace razonable, es la experiencia de las relaciones interpersonales. Dos personas que se enamoran "creen" en su amor mutuo y deciden "fiados" en ese amor. Precisamente es en los aspectos más vitales y trascendentales de la vida donde más fe se pide y menos demostración racional (matrimonio, profesión, amistades, etc.).
Pero la fe no es demostrable. Querer dar una razón de la necesidad de la fe en Dios sería como matar en su raíz su carácter de encuentro interpersonal. Esta cierta oscuridad que acompaña siempre a la experiencia de la fe es, en su lado positivo, manifestación y prueba de la libertad de la fe.
Al final, más allá de todo razonamiento o consideración, queda la opción personal y libre que se manifiesta en la respuesta confiada a la llamada de Dios. Y donde hay "necesidad racional" no hay libertad. Por ello la fe cristiana será siempre un misterio en el que confluyen el misterio mismo de la libertad del hombre y el misterio de la gracia de Dios. En el fondo, el misterio del encuentro interpersonal.