Emperadores Romanos y Figuras Clave: De Antonio a Trajano
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Antonio y Cleopatra (Antonius, repudiata sorore)
Antonio, tras repudiar a la hermana de Octaviano, tomó como esposa a Cleopatra, la reina de Egipto. Fue vencido por Augusto en una batalla naval brillante y memorable en Accio, lugar que está en el Epiro. Desde allí huyó a Egipto y, perdidas las esperanzas al pasarse todos sus apoyos a Augusto, él mismo se suicidó. Cleopatra se hizo traer una serpiente áspid y murió por su veneno.
Escitas e Indios ante Augusto (Saythae et Indi)
Los escitas y los indios, para quienes previamente el nombre de los romanos había sido desconocido, enviaron mensajes y embajadores ante Augusto. Fue de tan gran aprecio entre los bárbaros que incluso los reyes amigos del pueblo romano fundaban ciudades en honor de este, a las que nombraban Cesáreas, como hizo el rey Juba en Mauritania y también sucedió en Palestina.
Tiberio: Reinado y Carácter (Tiberius ingenti socordia)
Tiberio gestionó el estado con gran cobardía, dura crueldad, malvada codicia y repulsiva arbitrariedad. Él mismo nunca luchó, sino que dirigió las guerras a través de sus legados. Este murió en Campania en el vigesimotercer año de su gobierno, a los 78 años de edad, para gran alegría de todos.
Calígula: El Sucesor Siniestro (Succesit ei Caligula)
Le sucedió Calígula, el más malvado y siniestro, tanto que incluso haría parecer menores las deshonras de Tiberio. Emprendió la guerra contra los germanos y, habiendo entrado en territorio de los suevos, no llevó a cabo ninguna acción militar relevante. Cometió incesto con sus hermanas, e incluso reconoció a una hija de una de ellas. Enfureciéndose contra todos con gran codicia, arbitrariedad y crueldad, fue asesinado en el Palatino a los veintinueve años de edad.
Claudio: Moderación y Crueldad (Post hunc Claudius fuit)
Después de este vino Claudio, tío paterno de Calígula. Este gobernó con moderación, realizando muchas acciones con tranquilidad y mesura, pero otras con crueldad e insolencia. Llevó la guerra a Britania, a la cual ningún romano había llegado después de Cayo César. Tras ser esta vencida por Gneo Sencio Saturnino y Aulo Plaucio, hombres ilustres y nobles, obtuvo un célebre triunfo.
Nerón: Decadencia y Destrucción (Succedit huic Nero)
A este le sucedió Nerón, quien no solo desfiguró, sino que también destruyó el Imperio Romano. Eliminó a gran parte del Senado y fue enemigo de los hombres de bien. Finalmente, se corrompió con tan gran desvergüenza que actuaba y cantaba en escena vestido de actor trágico o de citaredo. Incendió la ciudad de Roma para contemplar un espectáculo semejante al que, según se decía, ofreció Troya en llamas tras ser capturada.
Trajano: Expansión del Imperio (Succesit ei Ulpius Traianus)
Le sucedió Ulpio Trajano, nacido en Itálica (Hispania), de una familia más antigua que ilustre. Extendió a lo largo y ancho las fronteras del Imperio Romano, que después de Augusto había sido más defendido que ampliado. Recuperó territorios más allá del Rin en Germania. Vencido Decébalo, sometió la Dacia y creó una provincia más allá del Danubio en aquellos territorios.
El Legado de Trajano (Huius tantum memoriae)
Tan grande es el recuerdo que de él ha perdurado, que incluso en nuestra época se aclama a los emperadores en el Senado con la fórmula: «¡Felicior Augusto, melior Traiano!» («¡Más afortunado que Augusto, mejor que Trajano!»). El prestigio de su bondad prevaleció hasta tal punto que ofrecía el mejor ejemplo tanto para los aduladores como para los que lo alababan sinceramente.