Émile Durkheim: Sociedad, Anomia y Desviación en la División del Trabajo
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 7,75 KB
Émile Durkheim y el Rechazo del Individualismo Analítico
Émile Durkheim comprendió que el mundo no era simplemente el resultado de la acción individual. Entendía que la sociedad no era el reflejo directo de las características de sus miembros individuales. El rechazo del individualismo analítico era un rechazo de la ideología idealista y llevó a Durkheim a investigar las posibilidades concretas impuestas por la sociedad industrial. Descubrió que lo que permite que exista vida social es el conjunto de creencias, prácticas, usos y costumbres compartidos; es el conjunto de normas y convenciones vinculantes, estandarizadas y generalizadas en un grupo o sociedad, la condición de la existencia del grupo o sociedad que difiere de grupo a grupo. Es entonces en la naturaleza de esta individualidad del grupo y no en la de las unidades que la forman, donde debemos buscar las causas inmediatas y determinantes de los hechos. Durkheim estableció una ruptura con el positivismo por su visión estática de la relación entre hombres y sociedad. Es evidente que las pasiones y tendencias egoístas se originan en nuestra constitución individual, mientras que nuestra actividad racional depende de causas sociales, impuestas por la conciencia colectiva de la época.
Anomia y División del Trabajo
Durkheim estuvo en desacuerdo con los positivistas biológicos al tratar de explicar la existencia de normas sociales, y con los clásicos al concebir las normas sociales que constriñen a los individuos como producto de la dialéctica entre el individuo y la sociedad. La ciencia de los «hechos sociales» puso de relieve que los hombres viven bajo una división del trabajo «impuesta». Durkheim comprendió que la autoridad moral era aceptable para los hombres solo en la medida en que estuviese relacionada con la situación material real de los mismos. En una situación en la que los hombres no desempeñaban papeles ocupacionales y sociales compatibles con su talento natural, la autoridad moral carecería totalmente de eficacia.
El desarrollo del derecho restitutivo, que se caracteriza por aplicar sanciones y exigir una expiación, y que queda institucionalizado con tribunales que no habían existido en las sociedades de solidaridad mecánica (donde no hay especialización laboral y cada individuo es competente para la mayoría de los trabajos), es prueba de la pérdida de influencia de la conciencia colectiva y del auge de la individualidad de intereses, funciones e identidades alentado por la especialización de tareas en la división del trabajo. En estas condiciones, de solidaridad orgánica, se abre la posibilidad de la tensión entre los intereses de la conciencia colectiva y los de los hombres con intereses individuales, la fuente de la anomia. Mientras que la solidaridad mecánica implica que los individuos se parecen unos a otros, y solo es posible en la medida en que la personalidad individual queda absorbida por la personalidad colectiva; la solidaridad orgánica sólo es posible si cada uno tiene una esfera de acción que le es propia. Es necesario, entonces, que la conciencia colectiva deje libre una parte de la conciencia individual.
La anomia se origina en esta disociación entre la individualidad y la conciencia colectiva, y esto debido a que o bien la conciencia colectiva no es capaz de regular los apetitos del hombre y surge la anomia, o el «culto del individuo» es fomentado más allá de lo necesario para lograr que los hombres desempeñen los roles y las funciones especializadas propias de una sociedad diferenciada, con lo que surge el «egoísmo». La anomia, el egoísmo y el desorden de su época desaparecerían con el afianzamiento de la división del trabajo «espontánea» en lugar de la «impuesta». Sólo cuando la sociedad esté constituida de forma que las desigualdades sociales expresen exactamente las desigualdades naturales, desaparecerá el egoísmo y la anomia.
Lo Normal y lo Patológico
Durkheim estaba convencido de que el delito era un hecho social ordinario y normal, pero no un fenómeno inevitable. Así pues, la conciencia colectiva está totalmente ligada a la realidad del delito. Sin embargo, la evolución de la moral pública es el resultado de los cambios que se producen en las relaciones sociales y, sobre todo, en las profesionales. El delincuente de ayer es el filósofo de mañana y, para Durkheim, Sócrates era el ejemplo por antonomasia. Por consiguiente, el delito persiste porque es obra de hombres cuyas ideas se consideran ilegítimas dentro de la conciencia colectiva existente. Una tasa elevada de criminalidad es indicio de lo anacrónico de los sistemas y las ideas acerca del control social.
Durkheim sostiene que, cuando la división del trabajo es impuesta, la elección de las ocupaciones no está biológicamente determinada: "El hijo de un gran filólogo no hereda de él ni una sola palabra". Esto no quiere decir que la herencia no ejerza ninguna influencia, sino que lo que trasmite son facultades muy generales y no una aptitud particular. Por consiguiente, el tipo de determinismo biológico de Lombroso tiene que ser también inadecuado. Sin embargo, tenemos gustos y aptitudes que limitan nuestra elección. Si no se los tiene en cuenta, sufrimos y buscamos la manera de poner fin a nuestro sufrimiento. La única manera de hacerlo es cambiar el orden establecido y sustituirlo por otro nuevo.
En un orden social perfecto (una «división del trabajo espontánea»), la distribución de las ocupaciones estaría de acuerdo con las aptitudes individuales. El descontento con el orden social actual surge del carácter impuesto de la división del trabajo. La conducta desviada surge cuando el orden ocupacional y social no está de acuerdo con las exigencias de la naturaleza y las necesidades de los hombres.
Tipos de Individuo Desviado según Durkheim
Parece posible encontrar, según él, tres tipos distintos de individuo desviado:
- El desviado biológico: aquel influido por la herencia genética y factores situacionales.
- El rebelde funcional: el responsable de la rebelión contra la división del trabajo impuesta.
- El desviado distorsionado: aquel individuo mal socializado en una sociedad enferma.
Su aparición obedece a dos causas relacionadas entre sí: la anomia y el egoísmo. La anomia implica falta de regulación y debilidad de la conciencia colectiva, con lo que la conciencia individual ya no está controlada; el egoísmo representa el «culto (institucionalizado) del individuo», en la cual se asigna valor a la satisfacción de los deseos individuales. En tales circunstancias, los individuos se esfuerzan por satisfacer sus deseos egoístas en forma incompatible con el orden social.
En la sociedad industrial imperfecta, las explicaciones de la conducta desviada serían casi exclusivamente sociales; sin embargo, Durkheim considera que el individualismo es un fenómeno saludable, porque implica la libertad de asumir roles diferentes en la división del trabajo. Durkheim cree que determinados desviados pueden ser funcionales, porque tratan de imponer la verdadera conciencia colectiva frente al ambiente moral predominante. Durkheim sostiene que la existencia de riquezas heredadas es la raíz misma del problema, «no puede haber ricos y pobres de nacimiento sin que haya contratos injustos». Su creencia en la necesidad de una meritocracia libre y cabal llega incluso a justificar la continuación del conflicto entre las clases cuando tal enfrentamiento puede ser útil para restablecer la justicia. No ignora que las aspiraciones están inducidas socialmente y que las aptitudes quedan conformadas por el medio social del individuo.