El modernismo y la Generación del 98
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En los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX aparecen en España una serie de autores importantes, encuadrados tradicionalmente en dos movimientos: el Modernismo y la Generación del 98.
No todos los críticos están de acuerdo en separar estos dos conceptos. Una parte de la crítica cree que modernismo y 98 es solo una generación con distintas manifestaciones, una generación que forma parte de un gran movimiento literario de principios de siglo XX, producto del cambio de sensibilidad de la época. Otros, en cambio, piensan que existen suficientes diferencias como para hablar de dos movimientos o grupos diferentes: Modernismo frente a 98.
El modernismo español es, en el algunos aspectos, semejante al prerrafaelismo y al modern style de la cultura anglosajona y al simbolismo y al art nouveau, de la cultura francesa.
Si por razones didácticas seguimos manteniendo los dos conceptos como separados, diremos que el modernismo español comienza con la publicación de Azul de Rubén Darío en 1888 y que se caracteriza por un estilo refinado y sensual, con abundancia de palabras exóticas y de recursos expresivos sonoros y coloristas. Encontramos en los textos modernistas abundancia de princesas, jardines, lagos, pavos reales, nenúfares, mármoles, ocasos, ninfas etc. Temas preferidos de este movimiento son las sensaciones de soledad, melancolía; la evasión del mundo real hacia lugares exóticos o cosmopolitas y la concepción vitalista del amor marcada por la búsqueda del sexo y del placer. Todo ello no muy alejado del romanticismo.
La búsqueda de la belleza determina un estilo muy ornamentado, de adjetivación abundante, de metáforas originales, con preferencia por el verso largo y por la alteración libre de versos y estrofas tradicionales.
Libros importantes de este movimiento son, además de Azul, Prosas Profanas de Rubén Darío, Soledades de Antonio Machado, las Sonatas de Valle-Inclán y algunos de los primeros libros de Juan Ramón Jiménez como Ninfeas.
Los escritores del 98 surgen como consecuencia de la decadencia de España, que culmina con el Desastre del 98 y que motiva a que estos autores analicen el problema de España: las causas de sus males, las posibles soluciones, el pasado, el futuro, etc. Estos escritores toman una actitud muy personal ante el problema: buscan el conocimiento de España viajando por ella, describiendo los campos, las ciudades, los viejos monumentos, para intentar recrear literariamente la historia del país.
En cuanto al estilo, se caracterizan por el predominio del contenido sobre la expresión, por un lenguaje sencillo y directo y por la ampliación del vocabulario mediante la inclusión de términos propios del habla popular y dialectal.
Sus temas principales, además del paisaje: Castilla de Azorín, son: El ruedo ibérico de Valle-Inclán, el sentido de la vida y el paso del tiempo: El árbol de la vida de Pío Baroja, el interés por la literatura medieval y clásica: Clásicos y modernos de Azorín y lo que Unamuno llamó la intrahistoria, es decir la historia del pueblo, de las personas que trabajan día a día, la de los hechos cotidianos, la del trabajo, que entre otros libros aparece reflejada en la Vida de Don quijote y Sancho de Unamuno.
No todos los críticos están de acuerdo en separar estos dos conceptos. Una parte de la crítica cree que modernismo y 98 es solo una generación con distintas manifestaciones, una generación que forma parte de un gran movimiento literario de principios de siglo XX, producto del cambio de sensibilidad de la época. Otros, en cambio, piensan que existen suficientes diferencias como para hablar de dos movimientos o grupos diferentes: Modernismo frente a 98.
El modernismo español es, en el algunos aspectos, semejante al prerrafaelismo y al modern style de la cultura anglosajona y al simbolismo y al art nouveau, de la cultura francesa.
Si por razones didácticas seguimos manteniendo los dos conceptos como separados, diremos que el modernismo español comienza con la publicación de Azul de Rubén Darío en 1888 y que se caracteriza por un estilo refinado y sensual, con abundancia de palabras exóticas y de recursos expresivos sonoros y coloristas. Encontramos en los textos modernistas abundancia de princesas, jardines, lagos, pavos reales, nenúfares, mármoles, ocasos, ninfas etc. Temas preferidos de este movimiento son las sensaciones de soledad, melancolía; la evasión del mundo real hacia lugares exóticos o cosmopolitas y la concepción vitalista del amor marcada por la búsqueda del sexo y del placer. Todo ello no muy alejado del romanticismo.
La búsqueda de la belleza determina un estilo muy ornamentado, de adjetivación abundante, de metáforas originales, con preferencia por el verso largo y por la alteración libre de versos y estrofas tradicionales.
Libros importantes de este movimiento son, además de Azul, Prosas Profanas de Rubén Darío, Soledades de Antonio Machado, las Sonatas de Valle-Inclán y algunos de los primeros libros de Juan Ramón Jiménez como Ninfeas.
Los escritores del 98 surgen como consecuencia de la decadencia de España, que culmina con el Desastre del 98 y que motiva a que estos autores analicen el problema de España: las causas de sus males, las posibles soluciones, el pasado, el futuro, etc. Estos escritores toman una actitud muy personal ante el problema: buscan el conocimiento de España viajando por ella, describiendo los campos, las ciudades, los viejos monumentos, para intentar recrear literariamente la historia del país.
En cuanto al estilo, se caracterizan por el predominio del contenido sobre la expresión, por un lenguaje sencillo y directo y por la ampliación del vocabulario mediante la inclusión de términos propios del habla popular y dialectal.
Sus temas principales, además del paisaje: Castilla de Azorín, son: El ruedo ibérico de Valle-Inclán, el sentido de la vida y el paso del tiempo: El árbol de la vida de Pío Baroja, el interés por la literatura medieval y clásica: Clásicos y modernos de Azorín y lo que Unamuno llamó la intrahistoria, es decir la historia del pueblo, de las personas que trabajan día a día, la de los hechos cotidianos, la del trabajo, que entre otros libros aparece reflejada en la Vida de Don quijote y Sancho de Unamuno.