El Ejército Visigodo y la Legión Romana: Una Comparativa Histórico-Militar

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El Ejército Visigodo

El servicio militar era obligatorio en el reino visigodo para los hombres libres. A partir de las reformas de Wamba, se extendió a los siervos. Todos los hombres libres o libertos debían llevar a la campaña una décima parte de sus esclavos. También se incluyó en la milicia a los ciudadanos hispanorromanos e incluso se pretendió obligar al clero a acudir a la llamada del rey; sin embargo, esta obligación se retiró más tarde.

Todo hombre libre tenía la obligación de acudir a la guerra y de proporcionarse sus propias armas, además de armar a los siervos que le acompañasen. No existía un ejército permanente como tal. Tras la desaparición de la legión romana, solo quedaba un reducido número de soldados profesionales que rodeaban al rey y formaban su guardia particular. Los demás solo acudían en caso de necesidad.

El rey ordenaba la concentración a través de los compulsores o concussores exercitus. Desde allí, se trasladaban al campo de batalla. Finalizada la campaña, se licenciaba al ejército y todos volvían a sus quehaceres cotidianos. Sin embargo, con el paso del tiempo, las costumbres se relajaron y cada vez costaba más sacar a los habitantes de la España visigoda de sus labores domésticas, lo que provocó la decadencia de la organización militar goda y el relajamiento de las costumbres militares.

El rey Wamba se quejaba de que “era mayor la diligencia que tenían en las cosas domésticas y en la labranza de los campos, que en el ejercicio de las armas”. Esto provocó el endurecimiento de los castigos contra los desertores. Los acontecimientos iban a mostrar que este ejército, compuesto en su mayoría por esclavos forzados, se mostraría ineficaz ante el disciplinado entusiasmo de los árabes.

La organización militar visigoda se basaba en la jerarquía nobiliaria, a cuya cabeza figuraba el rey y, junto a él, los “spatarios”, que formaban su guardia personal, mandados por un noble con el título de conde (Comes spathariortim); junto a ellos, los “cubicularii”, los más cercanos al monarca, que formaban su guardia personal y se denominaban “fideles”, no superaban el centenar.

Por orden jerárquico, estaban los duces o duques, que mandaban las tropas de cada provincia; los comites o condes, jefes de las tropas de las ciudades; los gardingos; y los tiufados o milenarios, jefes de una “tiufa” (1.000 hombres). A estos seguían los dos quingentenarios (500 hombres), los centenarios o centuriones (100 hombres) y los diez decanos o decuriones (10 hombres). A la cabeza de todos se encontraba el rey o un duque nombrado por este.

De la logística visigoda se encargaban los “erogatores annonae”, responsables de proveer de víveres al ejército.

Según San Isidoro, la fuerza principal del ejército visigodo era la caballería. Los visigodos asimilaron las armas romanas a las suyas propias. Su equipo estaba compuesto por casco, armadura de cuero, las zabas (defensas de lana y fieltro, largas hasta las piernas), escudo, dardos, flechas, lanza, pica, espada larga y ancha de dos filos, puñales y cuchillos.

Su táctica consistía en la carga de la caballería para, posteriormente, envolver al enemigo con la infantería. En el arte del asedio a ciudades, utilizaron técnicas similares a las de las legiones romanas, empleando la balista, el ariete y el escorpio.

La Legión Romana

La legión romana era una unidad táctica completa. Comprendía infantería ligera y pesada, caballería y maquinaria de guerra, así como cuerpos auxiliares compuestos fundamentalmente por pueblos aliados de Roma.

La estructura de la legión varió con el paso del tiempo. Sin embargo, como referencia, tomaremos una legión clásica, que estaría compuesta por entre 4.000 y 6.000 infantes (pedites) y 300 jinetes (equites).

La infantería se dividía en 60 centurias. Dos centurias formaban un manipulo, que era la unidad básica de la legión; tres manipulos formaban una cohorte; diez cohortes, una legión. Por su parte, la caballería se dividía en unidades de diez jinetes (decurias); tres decurias formaban una turma o escuadrón, siendo diez el número medio de turmas que componían la legión. Sin embargo, con el fin del imperio, dada la necesidad de movilidad en la defensa del limes del Rin, la caballería aumentó sus efectivos.

La infantería ligera (velites) combatía fuera de las filas de la legión como tropas auxiliares. Los aliados (socii) y las máquinas de guerra (tormentas, balistas, catapultas, etc.) completaban el esquema de la legión romana, cuyo estandarte era el águila de plata que portaba el legionario más fuerte y valiente (aquilifer).

El legionario iniciaba su preparación a cargo de los instructores (campiductores) e ingresaba en una legión especial (tirones). Cuando terminaba su instrucción, ingresaba en la infantería ligera, donde se adaptaba a la vida militar y al combate. De aquí pasaba directamente a las primeras líneas de la infantería pesada con la categoría de hastati. Con el tiempo, el infante romano ascendía de categoría y pasaba a las cohortes de la segunda línea, llamándose príncipe. Al final de su carrera, como premio, ingresaba en las cohortes de triarii, las más selectas, que rara vez entraban en combate.

Después del general en jefe (cónsul, dux, imperator), el mando supremo correspondía a seis tribunos militares, que alternaban el mando. Las centurias eran mandadas por centuriones, oficiales distinguidos por su valor, y su categoría dependía del manipulo, la cohorte y la clase de soldados que mandaban.

El auxiliar del centurión recibía el nombre de optio. El oficial de caballería era el decurión. Entre los oficiales subalternos podemos citar al tesserarius (especie de sargento primero), el pecuarius (furriel), el aquilifer (portaestandarte), etc. Las tropas de los aliados o socii eran mandadas por un prefecto.

Después de Augusto, se creó la figura del legatus, con autoridad sobre los tribunos.

Los legionarios iban armados con un casco de bronce, una coraza de cuero guarnecida con placas de hierro y un escudo cuadrangular largo. Su espada era corta, ancha y de doble filo, y llevaban una jabalina de casi dos metros, con un alcance medio de 25 a 30 metros.

La legión romana era especialista en castramentación y en marchas, que realizaban con asombrosa rapidez, llevando toda la impedimenta, que llegaba a pesar entre 20 y 25 kilos por soldado. Perfeccionaron las técnicas de asedio, para las que contaban con toda una batería de armas de guerra que, junto con el bloqueo, obligaban a la rendición a las ciudades más obstinadas.

Los Almogávares: Un Ejército Mercenario en la Edad Media Aragonesa

Su nombre procede del árabe “al-mugawir” (grupo de personas que realizan incursiones en territorio enemigo). Procedían de lugares alejados y zonas montañosas, vivían por y para la guerra. Su objetivo era la destrucción de hombres y territorios, y la acumulación de bienes procedentes de esas campañas. Anteponían el botín y su reparto a cualquier otra acción. Los dirigía un jefe llamado adalid; por debajo se encontraban los responsables de la hueste o mocádenes. Entre ellos se elegía el consejo, órgano de dirección colegiado que asesoraba al adalid.

La procedencia de este ejército era la siguiente:

Jefes

  • Ricoshombres aragoneses en busca de ganancias rápidas.
  • Caballeros catalanes y aragoneses pertenecientes a la baja nobleza.

Tropa almogávar

  • Campesinos que abandonaban la tierra del señor.
  • Mercaderes arruinados.
  • Mendigos, vagabundos, aventureros catalanes, aragoneses, sicilianos y bizantinos.
  • Voluntarios alanos, turcos y turcoples.

Los Viajes de Cristóbal Colón

Primer viaje

Partió el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos con tres naves y unos 120 hombres. El 12 de octubre se avistó por primera vez tierra americana, las Lucayas o Bahamas, a la que Colón dio el nombre de San Salvador.

Durante tres meses navegó Colón, descubriendo Cuba. Llegó a la isla de Haití, a la que denominó La Española. Luego naufragó la Santa María, volviendo a España por la ruta de las Azores, Lisboa y, después, a Palos y Sevilla.

El dato positivo es que se había descubierto una ruta; el negativo, que no había ninguna riqueza aparente.

Segundo viaje

Estuvo compuesto por 17 buques y 1.500 hombres. La flota salió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493, llegando a recorrer las Antillas: Deseada, Dominica, Guadalupe (con los caribes), Puerto Rico. También descubrió Jamaica.

Tercer viaje

Hubo dificultades para reclutar gente, llegándose incluso a condonar penas y deudas a los voluntarios. Salió de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498. Colón llegó a la isla de Trinidad y, desde allí, al golfo de Paria. Se exploró la tierra del río Orinoco.

Cuarto viaje

Colón todavía realizaría un cuarto viaje, que partió el 9 de mayo de 1502 de Cádiz, descubriendo Honduras, Costa Rica y Veragua.

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