Educación humanista: reflexiones sobre la pedagogía crítica en un mundo globalizado

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El docente y el sentido de la educación

Al hablar de modelos de formación docente, se enfatiza la metodología y la gestión del aula. Sin embargo, el educador debe reflexionar sobre qué, cómo y para qué educar. Si no lo hace, ¿qué sentido le otorga a la educación? Quizá su concepto de educación se base en instruir, no en humanizar. La educación es un proceso de crecimiento mutuo y autorreflexión, un encuentro intersubjetivo dialogado. El educador trabaja desde la horizontalidad, educa personas, no instruye objetos. Por ello, se necesitan nuevos modelos de formación que equilibren educación e instrucción, promoviendo la producción, no la reproducción, del conocimiento.

La perspectiva crítica de Mardones

Mardones propone una perspectiva crítica: deconstruir a través de un proceder crítico negativo, desmontando lo existente y analizando sus causas y consecuencias. Su intervención sienta las bases de la educación clásica actual, ligada a Freire. La necesidad de una educación crítica surge porque lo estructural se ha naturalizado, pervirtiendo la sociedad. Por ello, el análisis educativo debe incluir el análisis social. Mardones vincula la utopía con valores como libertad, justicia, igualdad, solidaridad, fraternidad, tolerancia y felicidad. La utopía es la voz de los oprimidos. La educación debe ser utópica para no ser aniquilada. La alineación del primer y tercer mundo dificulta la autorreflexión en el primero, donde el enemigo es uno mismo, mientras que en el tercer mundo, el enemigo es externo.

Hacia una sociedad más humana

Nuestra sociedad necesita humanización, una utopía para algunos, imposible para otros. Vivimos en una dictadura del mercado que genera desigualdad y exclusión social: el 80% de los recursos para el 20% de los países desarrollados, frente al 20% para el 80% restante. El mercado laboral, con jóvenes aceptando trabajos precarios, fomenta el individualismo, la competitividad y el consumismo. El educador debe guiar con paciencia, ayudando a encontrar el sentido y la identidad, valorando las raíces propias y ajenas en una sociedad multicultural. Frente a la fiebre comunitarista, se requiere una educación protectora que gestione las tensiones polares. Se busca una educación que forme personas libres, reflexivas y solidarias.

Globalización y educación

La globalización, un concepto con múltiples interpretaciones, desde fenómeno incierto a ideología, se relaciona con la educación. Se normalizan conocimientos considerados relevantes (matemáticas, lengua extranjera), mientras que otros se minimizan (filosofía, educación multicultural, educación crítica). Esto fortalece ciertos intereses y manipula a los ciudadanos.

La relación Estado-Educación

Desde la perspectiva histórica, la conexión Estado-educación dificulta su análisis. Económicamente, hay austeridad y recortes, salvo donde la competitividad exige mayor inversión. Políticamente, la educación se vincula al nacionalismo o a una ciudadanía cosmopolita. Culturalmente, las naciones apuestan por los medios de comunicación para comprender el mundo.

Dilemas de la globalización

La globalización genera desempleo estructural, debilita la mano de obra organizada, crea exclusión social y aumenta la brecha entre ricos y pobres. Económicamente, la educación prepara para un mercado laboral afectado por la globalización. Políticamente, se imponen políticas educativas neoliberales. Culturalmente, la multiculturalidad impacta en las políticas, prácticas e instituciones educativas.

Hacia una ciencia crítica

La pedagogía tiene como objeto la educación, un proceso natural de humanización. A través de ella, desarrollamos capacidades humanas como la razón, alcanzada mediante la autorreflexión. Valorar prejuicios, creencias y valores es un acto de autorreflexión. La teoría crítica parte de la falta de relación entre el sujeto pensante (alienado) y el que actúa (no alienado). Para la desalienación, se requiere un sujeto activo que ejercite la autorreflexión con otros, mediante el diálogo en un contexto democrático. El método es tan importante como el contenido. La palabra empodera al sujeto. Se busca la fuerza del mejor argumento, el más ético, que persigue el bien común, el respeto, la tolerancia, la dignidad, la felicidad, la responsabilidad (DDHH). La educación humaniza, a diferencia de la instrucción, que busca la relación causa-efecto. "La función de la teoría crítica es comprender las relaciones entre los valores, intereses y acciones con el objeto de ir cambiando el mundo, no simplemente describirlo" (Popkewitz, 1980, 39).

La formación continua del profesorado

Para pasar de un modelo técnico a uno crítico, se necesita formar educadores críticos que deconstruyan la sociedad. La clave es el cambio de paradigma, que se logrará con técnicas y autorreflexión. El poder educativo reside en la palabra. El docente fomenta el pensamiento crítico al cuestionar. El cambio de paradigma implica cuestionarse el propio camino. "La autorreflexión es a la vez intuición y emancipación… Sólo el yo que se aprehende a sí mismo… logra la autonomía… El dogmático… se hace cosa" (Grundy, 35).

La posición crítica

La posición crítica nace del respeto, no del relativismo. Implica un diálogo mediado por la autorreflexión, que promueve el autoconocimiento y la conciencia del otro. Requiere un cuestionamiento moral. La investigación-acción es el mejor método para trabajar la teoría crítica. El cambio parte de uno mismo. La orientación crítica implica responsabilidad en la construcción del mundo. Algo es constructivo cuando beneficia a todos.

Modelos de formación del profesorado

1. Modelo técnico

  • Estructura cerrada: el currículum se organiza de forma rígida, la práctica educativa es una tecnología precisa.
  • Toma de decisiones: responsabilidad de políticos y administradores.
  • Objetivos: predefinidos con precisión.
  • Evaluación: prefijada, cuantitativa o cualitativa.
  • Concepto de educación: basada en la demanda laboral, reproduce la sociedad actual.
  • Rol del profesor: ejecutor, sin poder de decisión.

2. Modelo deliberativo y práctico

  • Estructura flexible: permite adaptaciones al contexto.
  • Toma de decisiones: compartida entre expertos, diseñadores y profesores.
  • Objetivos: no completamente definidos, con espacio para la participación.
  • Evaluación: considera procesos y resultados.
  • Concepto de educación: busca que los alumnos produzcan, no sean productos sociales.
  • Rol del profesor: actor, creador y decisor.

3. Modelo crítico y postmoderno

  • Revisión crítica de los modelos anteriores.
  • Ideología y valores: se explicitan los valores, conocimientos e intereses del currículum.
  • Cultura: se cuestiona qué cultura debe enseñarse para una ciudadanía activa.
  • Prácticas democráticas: pedagogía de la liberación, diálogo, participación.
  • Problemáticas actuales: étnia, género, cultura, identidad.

El interés crítico se manifiesta a través de la deliberación y la argumentación. Los intereses técnico y crítico son independientes, compatibles en cuanto a su finalidad. El interés práctico y el crítico, compatibles por pertenecer al paradigma hermenéutico, buscan la significación. Habermas introduce el interés emancipador: descubrir la propia voz. Grundy propone pasos para pasar del interés práctico al crítico: 1) Identificar las causas de nuestras acciones; 2) Vincular creencias y acciones; 3) Reconocer la internalización de la acción; 4) Desmontar la acción. Los problemas educativos deben interpelarnos, no ser pseudoproblemas ajenos. El cambio parte de la toma de conciencia individual.

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