Educación en España: Evolución y la Influencia de la Institución Libre de Enseñanza
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La Educación en España en el Siglo XIX
La situación de la educación en España durante el siglo XIX era deplorable, con un índice de analfabetismo muy por debajo de la media de Europa occidental. En la segunda mitad del siglo, el 68% de los varones y el 81% de las mujeres eran analfabetos. La Ley Moyano de 1857 reguló la actividad educativa hasta el final de la centuria. Esta ley permitía al Estado un control estricto de la educación, a la cual destinó solo entre un 0,5% y un 1,5% del presupuesto. Además, el Concordato de 1851 dejaba en manos de los obispos la censura de los libros de texto y el control de la actividad de maestros y profesores contrarios a la ortodoxia católica.
La situación de la universidad era de estancamiento. En primaria y, más aún en secundaria, los índices de escolarización eran bajos porque los obreros no podían permitirse pagar la matrícula. La situación de maestros y profesores de las escuelas públicas era de precariedad económica y, por tanto, social.
La Institución Libre de Enseñanza (ILE): Una Alternativa Educativa
La fundación de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) se asienta sobre dos principios básicos: libertad de enseñanza y libertad de cátedra, en clara contestación al decreto de Orovio. Supondrá una alternativa a la educación impartida por la Iglesia Católica, cuyos fundamentos eran: memorizar el dogma frente a las "ilusiones erróneas" del raciocinio, reprimir el propio cuerpo como origen de inclinaciones indeseables frente a la satisfacción natural de sus tendencias, y amenazas morales frente a la gratificación y la libertad.
Orígenes y Desarrollo de la ILE
Nació con vocación universitaria, pero al ser una institución privada no podía conceder títulos oficiales. Los problemas económicos hicieron que su actividad se centrara en la enseñanza secundaria. A partir del curso de 1878 a 1879 abriría centros de enseñanza primaria.
Metodología y Principios Pedagógicos
La ILE no adoptó ningún sistema determinado. Consistía en las explicaciones del profesor, los resúmenes personales sobre lo explicado, las prácticas, los trabajos manuales, etc. Se prescindió de los libros de texto: los alumnos habían de servirse de los apuntes de clase y de las obras recomendadas para su lectura. De aquí se desprende la importancia que tuvo la biblioteca en la ILE. Los niños estudiaban durante las horas hábiles de clase. Los “deberes” estaban prohibidos; el hogar debía dedicarse al descanso, a las aficiones privadas, a la convivencia familiar. La ILE también era contraria a exámenes, títulos y diplomas.
Se pretendía una enseñanza primordialmente intuitiva que daba prioridad a la observación y a la inducción frente a la simple información y acumulación de datos. Es una escuela activa donde no se anticipa la conclusión, sino que se espera que el alumno la descubra a fin de dejarle la iniciativa y el placer de su trabajo. También se perseguía la formación integral de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del interés humano. Así, la enseñanza debía tener un carácter enciclopédico, no solo ser adiestrado para una habilidad particular. Se introdujo la gimnasia, el dibujo, los ejercicios manuales, literatura, antropología, geología, arte y la fusión de la primera y segunda enseñanzas.
Innovaciones Pedagógicas: Excursiones y Colonias Escolares
Una de las bases de su pedagogía lo constituyeron las excursiones. Se visitaron museos, iglesias, estaciones de ferrocarril, comercios, fábricas, fundiciones, imprentas, periódicos, espacios naturales, etc. Su aspecto instructivo era obvio, pero también los profesores imbuían hábitos de higiene, de convivencia con la naturaleza, de esfuerzo físico para lograr un fin, de buenas maneras en el comportamiento cotidiano, de ayuda mutua, de respetuosa confianza, de austeridad, etc. También introdujeron las colonias escolares.
Coeducación y Neutralidad Religiosa
Entre sus innovaciones pedagógicas se halla la coeducación, un principio irrenunciable para Giner, puesto que quería colmar con urgencia el abismo cultural y social que en su tiempo separaba a la mujer del hombre. Para la ILE, la escuela no debe enrarecer irracionalmente el ambiente social natural. Niños y niñas deben observar el trato normal que se desarrolla en cualquier familia.
Respecto al problema sumamente delicado de la religión, la ILE fue una escuela neutra que se declaró independiente respecto a toda religión positiva. La filosofía de Giner era tolerante y alejó de su escuela las ideas que dividen, las causas de disensión como eran los dogmatismos religiosos y las intransigencias políticas. Se procuró no dañar la confesión privada de las familias y de los alumnos, entre los cuales había librepensadores, católicos practicantes, algún protestante (por lo general, extranjeros), indiferentes y algún ateo. En el profesorado sucedía lo mismo.