Los Dones del Espíritu Santo y la Iglesia: Una Guía Completa

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Los Dones del Espíritu Santo

Sabiduría

Es el don que da sentido a la vida y gusto a todo lo que hacemos; es el don del buen gusto por las cosas del Espíritu. La sabiduría despierta los sentidos y le da valor a la vida.

Entendimiento

Es el don de entender precisamente lo que más merece ser entendido. Es conocer la mano de Dios donde otros solo ven circunstancias humanas; es descubrir la providencia en la historia y el amor en el sufrimiento. Es entender la obra de Dios en la historia humana y en la propia vida.

Consejo

Es el don social que nos une a unos y a otros en la búsqueda del camino que nos acerca a Dios. Si nosotros sabemos mirar a los ojos, atender la voz del otro, respetar su dolor y escuchar en silencio, encontraremos respuestas que no son nuestras y comunicaremos consuelo y esfuerzo más allá de lo que nos atrevimos a esperar.

Fortaleza

A través de este don, Dios nos da “el querer y el obrar” y nos da el deseo y la fuerza del Espíritu para llevarlo a cabo. Los grandes valores humanos son de por vida: la entrega, el compromiso, la promesa, tanto en la familia como en la religión. El amor verdadero, sea entre el hombre y la mujer, sea entre el hombre y Dios, es fuerte como la muerte y hasta la muerte si no es amor. El amor es fuerte, por eso este don es el don de amar.

Ciencia

Nos ayuda a ser nuestro el don de la creación. Nos ayuda a escuchar la creación que nos habla de Dios porque Él la creó y nos ayuda a sentir la profundidad generosa de sus dones que todo lo llena.

Piedad

Es el don de sentirse hijo, de tener a Dios por padre y saberlo disfrutar. Es el don de saber hacerse heredero de todo lo que es bueno. La piedad nos hace sentirnos hermanos entre nosotros y nos impulsa a tener compasión por los que necesitan de nosotros. Es don de amistad que no pone condiciones ni exige garantía y que crece cuanto más se comparte. Es don de hostilidad y es don que nos da una madre y nos inspira para con ella toda la confianza, el fervor y la ternura.

Temor de Dios

No es temor a ser castigado, sino a ofender, a hacer algo que entristeciera al Padre, a traicionar el lugar. También es don de reverencia respecto a Dios y a los hombres con Él. Es el miedo que termina todos los miedos.

Misión Conjunta del Hijo y del Espíritu Santo

Consiste en comunicar la gloria del Espíritu Santo y el cumplir con la misión de adopción: unirnos a Cristo y hacernos vivir en Él.

Símbolos del Espíritu Santo

  • El agua: Significa que nuestro nacimiento a la vida divina se nos da en el Espíritu Santo.
  • La unción: Significa que somos ungidos por el Espíritu Santo.
  • El fuego: Significa la energía transformadora del Espíritu Santo.
  • La nube: Revela al Dios vivo y salvador, teniendo así un velo sobre la trascendencia de su gloria.
  • El sello: Indica el carácter indeleble de la unción.
  • La mano: Es signo de la efusión todopoderosa del Espíritu Santo.
  • El dedo: Simboliza el poder del Espíritu Santo.
  • La paloma: Es una iconografía tradicional cristiana del Espíritu Santo.

2do Trimestre: La Iglesia

La Iglesia es Una

  • Santa: Dios santísimo es su autor, Cristo su esposo se entregó por ella para santificarla, el Espíritu de santidad la vivifica. Aunque comprenda a pecadores, ella es inmaculada. En los santos brilla su santidad, en María es ya la eternamente santa.
  • Católica: Anuncia la totalidad de la fe, llevada en sí y administrada la plenitud de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos, se dirige a todos los hombres, abarca todos los tiempos, es por su propia naturaleza misionera.
  • Apostólica: Está edificada sobre sólidos cimientos, los 12 apóstoles; es indestructible, se mantiene infalible en la verdad. Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el Colegio de los Obispos. La única Iglesia de Cristo, de la que confesamos en el credo que es una, santa, católica y apostólica, subsiste en la Iglesia católica gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él. Sin duda, fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y verdad.

3er Trimestre: Los Fieles de Cristo

Jerarquía, Laicos, Vida Consagrada

La Jerarquía de la Iglesia

Por institución divina, entre los fieles hay en la Iglesia ministros sagrados que en el derecho se denomina clérigos; los demás se llaman laicos. Hay, por otra parte, fieles que, perteneciendo a uno de ambos grupos por la profesión de los consejos evangélicos, se consagran a Dios y sirven así a la misión de la Iglesia. Para anunciar su fe y para implantar su reino, Cristo envía a sus apóstoles y a sus sucesores. Él les da parte en su misión. De Él reciben el poder de obrar en su nombre. El Señor hizo de San Pedro el fundamento visible de su Iglesia, les dio la llave de ella. El Obispo de la Iglesia de Roma, sucesor de San Pedro, es la cabeza del Colegio de los Obispos, vicario de Cristo y pastor de la Iglesia universal en la tierra. El Papa goza, por institución divina, de una potestad suprema, plena, inmediata y universal para cuidar las almas. Los obispos, instituidos por el Espíritu Santo, suceden a los apóstoles. Cada uno de los obispos, por su parte, es el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particulares. Los obispos, ayudados por los presbíteros (sus colaboradores) y por los laicos, tienen la misión de enseñar auténticamente la fe, de celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, y de dirigir su Iglesia como verdaderos pastores. A su misión pertenece también el cuidado de todas las Iglesias con y bajo el Papa.

Los Fieles Laicos

Es propio del estado de los laicos vivir en medio del mundo y de los negocios temporales. Dios los llama a que, movidos por el espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento. Los laicos participan en el sacerdocio de Cristo; cada vez más unidos a Él, despliegan la gracia del bautismo y la de la confirmación a través de todas las dimensiones de la vida personal, familiar, social y eclesial, realizando así el llamamiento a la santidad y convocando a todos los convocados. Gracias a su misión profética, los laicos están llamados a ser testigos de Cristo en todas las cosas, también en el interior de la sociedad humana. Debido a su misión regia, los laicos tienen el poder de arrancar el pecado de su dominio sobre sí mismos y sobre el mundo por medio de su abnegación y santidad de vida.

La Vida Consagrada

La vida consagrada se caracteriza por el anuncio público de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia. Entregado a Dios supremamente amado, aquel a quien el bautismo ya lo había destinado se encuentra, en el estado de vida consagrada, más íntimamente comprometido en el servicio divino y dedicado al bien de toda la Iglesia.

La Comunión de los Santos

La Iglesia es comunión de los santos. Esta expresión designa primeramente las "cosas santas", y ante todo la Eucaristía, que significa y, al mismo tiempo, realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo. Este término designa también la comunión entre las personas santas: en Cristo, que ha muerto por todos, de modo que lo que cada uno hace o sufre en y por Cristo da frutos para todos. Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos, es decir, de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia. Creemos igualmente que, en esa comunión, está a nuestra disposición el amor misericordioso de Dios y de sus santos, que siempre ofrecen oídos atentos a nuestras oraciones.

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