El don de la creación y la responsabilidad humana
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El don de la creación
1.1 Dios es el creador y el señor:
Solo él podía dar la existencia a todas las criaturas. La creación es la primera muestra del amor todopoderoso del señor y el primer paso hacia la alianza de Dios con los hombres.
1.2 Ha creado el mundo para su gloria:
Yo no necesito nada, pero ha querido que las criaturas participen de su sabiduría y de su bondad. Su gloria consiste en la manifestación y la comunicación de su bondad.
1.3 Lo ha creado ordenado y bueno:
Todas las criaturas queridas, en su ser propio por Dios, reflejan un rayo de la sabiduría de la bondad infinita de Dios. Por eso, el hombre debe respetarlas y cuidarlas.
1.4 Solo él tiene la dignidad de persona:
Es el único ser que Dios ha querido por sí mismo. Esta relación especial con Dios explica su posición privilegiada. No puede atribuirse al mundo la misma dignidad de la persona humana.
1.5 El ser humano forma parte del mundo:
La tierra nos precede y nos ha sido dada. De hecho, la persona humana está íntimamente vinculada con el mundo. Solo en armonía con él puede alcanzar su propia identidad y perfección.
La misión de cuidar el don
Solo si se reconocen las capacidades peculiares de inteligencia y libertad del ser humano, se le puede exigir un compromiso con respecto al mundo. Dios le ha encomendado el cuidado de su obra.
Dios encarga encarga el ser humano en trabajo: cuidar y perfeccionar la creación sin abusar de ella.
Dios creó a los hombres en amistad con él y en armonía entre ellos y con el resto de la naturaleza en la que forman parte. La persona humana está llegada a cuidar esos tres vínculos: con Dios, con el prójimo y con la naturaleza.
Dios ha creado el hombre libre, pero le recuerda que es una criatura y que su libertad no es absoluta: debe ejercerla responsablemente.
Un mundo herido y salvado
El ser humano decide sustituir a Dios y, abusando de su libertad, someter a sus semejantes y hacer del señor de la naturaleza, ejerciendo un dominio absoluto sobre ella.
El rechazo a los límites de su condición originó la fractura de la armonía originaria de la humanidad con el creador, consigo misma y con la naturaleza.
3.1 Dios envió a su hijo para la salvación del mundo:
Y la de redención obrada por Jesucristo es una nueva creación, que restablece la armonía que el pecado rompió. El creyente sabe que el mundo está destinado a conocer una renovación radical. Mientras tanto, el cristiano está llamado a colaborar con Cristo, ayudado por el espíritu Santo, en la obra de esta nueva creación.
3.2 La crisis ecológica:
Se denomina crisis ecológica al deterioro de las interrelaciones entre los seres humanos y el medio ambiente. Su origen último se encuentra en el pecado original y los pecados personales.
3.3 La conversión ecológica:
La Iglesia Católica propone una conversión que es consecuencia del encuentro con Jesucristo y que afecta también a las relaciones con el mundo. Ser protector de la obra de Dios es parte esencial de la vocación del ser humano.
Conversión ecológica personal: cada persona debe examinar su vida y reconocer de qué modo ofende la creación de Dios con sus acciones y su incapacidad de actuar.
Conversión ecológica comunitaria: a esta crisis no se responde con la mera suma de afanes individuales. Se requiere una unión de fuerza capaz de crear un dinamismo de cambio duradero.
Actitudes propias de la conversión ecológica: considerar que el mundo es un don recibido del amor del padre, reconocer que formamos una preciosa comunión universal, ofrecerles a Dios para resolver los dramas del mundo, entender la responsabilidad que tiene el ser humano hacia los demás seres creados.
La ecología integral y sus emociones
La ecología estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno. Pero cuando hablamos de medioambiente, indicamos también la relación de interdependencia que existe entre la naturaleza y la sociedad, por ello, la Iglesia propone una ecología integral que incorpora las dimensiones humanas y sociales.
4.1 Ecología ambiental:
La utilización de los recursos debe respetar los ritmos de la naturaleza para permitir su regeneración.
4.2 Ecología económica:
La crisis ecológica requiere un cambio de mentalidad y la adopción de un nuevo estilo de vida. La búsqueda de la justicia y un desarrollo con un solo criterio que deben guiar el consumo, el ahorro y las inversiones.
4.3 La ecología integral es una economía humana:
El auténtico desarrollo puede ser un carácter moral y supone el peor respeto a la persona humana y la búsqueda del bien común.
4.4 Ecología social y cultural:
Los problemas ambientales son inseparables de los contextos familiares, laborales, urbanos, etc. La salud tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida.
4.5 Ecología de la vida cotidiana:
El ambiente expresa lo que somos y influye en nuestro modo de ver la vida, de sentir y de actuar. El desorden y la contaminación impiden una vida integrada y feliz.
La mirada de Jesús
La espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco. Es un retorno a la simplicidad que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer la posibilidad que ofrece la vida sin pegarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos.
Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea.
De fácil desarrollar esta es la unidad y una feliz sobriedad si nos volvemos autónomas, nuestra vida dios y nuestro yo ocupa su lugar, si creemos que nuestra propia subjetividad la que determina lo que está bien o lo que está mal.
Un compromiso ético
Ningún individuo o pueblo puede por sí solo afrontar y resolver la crisis ecológica. Para garantizar la vida y los derechos humanos, salvaguardar el medio ambiente, gobernar la economía mundial y lograr la paz, son necesarias la constitución de instrucciones internacionales fuertes, así como una legislación internacional uniforme.
La riqueza debe ser compartida. Dios ha destinado a la creación a toda la familia humana. Cada comunidad puede tomar de la tierra lo que necesita, pero tiene el deber de protegerla para otro pueblo y para la generación futura. La vida económica no es un fin en sí misma, sino que debe estar al servicio de la persona. De ahí la exigencia de que atienda a criterios de solidaridad. Debe garantizarse la distribución equitativa de los bienes materiales.
El desarrollo científico y tecnológico debe realizarse de acuerdo con principios éticos que aseguran el cuidado de la vida humana y de la naturaleza.
6.1 Un desarrollo científico y tecnológico ético:
La ciencia y la tecnología es una herramienta que se ha desarrollado prodigiosamente durante el último siglo. Este desarrollo ha dado al hombre una gran capacidad de influencia sobre la especie humana y la naturaleza.
El uso de la tecnología es proporcionado y razonable en la explotación de los recursos naturales cuando perfecciona la persona humana en todas sus dimensiones. Asimismo, es contra la ley dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas.