Diversidad, inclusión y ciudadanía en la educación
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Asimilación
El modelo de asimilación afirma que la escuela evita la diversidad cultural, lingüística e ideológica e impone una única cultura, lengua e ideología oficial basada en el grupo social dominante. De esta manera, se crea un currículum cerrado, común y unificador con unas pautas conductuales y de moralidad homogéneas para todos los individuos. Las distintas materias contribuyen a conformar esa cultura común: Matemáticas (ej.: imposición del sistema métrico decimal), Historia (ej.: narrativa única del pasado), Lengua Castellana y Literatura (ej.: literatura nacional)… Como consecuencias, se producen confrontaciones entre grupos que quieren preservar su identidad, aumenta la violencia estructural, y las culturas minoritarias son oprimidas, silenciadas, no reconocidas y no respetadas.
Pluralismo superficial
El modelo de pluralismo superficial afirma que la escuela reconoce algunos valores culturales de los grupos sociales minoritarios, pero solo aspectos superficiales, folklóricos y turísticos. De esta manera, se crea un currículum de turistas que aporta información sobre culturas silenciadas, marginadas y oprimidas desde perspectivas de lejanía, exóticas o problemáticas (ej.: fiestas populares, dialectos, platos típicos…). Como consecuencias, la diversidad se reconoce pero no se trabaja, incrementa la distancia entre culturas, los prejuicios y estereotipos (racismo), se aplazan las medidas de solución urgentes, y los grupos sociales minoritarios quedan subordinados y marginados.
Educación multicultural crítica
El modelo de educación multicultural crítica afirma que no es suficiente reconocer la diversidad cultural, sino que se necesita:
- Revisar críticamente los esencialismos y los estereotipos.
- No juzgar y comprender a las personas desde el déficit y la inferioridad.
- Apostar por el enriquecimiento y el aprendizaje a través de la diversidad cultural.
Todas las culturas tienen valor, pero no todas las prácticas culturales lo tienen, puesto que hay algunas que no están dentro del marco de los derechos humanos.
Escuela segregada
Se basa en el principio de utilidad, a través de la instrumentalización de la necesidad de escolarización de la mujer (no parte de sus necesidades, intereses y derechos, sino de sus obligaciones subordinadas al hombre); implica desigualdad, estableciendo dos destinos sociales sesgados y estereotipados; y su currículum es distinto para mujeres, en el que prima la alfabetización básica, el adoctrinamiento moral, la enseñanza de labores…
Escuela mixta
Empujada por los cambios sociales y el reconocimiento de la igualdad entre sexos; implica educación conjunta de hombres y mujeres, pero sigue siendo un modelo educativo jerarquizado e impuesto; y se basa en un modelo curricular androcéntrico (evitar discriminaciones sexuales; pérdida de valores tradicionales femeninos como el cuidado, afecto, amor…; currículum centrado en el ámbito público; y mantenimiento de micromachismos).
Escuela coeducativa
Reconoce la diferencia sexual desde la valoración y el respeto, es decir, la igualdad construida desde la diferencia (paridad). También implica concebir la diferencia sexual sin etiquetas, el género, los modelos y roles más abiertos y flexibles… Su propuesta curricular se basa en:
- Revisión de los contenidos para introducir aportaciones de las mujeres.
- Elaboración de materiales con una visión no estereotipada de los sexos.
- Utilización de un lenguaje no sexista.
- Práctica de una orientación educativa que facilite una elección formativa y profesional al margen de los estereotipos de género.
- Introducción de la educación afectivo-sexual, con conocimientos sobre salud, sexualidad, tareas de la vida cotidiana, relaciones afectivas…
- Formación del profesorado en coeducación.
- Aplicación de medidas de “acción positiva” a favor de las niñas, dada su situación discriminada.
Educación inclusiva en la práctica docente
Las dimensiones en las que se concreta la educación inclusiva en la práctica docente son:
- Presencia: referida a la estancia del alumnado en espacios educativos comunes, evitando el apartamiento de algunos a espacios diferenciados. Los centros pueden mantener: “puertas cerradas”, con inaccesibilidad e imposibilidad para entrar; “puertas abiertas”, con una apertura mental y hospitalidad incondicional; “puertas giratorias”, excluyendo a algunos estudiantes después de pasar tiempo en el centro; o “puertas con detectores de metales”, excluyendo a estudiantes que nunca consiguen entrar allí. Como opuesto destaca la segregación escolar.
- Participación: referida al reconocimiento, colaboración y bienestar personal y social del alumnado. Busca la implicación activa de los alumnos en las decisiones del centro, la calidez del clima educativo, el reconocimiento de sus singularidades y necesidades, evitar el aislamiento, el maltrato entre iguales por abuso de poder, el bullying… Como opuesto destaca la marginación.
- Aprendizaje: referido a que el alumnado obtenga el mejor rendimiento escolar. No se centra solo en los resultados, sino en evaluar el progreso de cada estudiante para adquirir las competencias básicas que facilitarán su inclusión en la vida social y laboral. Como opuesto destaca el fracaso escolar.
Culturas
Las culturas se definen como los valores, creencias y principios compartidos en un centro por su comunidad educativa. Sus características son:
- Existencia de varias culturas modificables en el tiempo que coexisten en un mismo centro.
- Promueve la diversidad cultural como riqueza y da la bienvenida a la participación de todos los agentes educativos de la comunidad.
- Favorece la innovación educativa.
Un ejemplo de barrera en este ámbito puede ser una cultura escolar conservadora, inmovilista e individualista, poco diversa y no participativa.
Prácticas
Las prácticas se definen como las acciones que, tanto el profesorado como otros profesionales, ejecutan cotidianamente en el centro, tanto en el aula como en otros espacios comunes. Las características que se concretan desde este posicionamiento inclusivo son:
- Relaciones entre personas que llevan determinados valores implícitos.
- Necesidad de políticas que sustenten las prácticas.
- Llevan implícito el objetivo del docente y el centro.
Políticas
Las políticas aluden a la planificación explícita y articulada de normas, programas y procedimientos o acciones relacionados con los principales vectores que articulan la vida escolar (por ejemplo, la política de admisión de alumnos, de participación de la comunidad educativa, de convivencia escolar, la curricular o la referida a las principales decisiones de organización escolar). Las características que se incluyen desde el posicionamiento inclusivo son:
- Democráticas.
- Participativas.
- Inclusivas.
Algunas de las barreras son: la descoordinación del trabajo, las relaciones de hostilidad o aislamiento o la falta de incentivos internos o externos que limitan el trabajo docente y cualquier planteamiento de mejora o innovación.
Desarrollo moral
- Moral preconvencional (infancia): engloba el egoísmo, referido a favorecer los intereses propios, y el miedo al castigo, que conlleva obedecer a la autoridad.
- Moral convencional (adolescencia): engloba las expectativas sociales, referidas a lo que el entorno espera de una persona, y las normas sociales, que son compartidas por la comunidad.
- Moral posconvencional (adultez): engloba los derechos contractuales, referidos a los principios legales que regulan la relación entre el Estado y los individuos, y los derechos universales, referidos a los principios por encima de la legalidad.
Ética del cuidado
- Egoísmo: el cuidado se lleva a cabo para asegurar la supervivencia de la persona y emerge como algo natural e innato (ej.: bebé llora porque necesita comida).
- Responsabilidad: el cuidado se lleva a cabo no por miedo y obligación a las normas externas, sino por las normas y expectativas compartidas (ej.: compartimos juguetes entre amigos).
- Verdad: el cuidado se lleva a cabo no solo a sí mismo, sino también a las demás personas menos allegadas. Se considera el ideal ético de cuidado (“cuida a otros como te gustaría que te cuidaran a ti”).
Modelado
El docente debe actuar como modelo para sus alumnos, estableciendo vínculos sólidos de cuidado y creando un ambiente propicio para construir un liderazgo orientado al bien. Así, la capacidad de cuidar del docente condiciona el desarrollo moral y la capacidad de cuidar de sus alumnos. En el aula, se pueden planificar centros de interés o proyectos con temas relacionados con los cuidados.
Diálogo
Debe ser abierto, sin límite, sin tratar de convencer, empleando escucha activa, comunicación asertiva, confianza mutua y favoreciendo las relaciones de cuidado a través del conocimiento de las necesidades de los demás y el control de las consecuencias de nuestros actos. En el aula, se pueden organizar el espacio para fomentar la interacción, el diálogo y la ayuda mutua (ej.: grupos interactivos, tertulias dialógicas…)
Práctica
Se desarrolla la capacidad de atención interpersonal y de entablar relaciones de cuidado eficaces. No es un proceso natural, sino una construcción social. Además, no es competencia única de mujeres ni de la esfera privada. En el aula, se pueden realizar actividades que impliquen cuidar a otras personas, al entorno, a uno mismo… (ej.: huerto escolar, circuito de tareas domésticas…)
Confirmación
Busca expresar y poner en valor las mejores cualidades de los demás. También pretende buscar aquellas razones que puedan estar bajo los actos más bajos o menos éticos, que no justifiquen, pero sí que muestren que el acto cometido no refleja plenamente a quién lo cometió.
Ciudadanía
La ciudadanía como logro considera que los niños no son ciudadanos plenos, sino ciudadanos en desarrollo cuya formación les permitirá ser futuros ciudadanos. Por su parte, la ciudadanía como práctica se basa en que todas las personas transcurren por un conjunto de relaciones formales vinculadas con las formas de vida reales de las personas. Por tanto, la ciudadanía no es una simple etiqueta, sino un proceso incluyente y relacional que se construye a través de la relación con los demás en diferentes medios socioeconómicos, políticos y culturales. La ciudadanía desde abajo se trata de una forma de actuación que reclama poder y derechos cuando estos no les son garantizados. No es un asunto individual que depende de la voluntad de cada persona, sino que los individuos deben percibirse a sí mismos como grupo que comparte una posición, unos intereses comunes y que tienen unas demandas concretas. Destacan como grandes iconos: Malala Yousafzai, Jovita Jódar, la Agenda 2030 de la infancia. La ciudadanía universal afirma que los niños se ven como ciudadanos iguales que tienen derecho a formar parte de la sociedad en calidad de miembros “diferentemente iguales”, por lo que no se tratan como si fueran adultos, sino que deben ser reconocidos sobre la base de una “diferencia social”. Por su parte, la ciudadanía diferenciada pretende conseguir una igualdad real y no sólo formal entre todos los miembros de una sociedad. Para conseguir esta igualdad real no basta el trato igual, sino que es necesario dar respuestas a las distintas necesidades de los individuos.
Derechos civiles
Nos referimos a que los niños deben tener libertad de opinión y expresión, deben ser escuchados en todo procedimiento judicial o administrativo, deben participar en asuntos locales, deben participar en manifestaciones propias o intergeneracionales (ej.: uso de Internet…) Aunque los niños tienen participación, no se aseguran consecuencias de acciones por parte de los órganos de gobierno.
Derechos políticos
Nos referimos a que los niños deben participar en los procesos políticos, en la toma de decisiones, deben tener derecho al voto (ej.: reducir la edad de voto a 16 años) y derecho de reunión. Los niños tienen participación y sí tienen consecuencias.
Derechos sociales
Nos referimos a que los niños deben tener derecho a la educación, a la vivienda, al descanso, al juego… (ej.: asambleas donde se comenten preocupaciones, incidentes, problemas…)
Ciudadanía activa
Implica que los individuos no solo deben aceptar y cumplir esos derechos de forma pasiva, sino que deben llevar a cabo un ejercicio activo de las responsabilidades y virtudes ciudadanas. Dependiendo de su visión ideológica e intelectual del individuo, este ejercicio puede ser: liberal, si se reclaman aquellos derechos más individuales; o democrática, si se tiene en cuenta la ciudadanía de los demás, el compromiso social y el bien común.