Disfemia: Causas, Tipos, Pronóstico y Estrategias de Apoyo
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Disfemia: Entendiendo y Abordando la Tartamudez
La disfemia constituye “una disfluencia o dificultad en el flujo normal del habla. Ocasiona repeticiones de sílabas o palabras o paros espasmódicos que interrumpen la fluidez verbal. A las alteraciones del habla se le suman, generalmente, manifestaciones de tensión muscular, como movimientos de manos, cierre de ojos, gesticulación facial y movimientos corporales.
Causas de la Disfemia
- Modelo de los factores fisiológicos.
- Modelo psicosocial (tartamudez por relaciones estresantes).
- Modelo psicolingüístico.
Tipología de la Disfemia
Según el lugar de la dificultad en la articulación:
- Disfemia tónica
- Disfemia clónica
- Disfemia tónica-clónica
Según la severidad:
- Ligero
- Suave
- Regular
- Moderadamente severo
- Severo
- Grave
Pronóstico de la Disfemia
La disfemia no se cura jamás, pero se compensa. El niño, o la víctima, en general, se acostumbra a ella y aprende a disimularla. En niños neurópatas con herencia cargada el pronóstico es menos favorable. La disfemia que mejora con el ensordecimiento tiene un mejor pronóstico que los otros tipos, pues es de origen bulbar. La disfemia traumática tiene un mejor pronóstico, pues en general se somete al tratamiento inmediatamente y, por lo tanto, se corrigen antes que se presente el desarrollo de la personalidad neurótica.
Orientaciones sobre el Lenguaje del Niño
- Se debe evitar llamar la atención al niño por su forma de hablar, pues está en plena etapa de desarrollo biológico y psicológico, en este caso, caracterizado por el egocentrismo.
- Escuchar con paciencia al niño cuando habla, sin manifestar curiosidad ni ansiedad.
- Procurar formarle imágenes acústicas agradables cuando habla; por ejemplo, si al referirse a la pelota tartamudea con la “pe”, se puede comentarle de la manera más natural: “¿Así que Carlitos cogió la pelota?”, etc.
- Cuando el niño está atravesando por periodos de relativa tranquilidad, es decir, de habla normal, la madre debe hablarle lo más que pueda.
- Si el niño tartamudea mucho, hay que estimularlo para que realice tareas manuales, así como ensayar canciones sencillas.
Actitudes para la Recuperación de la Confianza del Niño en Sí Mismo
- Disminuir las observaciones, correcciones, reprensiones o castigos por determinadas malas conductas, salvo las estrictamente indispensables; pero tampoco hay que caer en la sobreprotección.
- Prevenir los celos hacia uno de los hermanitos; procurar que las relaciones entre los miembros de la familia se desarrollen en un ambiente de armonía y comprensión.
- Preferir pequeñas reuniones familiares, o de grupos pequeños, donde el control es más directo y el niño se muestra con mayor confianza y libertad para participar.
Orientaciones Relacionadas con la Estabilidad Emocional
- Los padres deben evitar discutir o pelear delante del niño.
- Evitar la interferencia de “terceros” (abuelos, tíos) delante del niño con respecto a su educación o conducta.
Actitud del Profesor ante la Disfemia
No corregir al niño cuando habla mal. Si el maestro se enfrenta a situaciones catastróficas, brindar un trato afectuoso comprensible, evitar que el niño utilice su anomalía, mantenerse en contacto con los padres del niño.
La Lectura Oral en el Tratamiento de la Tartamudez
- El primer día de clase de la semana, los niños leen al unísono un texto sencillo en grupos de cinco alumnos; el martes lee el mismo texto en grupo de cuatro alumnos.
- En la segunda semana se le pide al niño que lea siempre en coro, pero con un compañero diferente cada día y con un texto también distinto.
- En la tercera semana, al observar que el niño puede leer con cierta regularidad con otro compañero, puede ser recomendable quitarle la situación de leer en coro.
- En la cuarta semana, el lector acompañante intenta bajar el tono de su voz todos los días, hasta que finalmente, para el último día de la semana, está hablando en un tono que apenas es perceptible.
- En la quinta semana, el lector acompañante, todavía hablando suavemente, empieza a omitir algunas palabras mientras lee, omitiendo más y más conforme avanza la semana.
- En la sexta semana, la sola presencia del lector acompañante puede ser suficiente para lograr una lectura fluida del niño con la anomalía.