Discurso de azaña en el congreso de los diputados en 1931

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La instauración de la II República y la Constitución de 1931

El texto propuesto como base de la composición es una fuente de tipo primario, un texto político,
concretamente el discurso de despedida del que ha sido jefe del estado de 1902 a 1931, publicado en uno
de los principales periódicos españoles, “ABC”, diario de tendencia moderada. La pretensión del autor es
explicar a todo el pueblo español la razón de su actitud. El autor es Alfonso XIII, rey de España entre
1902 a 1931, hijo de Alfonso XII, a quien no conocíó, y Mª Cristina de Habsburgo (regente entre 1885 y
1902). Su reinado marca la decadencia del sistema de la Restauración. La crisis política y social de un
régimen dominado por la oligarquía y el caciquismo acabarán por alterar el turno de partidos. Esto, la
tensión social y el intervencionismo político del monarca, una de cuyas acciones provocará el desastre de
Annual (1921), llevaran al derrumbe del sistema. Para tratar de mantener la monarquía y los privilegios de
la oligarquía, Primo de Rivera dará un Golpe de Estado en 1923 con idea de restablecer el orden social.
Tras unos años de estabilidad la dictadura acabará por caer, arrastrando en su caída a uno de sus
principales protagonistas, Alfonso de Borbón. Tras varios intentos fracasados, los republicanos ganaran en
las principales ciudades las alcaldías durante las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931. La alegría
popular fue tan grande que de forma espontánea y pacifica ocuparon las principales calles de las grades
ciudades españolas. Esto forzó la marcha del rey.
Alfonso XIII justifica el abandono del trono por no contar con el apoyo del pueblo. Este hecho y el temor
a que se produzca una sangrienta Guerra Civil hacen que, de forma pacifica, tome el camino del exilio, en
donde morirá.
La población española relacionaba al rey con Primo de Rivera, pues la colaboración entre los dos fue
plena hasta que el monarca le retiró la confianza en Enero de 1930. Para aquel entonces la contestación al
sistema era ya muy grande. Alfonso XIII intentó volver al sistema de la monarquía constitucional, pero
poca gente estaba dispuesta a apoyar el régimen. Este hecho lo demuestra la victoria electoral de las listas
unitarias de los firmantes del Pacto de San Sebastián (1930), los cuales plantearon las elecciones
municipales como si de un referéndum se tratase. El sistema caciquil volvíó a funcionar en los pueblos,
donde los alcaldes monárquicos vencieron, pero no fue así en las principales ciudades, donde el esfuerzo
de la oposición para que fuesen unas elecciones limpias dio sus frutos en forma de victoria. La alegría
popular por este hecho fue demasiado evidente para que el rey pudiera negarlo. Alfonso reconoce errores,
pero trata de escudarse en que no hubo “malicia” y que siempre buscó el bien público hasta en las más
críticas coyunturas. Estas “coyunturas” parecen referirse a las tres grandes crisis de su reinado. La Semana
Trágica de 1909, la crisis de 1917 y el desastre de Annual. En las dos primeras, promovidas en gran
medida por una importante tensión social, el rey optó siempre por estar al lado de los que manténían el
orden social que defendía los intereses de la oligarquía política y económica del país. En la tercera, al
monarca se le relaciónó con el desastre militar más importante del estado liberal español fuera de sus
fronteras, y todo ello en aras de la defensa de una política colonial de fuerza y prestigio. El monarca
renuncia al empleo de la fuerza contra el pueblo que ocupa las calles. El sabe que contaría con unidades
militares que le apoyarían, pero también es consciente que muy posiblemente otras no lo harían, pudiendo
originarse una Guerra Civil. El rey se va pero no abdica. De hecho, expresa el deseo de volver a contar con
el apoyo popular para regresar. El término que emplea es el de “suspender” su poder real en espera de que
la situación se acabe. En cualquier caso hace un reconocimiento a la soberanía nacional al reconocer a la
nacíón como “única señora de sus destinos”.
El 14 de Abril de 1931, Niceto Alcalá Zamora proclama la II República desde Madrid y forma un
gobierno provisional compuesto por regionalistas (Casares Quiroga, Nicolau d´Olwer), republicanos
(Lerroux, Maura, Manuel Azaña, Martínez Barrio) y socialistas (Largo Caballero, Prieto, Fernández de los
Ríos) que el mismo presidirá. El nuevo gobierno tomará inmediatamente medidas para ganarse el apoyo
popular y evitar que los monárquicos traten de recuperar el poder. Este gobierno pronto tuvo enfrente al
sector monárquico y nacionalista del ejército, a la oligarquía económica, que veía amenazados sus
intereses ante las promesas reformistas de parte del gobierno, y a la iglesia, que se opónía frontalmente al
laicismo republicano.
La actitud beligerante de esta ultima será tomada como excusa para la quema de
conventos por parte de exaltados anticlericales en Mayo de 1931. El 28 de Junio de 1931 se convocaron
elecciones a las cortes constituyentes por sufragio universal. Triunfaron los republicanos de izquierda, y el
partido más votado fue el PSOE. Esta mayoría de izquierdas se concretó en un gobierno de coalición entre
estos partidos, dirigido por Manuel Azaña (Presidente del gobierno). El presidente de la República fue
Niceto Alcalá Zamora. El gobierno progresista iniciará un ambicioso plan de reformas que tratará de
reformas la estructura social y económica del país, lo que provocará fuertes resistencias de los oligarcas.
La reforma de la que deben partir todas las demás es la elaboración de una nueva Constitución para el
país.

- La Constitución de 1931. Pretende construir en España una República Democrática que sea un Estado Social de Derecho. No hubo
consenso con la derecha, por la estructura del Estado y el tema religioso, por lo que la Constitución está
claramente teñida de ideología izquierdista.
Se caracteriza por: * Amplio reconocimiento de derechos:
• El texto recoge ampliamente los Derechos Individuales emanados de las teorías del liberalismo.
(artículo 2)
• Aparecen los Derechos Nacionales, creando el marco legal para la formalización de Comunidades
Autónomas, con el reconocimiento a su identidad cultural y a su lengua (artículos 1 y 4).
• Aparecen, de forma novedosa, Derechos Sociales, Económicos y Culturales referidos a la familia,
la educación y el trabajo.


* Rígida separación de poderes: • El legislativo corresponde a las Cortes unicamerales o Congreso de los Diputados, elegido cada
cuatro años por sufragio universal para mayores de 23 años.

• El ejecutivo corresponde al Presidente, elegido por 6 años, encargado de promulgar las leyes y
disolver las Cortes. Éste, a su vez, elige al Jefe de Gobierno, quien debe rendir cuentas al
Parlamento. (artículo 67)
• El judicial corresponde a los tribunales.
* Anticlericalismo, que gran parte de la sociedad española no compartía.
• Estado laico. Rígida separación Iglesia-Estado. (artículo 3).
• Supresión del presupuesto del clero y culto católicos.
• Limitaciones a las órdenes religiosas (prohibición de ejercer la enseñanza).
Aparte de la Constitución, las reformas emprendidas por el Gobierno republicano durante esta primera
etapa (conocida como Bienio progresista), se pueden resumir en:
A) REFORMA RELIGIOSA.
Se basa en una serie de leyes que pretenden reducir el poder de la Iglesia en la sociedad española:
• Ley de Congregaciones. Regulación de las órdenes y de sus actividades económicas.
• Supresión del presupuesto para el clero.
• Disolución de la Compañía de Jesús y confiscación de sus bienes.
• Se pretendía conseguir una sociedad civil laica, con el matrimonio civil, la secularización de los
cementerios o la ley del divorcio.
Esta actitud provocará la oposición de la Iglesia a la República, convirtiéndose en la abanderada de los
antirrepublicanos.
B) REFORMA AGRARIA.
Recogida en la Ley Agraria de 1932, cuyo objetivo es eliminar el latifundismo y crear una clase de
pequeños propietarios, para así poder modernizar la agricultura. Se crea el Instituto de Reforma Agraria
(IRA), encargado de la expropiación, generalmente con indemnización (sin ella las tierras de señoríos y
grandes de España), de latifundios subexplotados o no explotados directamente, para luego repartirlos
entre los campesinos sin tierra (individual o colectivamente). Problemas:
• Las dificultades en la aplicación (oposición de los propietarios, falta de presupuesto para
indemnizar, división entre los republicanos, burocracia...) provocaron una extrema lentitud, fruto
de la cual se produjeron una serie de sublevaciones en Andalucía y Extremadura.
• Problemas con los arrendamientos tradicionales en Galicia y Cataluña.
C) REFORMA MILITAR. Se pretendía lograr:
• Un ejército fiel a la República, para lo que se promulgan normas como el retiro voluntario de los
militares monárquicos y la creación de la Guardia de Asalto.
• Un ejército más profesional y eficaz. Para ello era necesario la reducción de mandos
Estas medidas provocaron el malestar del ejército. La propaganda antirrepublicana acusaba al gobierno de
querer destruirlo.
D) REFORMAS SOCIALES.
Se realiza una legislación favorable a los trabajadores. Este proceso fue dirigido por el sindicalista Largo
Caballero desde su puesto de Ministro de Trabajo. También se hace una importante reforma educativa que
pretende la alfabetización de la población, para lo cual se ampliarán el número de escuelas y maestros. Se
amplía el sufragio a las mujeres.
E) AUTONOMÍAS.
CATALUÑA.- En Abril de 1931 Maciá había proclamado la República Federal Catalana, tal y como
cuenta el segundo texto. Después sería redactado el estatuto de Nuria, en donde se contemplaba la
autodeterminación y el catalán como única lengua oficial, pero no fue aceptado por las Cortes. Tras largas
negociaciones, y con el impulso que le dio la asonada miliar de Sanjurjo, tal y como relata el texto de
Termes, en Septiembre de 1932 se aprueba el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que dará lugar a un
gobierno autónomo de ERC dirigido por Francesc Maciá.
PAÍS VASCO.- Las Cortes rechazan el Estatuto de Estella por resultar demasiado tradicionalista. Éste
había sido elaborado en Junio de 1931 por nacionalistas y carlista sobre bases foralistas y católicas. Hasta
1936 no conseguirán la autonomía.
El resto de las aspiraciones autonomistas en Galicia, Valencia, Aragón, Baleares y Andalucía fueron
frenadas por el inicio de la Guerra Civil.

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