La Dignidad de la Persona y la Doctrina Social de la Iglesia
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La Dignidad de la Persona
La dignidad de la persona se basa en el hecho de que ha sido creada a imagen y semejanza de Dios y elevada a un fin sobrenatural que transciende esta vida. La persona, ser inteligente y libre, sujeto a derechos y deberes, es el corazón y el alma de la doctrina social de la Iglesia.
Por esta razón, la Iglesia no cesará nunca de denunciar todas las esclavitudes, explotaciones y manipulaciones a las que se pueda ver sometida. Y no solo en el campo político y económico, también en el ideológico y cultural.
La Persona, Ser Social y Centro de la Sociedad
La persona es un ser social por naturaleza. El fundamento de toda sociedad y de sus exigencias éticas es la persona en cuanto tiende a comunicarse y relacionarse con los demás.
Principios Fundamentales
- El bien común, que ha de estar orientado al desarrollo íntegro de las personas.
- El principio de solidaridad: toda persona está indisolublemente ligada al destino de salvación de todos los hombres.
- El principio de participación, que requiere que las personas y organizaciones participen en la gestión de todas las actividades superando toda concepción individualista.
- El destino universal de todos los bienes. Según este principio, los bienes de la tierra están destinados al uso de todos. El derecho a la propiedad privada, en sí legítimo, debe estar circunscrito dentro de los límites impuestos por la función social.
La Persona, Ser Social
La persona es un ser social por naturaleza. Esa sociabilidad humana es el fundamento de toda forma de sociedad y de las exigencias éticas inscritas en ella. El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona.
Es indudable que el progreso de las relaciones sociales acarrea numerosas ventajas y beneficios. En efecto, permite que se satisfagan mejor muchos derechos de la persona, sobre todo los llamados económico-sociales, los cuales se atienen fundamentalmente a las exigencias de la vida humana: el cuidado de la salud, una instrucción básica más profunda y extensa, una formación profesional más completa, la vivienda, el trabajo, el descanso conveniente y honesta recreación.
Pero, simultáneamente, con la multiplicación y el desarrollo casi diario de estas nuevas formas de asociación, sucede que, en muchos sectores de la actividad humana, se detallan cada vez más la regulación y la definición jurídicas de las diversas relaciones sociales. Consiguientemente, queda reducido el radio de acción de la libertad individual. Se utilizan, en efecto, técnicas, se siguen métodos y se crean situaciones que hacen extremadamente difícil pensar por sí mismo, con independencia de los influjos externos, obrar por iniciativa propia, asumir convenientemente las responsabilidades personales y afirmar y consolidar con plenitud la riqueza espiritual humana.
Dimensión Social del Mensaje Cristiano Primitivo
La doctrina social cristiana está íntimamente relacionada con la historia de la salvación.
Misión de Jesús
El Evangelio muestra cómo Jesús no fue indiferente a las necesidades de los más débiles. Jesús luchó contra la hipocresía, los abusos de poder, el afán de lucro de los ricos. Denunció a los indiferentes ante el sufrimiento de los oprimidos y les recordó que tendrán que rendir cuentas cuando vuelva a juzgar a este mundo.
Jesús proclama una esencial igualdad en dignidad entre todos los seres humanos, hombres y mujeres.
En el mensaje de Jesús se encuentra la concepción de la persona como un ser social que debe relacionarse con los demás en justicia y caridad.
En el Evangelio se encuentran los valores referidos al origen de la vida y a la familia, relativos al origen y naturaleza de la autoridad, que debe ser ejercida como un servicio al bien común.
Misión de la Iglesia
La Iglesia continúa la misión.
Los padres de la Iglesia no solo defendieron a los pobres, sino que también promocionaron instituciones sociales como hospitales, orfanatos, hospederías y centros de enseñanza en una época en las que las instituciones civiles apenas se encargaban de hacerlo. Gracias a la labor de la Iglesia se han abolido costumbres que atentaban contra la dignidad de la persona, como el derecho a la vida, la esclavitud o la dignidad de la mujer.
La Dignidad de la Persona
Enseña la Sagrada Escritura que el hombre fue creado “a imagen de Dios”, capaz de reconocer y amar a su Creador, señor de todas las criaturas para que las gobernase e hiciera uso de ellas. Dios no creó al hombre solo, ya que, “los creó varón y hembra”, haciendo así, de esta asociación, la primera forma de comunidad de personas. El hombre, por su misma naturaleza, no puede vivir ni desarrollar sus propias cualidades.
De la dignidad de la persona se derivan una serie de derechos. Éstos pertenecen a toda persona, por el mero hecho de serlo.