Dictadura de Primo de Rivera: Paz Social y Expansión Económica

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Planteamientos sociales de la Dictadura de Primo de Rivera

Durante esta etapa, se inició un periodo de relativa paz social en el que desaparecieron, casi por completo, los atentados, las huelgas revolucionarias y gran parte de los conflictos laborales. El número de atentados terroristas disminuyó de un modo sustancial.

Pero esto se produjo a costa de la desaparición de derechos constitucionales, tales como las libertades de expresión y reunión, además de la censura de prensa. No sólo se realizaron detenciones de líderes de la CNT y del PCE, sino que se ordenó el cierre de sus locales y periódicos. Sin embargo, el Dictador contó con la colaboración del PSOE, cuyo líder, Francisco Largo Caballero, llegó a ocupar incluso la Secretaría de Estado para el Trabajo.

Se crearon Comités Paritarios, organismos oficiales compuestos por representantes de patronos y obreros, a quienes se sumaba un delegado gubernamental. Su función consistía en resolver los conflictos laborales (sueldos, despidos…), evitando los enfrentamientos sociales y las huelgas. La oposición a la dictadura corrió a cargo de sindicalistas, intelectuales y estudiantes, organizados en la FUE (Federación Universitaria Española, de carácter republicano). Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez, Menéndez Pidal, Marañón y Unamuno (desterrado en Fuerteventura en 1924) fueron algunos de los representantes ilustres que se enfrentaron a la dictadura.

Planteamientos económicos de la Dictadura de Primo de Rivera

La etapa de la Dictadura coincidió con una época de expansión de la economía internacional: los ”felices años veinte”, factor fundamental para su permanencia en el poder, justo hasta el inicio de la crisis del 29.

Uno de los pilares del progreso económico lo constituyó la pacificación del Rif, que terminó con la sangría de gastos militares desde 1909. El otro pilar fue, sin duda, la ya citada coyuntura económica internacional, muy favorable. Todos los indicadores de esos años reflejan una importante prosperidad económica y productiva.

La siderurgia alcanzó un enorme desarrollo. También creció la producción de cementos (impulso de los ensanches urbanos) y de papel. Se desarrolló la energía eléctrica. Se construyeron ferrocarriles y se invirtió en obras públicas.

Fueron también años de fuerte penetración de capital extranjero, colocado preferentemente en los sectores punta de la época: teléfonos, material eléctrico, alimentación, químicas o caucho. Se produjo una clara expansión industrial.

La pequeña y mediana empresa disfrutó, igualmente, de una fase de bonanza, al constituirse el Estado en el mayor demandante de bienes y servicios. Sin embargo, cuando a finales del año 1929 se empezaron a notar los efectos del crack de la Bolsa de Nueva York (octubre) y fue necesario devaluar la peseta, el general Primo de Rivera perdió buena parte de la confianza de la burguesía. Fue entonces cuando se produjo una grave crisis económica a nivel mundial.

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