Deshumanización y Control Totalitario: Pérdida de Identidad en Regímenes Absolutistas
Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego
Escrito el en español con un tamaño de 3,93 KB
La Deshumanización en el Estado Totalitario: Un Análisis de la Pérdida de Identidad
Primera Parte: La Muerte en Vida
El texto aborda la aniquilación de la esencia y personalidad humana, así como la supresión del individuo, como consecuencia de las acciones de un estado totalitario. Se centra inicialmente en la experiencia de los judíos durante el Holocausto, quienes eran "asesinados en vida" antes de su exterminio físico. Acudían a la muerte sin resistencia porque ya habían sido despojados de su humanidad. Este proceso se asemeja a situaciones contemporáneas de acoso, donde se inflige daño psicológico y moral.
Los prisioneros eran despojados de todo: sus posesiones, su identidad, sus derechos. No eran considerados personas jurídicas, ya que la ley no los protegía; dejaban de ser ciudadanos. Eran tratados como seres inferiores, despojados de su individualidad. Se les asignaban números, se les rapaba, y se les prohibía usar sus nombres o poseer objetos personales. El individuo era sistemáticamente destruido.
Segunda Parte: La Deshumanización y la Sociedad de Masas
Los prisioneros, psíquica y moralmente destruidos, no se rebelaban contra el poder. Esta **deshumanización** es un fenómeno que, según el texto, persiste en la sociedad de masas actual. Las víctimas, conscientes de su destino fatal, no reaccionaban porque habían sido aniquiladas como individuos. El exterminio en cámaras de gas se presentaba como la solución más "económica", reflejando la frialdad de una economía que se reduce a números.
La destrucción de la individualidad implicaba la eliminación de la espontaneidad. El individuo, al no sentir nada, no se rebelaba. Las SS provocaban la **indefensión aprendida**, un estado psicológico en el que la víctima se resigna a su sufrimiento.
Tercera Parte: Condicionamiento y Control
Se hace referencia a los experimentos de Pavlov y al **condicionamiento psicológico**. El ser humano, reducido a un ente que responde a estímulos, pierde su libertad. Un ejemplo de esto es la publicidad, que asocia productos con imágenes atractivas para influir en el comportamiento del consumidor.
La conducta de los individuos, por lo tanto, no era libre ni espontánea, sino la que deseaban sus opresores. Se ejercía un **control total** sobre la persona. Aunque el texto reconoce que el totalitarismo clásico no existe en la misma forma en la actualidad, advierte que los medios de comunicación (televisión, radio, internet) nos bombardean con estímulos que nos condicionan.
Se plantea que el totalitarismo, en cierto modo, persiste. Los judíos, despojados de su rebeldía por el régimen totalitario, se dirigían voluntariamente a las cámaras de gas. Para Marx, esto representaría la **enajenación**: la pérdida de la esencia humana. El Estado, con un poder comparable al de una deidad, aplastaba al individuo. La persona, despojada de su libertad, era reducida a la nada, mientras que el Estado se erigía como ente supremo y opresor.
El Totalitarismo y el Control del Pensamiento
El totalitarismo se define como un sistema donde el Estado lo controla todo, y no existe libertad de partidos; solo hay un partido único (nazis, fascistas, etc.). Hannah Arendt analizó los regímenes totalitarios alemán y soviético, donde el Estado ejercía un poder absoluto sobre la vida de las personas. Este tipo de régimen predominó en Alemania en la década de 1930.
La novela *1984* de George Orwell se presenta como una obra fundamental para comprender el totalitarismo, que busca controlar incluso el pensamiento a través del **lavado de cerebro**. Todo estaba bajo control: la radio, los periódicos, la **propaganda**. Esta última se utilizaba para hacer creer que el totalitarismo era una democracia, adoctrinando a la población. La gente, cada vez menos consciente de la dictadura, creía ser libre cuando en realidad no lo era.