Descubriendo los Sentidos: Cómo Percibimos el Mundo
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1. Estímulos, Sensación y Percepción
Un estímulo es toda energía física, mecánica, térmica, química o electromagnética que excita o activa un receptor sensorial. La sensación consiste en detectar algo a través de los sentidos y de los receptores de sensación internos (movimiento, equilibrio, malestar) sin que aún haya sido elaborado o tenga significado. La percepción es más de lo que vemos, oímos, saboreamos, olemos o palpamos. La esencia de la percepción consiste en la transformación de la impresión sensitiva (sensación) en información cognitiva.
2. Características Fundamentales de la Percepción
Las características fundamentales de la percepción son:
- Es un proceso constructivo que depende de las características del estímulo (que activa los órganos de los sentidos) y de la experiencia sociocultural y afectiva del sujeto perceptor. El sujeto utiliza «esquemas» perceptivos y, al percibir, está condicionado por su aprendizaje y experiencia, su personalidad y su cultura.
- Es un proceso de información-adaptación al ambiente. El objetivo de la percepción es dotar de sentido la realidad que vivimos, facilitarnos información sobre el mundo y permitir nuestra adaptación al entorno. Todas las especies desarrollan un aparato sensorial especial para recoger información esencial para su supervivencia. El águila y otros pájaros de presa tienen una vista muy precisa, los perros pueden oler cosas en concentraciones 100 veces inferiores a nosotros, y los murciélagos disponen de un sonar capaz de rastrear y capturar insectos pequeños.
- Es un proceso de selección. Como la información que recibimos es excesiva y los recursos del individuo son limitados, percibimos lo que es relevante para nosotros en cada circunstancia. Esta selección de estímulos, de gran importancia para nuestra adaptación y supervivencia, se produce mediante la atención.
3. Fases del Proceso Perceptivo
La psicología de la percepción investiga cómo la energía física captada por los receptores sensoriales se transforma en el reconocimiento de formas y objetos reales. La investigación actual muestra que no percibimos el mundo tal y como es, de forma simple y automática, sino que lo construimos mediante los procesos sensoriales, perceptivos y atencionales.
- Detección: Cada sentido dispone de un receptor, grupo de células sensibles a un tipo específico de energía.
- Transducción: Parte de nuestro talento natural depende de la capacidad del cuerpo para convertir un tipo de energía en otro. Los receptores transducen o convierten la energía del estímulo en mensajes nerviosos.
- Transmisión: Transmiten la información codificada sobre las características del estímulo.
- Procesamiento de la información: Nuestros órganos sensoriales detectan energía y la codifican en señales nerviosas, pero es el cerebro el que organiza e interpreta la información en forma de experiencias conscientes.
4. Clasificación de los Órganos Sensoriales
Los sentidos transmiten unidades de información al cerebro como piezas microscópicas de un gran rompecabezas. Podemos distinguir tres tipos de sentidos:
- Exteroceptores: Recogen información del mundo exterior.
- Interoceptores: Nos informan del estado de las vísceras.
- Propioceptores: Nos informan sobre los músculos y los movimientos del cuerpo.
4.1. Los Sentidos
- Gusto: El órgano sensorial del gusto se compone de unas células llamadas papilas gustativas, que recubren la superficie de la lengua, uno de los músculos más versátiles.
- Olfato: El olor es otro sentido químico que afecta a nuestra valoración de las cosas y las personas.
- Vista: La mayor parte de la información que obtenemos del mundo es visual. La vista es considerada el sentido humano dominante, porque nos permite percibir el espacio, orientar nuestros movimientos y evitar peligros. La percepción visual se inicia cuando las células receptoras de la retina se activan.
- Tacto: Percibimos las distintas sensaciones táctiles a través de la piel. La sensibilidad de la piel es muy alta. La piel consta de tres zonas: una externa, cuyas células muertas son insensibles; otra intermedia, formada por células hijas que suben a la epidermis, sustituyendo a las que se mueren y desprendiéndolas en forma de escamas y caspa; y la más profunda, que tiene células vivas y aloja los corpúsculos nerviosos sensibles al calor, al frío, al relieve, a la textura y a la presión.
- Oído: El oído es fundamental para la comunicación por medio del lenguaje. Somos muy sensibles a las diferencias de sonidos y podemos detectar las diferencias entre millares de voces humanas.
5. Los Umbrales Sensoriales
La capacidad humana de recibir estímulos es limitada; no podemos tener sensación de todo. Hay cosas que no podemos ver, como la luz infrarroja, o que no podemos oír, como los ultrasonidos. La psicofísica estudia la relación existente entre la naturaleza física de un estímulo y las respuestas sensoriales que produce en una persona. Nuestra capacidad sensitiva tiene diferentes umbrales:
5.1. Umbral Absoluto
Es la cantidad mínima de estímulo que necesitamos para «darnos cuenta» de algo (umbral inferior) y también la cantidad máxima de estímulo que podemos recibir (es decir, el límite superior por encima del cual no podemos tener más sensaciones). Según E. Galanter (1962), los umbrales absolutos de las distintas modalidades sensoriales son:
- Visión: Ver la llama de una vela a 48 km de distancia, en una noche oscura.
- Audición: Escuchar el tictac de un reloj a 6 metros de distancia en una habitación silenciosa.
- Gusto: Saborear una cuchara de azúcar en 7,5 litros de agua.
- Olfato: Oler una gota de perfume en un apartamento de tres habitaciones.
- Tacto: Sentir el ala de una abeja que nos roza la mejilla cuando cae a un centímetro de altura.
5.2. Umbral Diferencial
Es la diferencia de intensidad del estímulo necesaria para notar un incremento o una disminución ante un estímulo previo. Podemos detectar cambios muy pequeños en la temperatura y en la altura tonal de los sonidos (habilidad de quienes afinan instrumentos musicales), pero somos menos sensibles en los olores o los cambios de volumen. Cuanto más pequeño sea el cambio que podemos detectar, mayor es nuestra sensibilidad.