Descubriendo la Moralidad Humana: Libertad, Responsabilidad y Normas
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La Moral: El Camino de la Libertad y la Responsabilidad
Desde la libertad, el hombre se hace a sí mismo: es constructor y construcción a la vez. Es responsable de sí mismo y de lo que hace, es un ser moral.
De la Acción Libre a la Acción Moral
La diferencia fundamental entre el comportamiento animal y la acción humana radica en que el animal está gobernado por el instinto, mientras que la acción humana se caracteriza por una gran flexibilidad para el aprendizaje. El animal parece programado o determinado, y el comportamiento humano se caracteriza por ser abierto y libre. Este carácter libre y abierto de la acción es lo que hace al ser humano responsable de sus actos. Un individuo, ante una determinada situación, reflexiona, toma una decisión y actúa en concordancia con ella; es el autor de esta acción y ha de responder por ella. Este carácter libre de la actuación humana constituye también la base del carácter moral que posee en exclusividad. La libertad posibilita que las acciones concretas que alguien lleva a cabo se ajusten o no a las costumbres y las normas de su comunidad. Cuando el sujeto decide actuar de acuerdo con las normas asumidas, actúa correctamente (es moral); cuando decide libremente saltárselas, actúa incorrectamente (es inmoral). Pero lo que no puede hacer es dejar de actuar en el marco de este código normativo, es decir, lo que no puede hacer es ser amoral. El ser humano es, de manera esencial e inevitable, un ser moral.
Definición de Moral
La palabra "moral" (moralis en latín) deriva de la palabra mos, que significa "costumbre". En cada pueblo, como en cada individuo, existen multitud de costumbres. El conjunto de estas costumbres constituye la moral de un pueblo o de un sujeto. Podemos definir el término "moral" como el código de normas que regulan la acción individual y colectiva que se considera correcta. Existen dos perspectivas para entender la moral:
- Moral como contenido: Se refiere al contenido concreto de una moral, es decir, a las normas y los principios que, según una comunidad o persona, regulan el comportamiento correcto. La moral es un corpus que puede tener como contenido normas como respetar a los padres, proteger a los hijos, etc.
- Moral como estructura: La moral es un rasgo constitutivo de la naturaleza humana. El carácter abierto del ser humano lo empuja a definirse constantemente en las elecciones y los actos que realiza. Estos son fruto de una voluntad libre que tiene la posibilidad de elegir, pero también la obligación de hacerlo, y siempre de acuerdo con las normas asumidas o en contra de estas. Ante una determinada situación y ante la urgencia de actuar, el ser humano puede decidir hacer esto o lo otro, pero tiene que decidir; no está en sus manos abstenerse, ya que ello constituiría ya una decisión. La libertad nos permite elegir, pero no nos permite no elegir. El ser humano puede ser moral o inmoral, pero no amoral, ya que posee una serie de normas concretas de acción, pero también está obligado por su libertad a acatarlas o no.
Acción, Hábito y Carácter
Si nos situamos en la perspectiva de la moral como contenido, podemos afirmar que es en el actuar concreto donde se manifiesta el carácter moral del ser humano. Cada acción concreta puede ser valorada como moral o inmoral según si cumple o incumple las normas. Al hablar de moral, nos referimos a algo que va más allá de las acciones aisladas y concretas que puede llevar a cabo un sujeto determinado. Cuando hablamos de moralidad o inmoralidad, nos referimos a los hábitos y el carácter de un sujeto moral. Los hábitos son ciertas tendencias a actuar de una determinada manera ante situaciones similares. El conjunto de hábitos de una persona constituye su carácter o manera de ser, es decir, los rasgos que lo distinguen de los demás y que es posible observar en sus acciones concretas. Aunque nacemos con unas predisposiciones concretas, nuestro carácter se forma por la repetición de acciones similares. El carácter no se puede considerar algo que nos venga definitivamente dado, sino algo que vamos construyendo lentamente pero de forma constante a lo largo de la vida. Y, aunque es menos habitual, también puede ocurrir que una sola acción emblemática y decisiva provoque un brusco cambio de carácter; a esto lo llamamos "conversión". El carácter se hace día a día sobre nuestras acciones, y por eso debemos ser responsables de ellas. Una vez que el carácter está formado, influye y condiciona fuertemente nuestras acciones concretas. Cuanto más asimilado está el carácter, más difícil es hacer acciones de signo contrario a las que estamos acostumbrados. Se puede decir que el carácter es la base de nuestra naturaleza moral, ya que una vez formado condiciona nuestras acciones y, en consecuencia, su corrección o incorrección.
Las Normas Morales
Una norma es una regla que establece cómo debemos actuar para adecuarnos a lo que pensamos que es preferible en una situación determinada, es decir, a lo que creemos que debería suceder en tal caso. Las normas pertenecen al ámbito de lo que debería ser y no al de la realidad tal como es. Quizá la característica más definitoria de cualquier tipo de norma es el carácter de obligatoriedad que conlleva. Este carácter no debe interpretarse como la necesidad inevitable de que la norma se cumpla, sino que la norma debe ser entendida como una orden que nos obliga a hacer lo que postula. La obligatoriedad de la norma moral presupone la libertad de elección del ser humano. La norma y la obligación surgen de la libertad que nos permite acatar o desentendernos de lo que la norma nos manda. Podemos afirmar que las normas morales poseen un doble carácter: de libertad y de obligatoriedad. Las normas tienen dos dimensiones:
- Dimensión social: Todas las comunidades poseen un código de normas que regulan la forma en que sus miembros deben actuar y relacionarse. Estas normas pueden estar explícitas en códigos legales, que constituyen el derecho positivo de esta comunidad, o pueden estar implícitas en los usos y costumbres de la misma.
- Dimensión personal: Las normas morales no sólo exigen el cumplimiento, sino una convicción interior del sujeto. Es decir, es necesario que el sujeto moral reconozca la norma como suya y no como impuesta socialmente. La conciencia moral es la instancia que asume y asimila estas normas, y además es la que, en último término, juzga la corrección e incorrección de la actuación de uno mismo.
El Desarrollo de la Conciencia Moral según Kohlberg
Algunos psicólogos, como Piaget y Kohlberg, han estudiado el desarrollo de la conciencia moral y la evolución de la forma en que el individuo se relaciona con las normas. Kohlberg estableció seis estadios del proceso de maduración moral. No se pueden identificar estos estadios con los periodos de crecimiento humano, ya que, según Kohlberg, solo un 5% de los individuos adultos llega al último estadio. La madurez física y psicológica no siempre conlleva madurez moral.
- Estadio 1: Las normas se acatan por obediencia y por miedo al castigo (Egocentrismo).
- Estadio 2: Las reglas solo se asumen si favorecen los propios intereses. Lo que es bueno es útil y beneficioso (Individualismo).
- Estadio 3: Se considera solo aquello que las personas cercanas esperan de nosotros (Gregarismo).
- Estadio 4: Hay que acatar las normas que están establecidas socialmente para proporcionar un bien general (Comunitarismo).
- Estadio 5: Como existe una gran variedad de opiniones, principios y valores, solo son legítimas las normas que son fruto de un acuerdo que favorece a la mayoría (Relativismo).
- Estadio 6: Las normas son elegidas libre y racionalmente, pero responden a principios y valores universales (Universalismo).
Según Kohlberg, la madurez moral se alcanza cuando existe conciencia y reconocimiento de que las normas que se han de asumir se justifican o se legitiman en virtud de unos principios o valores universales.