Descubriendo la Esencia del Cristianismo: Un Camino hacia la Vida Plena

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El Amor de Dios y la Esencia del Cristianismo

La Paternidad de Dios

El amor de Dios hacia los hombres no es común a todas las religiones. Jesús nos recuerda la paternidad de Dios. Nos aconseja, al orar, diciendo *Padre nuestro* y que nos abandonemos a Él con confianza filial. La parábola del hijo pródigo es un ejemplo:

  • Cada ser humano es representado por el hijo pródigo: cuando somos infieles, actuamos como el hijo que le pide a su padre su herencia y la malgasta. Nos alejamos de Dios cuando sustituimos sus dones.
  • Dios es el padre que no impide la partida de su hijo: la libertad del hombre es una afirmación del cristianismo. Ser cristiano exige compromiso.
  • El hijo mayor representa otro tipo de relación inadecuada con el padre: ha sabido permanecer junto al padre, pero su enfado muestra falta de amor y confianza.

Ser cristiano significa estar en contacto con lo más sagrado porque gracias a Dios encontramos la vida plena. No cabe tristeza, solo amor. Somos hijos de Dios, nos ha salvado del pecado y de la muerte por medio del sacrificio de su Hijo y nos da su gracia por medio del Espíritu Santo.

El Encuentro Personal con Jesús

Si la esencia del cristiano es la persona de Jesús, quien quiere descubrir qué significa ser cristiano o pretende vivir una experiencia de fe debe estar dispuesto al encuentro personal con Él. Encontrarse con Jesús.

En los evangelios se muestra el modo en el que los apóstoles aprendieron a querer a Jesús a través de sus palabras, acciones y la imitación de su forma de ser.

Caminos para el Encuentro

  • La Oración

    La vida del cristiano necesita el trato personal con Dios, mediante el Padrenuestro, por ejemplo, que permite poner el corazón en Dios y facilita al creyente la petición. Otro modo de orar es con nuestras propias palabras.

  • La Iglesia

    Cristo convoca a los hombres para ser parte de Él. Jesús configura cada día su comunidad, la Iglesia. En ella, Él se hace presente y se comunica.

  • Los Sacramentos

    Jesús se encuentra en la Eucaristía. Con su cuerpo, alma, sangre y divinidad. Jesús está en el sagrario, en la comunión, en la misa. Por eso es importante acudir al sacramento de la reconciliación.

  • Los Hermanos

    Jesús llama bienaventurados (santos y felices) a quienes le siguen.

Los Sacramentos de la Curación: Reconciliación y Unción de Enfermos

Jesús perdonó los pecados del paralítico y le devolvió la salud del cuerpo. Para ello, instituyó los dos sacramentos de la curación: el sacramento de la reconciliación y el de la unción de enfermos. Mediante el sacramento de la penitencia, los que después del bautismo se apartan de Dios por el pecado pueden encontrarse con Él. Jesús tiene el poder de perdonar los pecados y además se compadecía de los enfermos al verlos sufrir, los trataba con cariño y curaba sus enfermedades. La Iglesia recibió el mandato de Jesús de atender a los enfermos; desde sus inicios los cuida y reza por ellos, los acompaña y les da el sacramento de la unción. Jesús continúa ayudando a los enfermos por medio de su Iglesia.

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