Descartes y Hume: Ética, Conocimiento y Política

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Ética en Descartes

La moral cartesiana se presenta principalmente en la tercera parte del “Discurso del Método”, donde Descartes propone un código moral provisional basado en cuatro máximas:

  • Obediencia pasiva: Mantener una actitud pasiva ante política y religión, respetando lo establecido.
  • Acción práctica: Vivir de forma práctica sin dudar, pues la duda solo se aplica en el ámbito intelectual.
  • Superación personal: Vencer nuestros pensamientos, ya que solo controlamos nuestra mente.
  • Cultivo de la razón: Dedicar la vida a la razón, que es clave para la libertad y la moral.

Aunque no elaboró un sistema ético completo, se pueden extraer algunos principios morales objetivos de sus obras, como el libre albedrío, la naturaleza del bien y la generosidad.

Libre Albedrío

Descartes sostiene que la libertad de elección es una experiencia interna. Mientras los animales están dominados por las pasiones, los seres humanos pueden orientarlas y controlarlas. A medida que se adquiere más conocimiento, la voluntad se vuelve más libre, y todo error se debe a una elección precipitada y no razonada.

Naturaleza del Bien

El bien se vincula con Dios, mientras que el mal es una privación, un no-ser. Para Descartes, el mal no existe como entidad, solo existe amor y armonía.

Generosidad

Relacionada con su visión optimista del mundo, la generosidad es vista como la virtud más alta. La persona generosa sabe que nada le pertenece, excepto su voluntad.

Teoría del Conocimiento de Hume

Hume critica los sistemas filosóficos previos por no ofrecer un conocimiento verdadero de la naturaleza humana. Propone un método con dos objetivos: estudiar la naturaleza humana como base de todas las ciencias y entender las capacidades del entendimiento humano, siempre a partir de la experiencia.

La experiencia es todo lo que llega a la mente de forma inmediata, sin importar su origen. De la experiencia surgen las percepciones, que se dividen en:

  • Impresiones: percepciones intensas, como lo que vemos o sentimos.
  • Ideas: copias de las impresiones, menos vivas que las originales.

La relación entre impresiones e ideas es como la de un original y su copia, y las ideas son el criterio de verdad. Las impresiones pueden ser de sensación (provenientes de los sentidos) o de reflexión (sentimientos derivados de las ideas). Las ideas pueden ser simples (copias de impresiones simples) o complejas (combinación de ideas simples).

Hume critica la causalidad, argumentando que la conexión entre causa y efecto no es necesaria, sino una asociación psicológica basada en la costumbre. La gente cree que A causa B por hábito, no por una conexión racional.

El conocimiento se divide en dos tipos:

  • Relaciones de ideas: conocimientos evidentes, como las matemáticas, que son válidos independientemente de los hechos.
  • Cuestiones de hecho: conocimientos sobre el mundo exterior, que dependen de la experiencia.

El Problema del Hombre en Hume

Hume critica las ideas de Descartes sobre la sustancia pensante (alma), sustancia extensa (cuerpo) y sustancia infinita (Dios). Según Hume, la idea de sustancia no tiene base en ninguna impresión y, por tanto, carece de fundamento. Lo que tenemos es una creencia.

Crítica a la Sustancia Material (Cuerpos)

Hume señala que tendemos a creer en los cuerpos como algo independiente de nuestras percepciones. Solo podemos conocer nuestras percepciones, no los objetos externos que las causan. Usar el principio de causalidad para afirmar la existencia de esos objetos no es posible, ya que no tenemos evidencia directa de ellos. Es la imaginación la que nos lleva a creer en su existencia independiente.

Crítica a la Sustancia Espiritual (Alma)

Hume argumenta que no existe ninguna impresión de la que podamos derivar la idea de alma o yo. El yo no es una entidad constante, sino una sucesión de impresiones e ideas. La confusión entre identidad y sucesión nos lleva a pensar que el yo es algo constante. Por lo tanto, la idea de alma y la pregunta sobre su inmortalidad son innecesarias.

El Problema de Dios en Hume

Crítica a la sustancia infinita. La postura de Hume con respecto a la sustancia infinita o Dios seguirá el mismo camino que la crítica realizada a la sustancia material y espiritual. Necesitamos una impresión a la que podamos referir la idea de Dios. Por tanto, una vez más será la creencia la que nos haga confiar en la existencia de esta sustancia. Como consecuencia de ello, Hume no reconocerá ningún valor a los intentos de demostrar la existencia de Dios.

La Ética de Hume

Hume se opone a la idea de que la moralidad se basa en la razón, argumentando que la moralidad no puede derivarse de la razón por dos razones:

  • No se deriva del conocimiento de hechos: Las acciones no tienen una cualidad moral (buena o mala). Cuando describimos una acción, solo vemos los hechos y las propiedades de los objetos involucrados, pero no el "bueno" o "malo" como una propiedad de estos objetos. Lo que consideramos "bueno" o "malo" proviene de sentimientos de aprobación o desaprobación.
  • No se deriva de las relaciones de ideas: Las relaciones de ideas no tienen una base moral clara. Si la moralidad dependiera de relaciones como la semejanza o la contrariedad, entonces deberíamos ver lo "bueno" o "malo" en fenómenos naturales (como terremotos o comportamientos animales), pero no lo hacemos.

Hume concluye que la moralidad se basa en el sentimiento. No es la razón la que nos dice qué es moralmente correcto, sino las emociones humanas: lo que sentimos como "bueno" o "malo" es una reacción emocional.

Hume sostiene que una de las fuentes de la aprobación moral es la utilidad. Virtudes como la justicia se basan en la utilidad social y el bienestar humano. La utilidad, según Hume, es la base de las virtudes sociales y de muchas cualidades humanas apreciadas moralmente, como la generosidad, la fidelidad y la caridad.

Política según Hume

Para Hume, la política es una ciencia empírica, similar a la física o la química, y se fundamenta en la utilidad y el interés práctico de la sociedad, no en principios abstractos.

Hume se opone a las teorías del contrato social, que suponen un "estado de naturaleza" previo a la formación de la sociedad. Según Hume, este estado no tiene base real y es solo una ficción filosófica. En lugar de surgir de un pacto, la sociedad humana surge naturalmente debido al deseo humano de unirse, especialmente en el contexto de la familia. A medida que se perciben los beneficios de la unión, la sociedad se amplía.

Aunque la sociedad tiene una base natural, la legitimidad de las instituciones y del gobierno no se deriva de la naturaleza, sino de una convención social basada en la utilidad. Las instituciones existen porque aportan beneficios a la sociedad, y no porque sean inherentes a la naturaleza humana.

Hume sostiene que el gobierno solo existe debido a la utilidad que aporta en la protección de la propiedad y la administración de la justicia. La obediencia al gobierno se basa en la utilidad, y si deja de aportar esa utilidad, la obligación de obedecer desaparece.

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