Descartes y Hume: Demostración de Dios, Ética, Conocimiento y Causalidad
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La Demostración de la Existencia de Dios según Descartes
Para evitar caer en el solipsismo, que defiende la existencia única del "yo" como ente pensante, y poder avanzar en el conocimiento, Descartes se propone demostrar la existencia de Dios mediante la razón. Esta es la primera verdad a la que llega.
Descartes argumenta (tercera verdad) que la idea de una sustancia infinita no puede haber sido creada por el hombre, que es finito, ya que la causa debe tener tanta o más realidad que su efecto.
La Ética de Hume: Sentimientos Morales y Naturaleza Humana
En la ética de Hume, surge un problema: los sentimientos morales, que guían la ética, no son universales ni objetivos, ya que dependen de las emociones de cada individuo. Esto podría sugerir que la teoría ética de Hume es subjetivista y relativista. Sin embargo, Hume considera que existe una naturaleza compartida por todos los seres humanos y que sus sentimientos morales poseen cierto grado de concordancia y regularidad.
Hume reconoce el egoísmo inherente al ser humano, pero lo considera una conducta negativa, aunque necesaria para la supervivencia. Además, fomenta el interés individual, lo que, según Hume, repercute positivamente en el interés colectivo. Por lo tanto, el egoísmo es positivo porque incita a la cooperación, ya que en el fondo del ser humano existe un sentimiento moral llamado simpatía (lo que comúnmente conocemos como empatía) que regula el comportamiento humano, impulsando la benevolencia y el deseo de ser útiles a los demás.
En consecuencia, si algo es bueno para nosotros, basándonos en la simpatía y el deseo de ser útiles, haremos lo posible para que también lo sea para los demás, lo cual nos beneficia a todos.
En definitiva, Hume muestra un optimismo antropológico ilustrado, ya que considera que existen buenas inclinaciones en el ser humano que deben potenciarse para alcanzar el bien común, fundamentado en los sentimientos morales universales, sin necesidad de recurrir a la razón.
El Problema del Conocimiento en Hume: Crítica al Principio de Causalidad
Hume critica el principio de causalidad argumentando que no se percibe nada llamado "causalidad". Según Hume, lo que ocurre es que el hábito de observar una realidad (causa) seguida de otra (efecto) crea en la mente la idea de una relación entre ambos fenómenos.
Por consiguiente, no hay más motivo que el hábito para pensar que una causa va seguida, necesariamente, de su efecto.
La Fábula del Pavo Empirista de Bertrand Russell
La fábula El pavo empirista de Bertrand Russell, un filósofo del siglo XX, ilustra perfectamente esta crítica y cuestiona la confianza ciega en la inducción basada en la experiencia pasada. En la fábula, un pavo vive en una granja y es alimentado a la misma hora cada día, cuando el granjero entra en el corral. El pavo, siguiendo un razonamiento inductivo, asume que este hábito se repetirá siempre en el futuro, ya que siempre ha ocurrido así en el pasado. Sin embargo, el día de Navidad, el granjero entra en el corral, no para alimentarlo, sino para cocinarlo. Esto demuestra que el futuro no es una mera extensión del pasado, y que el número de veces que algo ocurre en el pasado no garantiza que vaya a suceder en el futuro.
Por lo tanto, Hume argumenta que las leyes causales no son verdades absolutas, porque se alcanzan mediante la inducción. También determina que no se puede conocer a través de la deducción, ya que no existen axiomas o ideas innatas; estas son ideas complejas producidas por la mente a partir de datos sensoriales. Esto conduce a Hume al escepticismo. Entonces, Hume (a diferencia de *Descartes*) destruye la idea de sustancia argumentando que, al no tener cualidades, no hay impresiones de ella y, por lo tanto, no existe. Asimismo, refuta la idea del alma o *cogito*, la cual, al no poder ser observada (no hay impresión de ella), no existe. De igual manera, la idea de Dios no es más que el principio de causalidad aplicado a la realidad observada (en contraposición a *Santo Tomás*).