Desarrollo Socioafectivo Infantil: Etapas Clave de 0 a 24 Meses

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Durante los primeros meses de vida, el niño atraviesa una etapa de indiferenciación yo-no yo. El bebé se comporta como si formara un sistema único con su madre, sin diferenciar la acción del otro de la propia, ya que aún no está en condiciones de percibir la separación. M. Mahler habla de una simbiosis.

Cuando un bebé toca un objeto al inicio de su desarrollo, no puede aún diferenciar su mano de lo que toca. Solo reconoce las sugestiones del alimento si tiene hambre, pero no reconoce la leche como tal, ni el biberón, ni el chupete, sino el pezón cuando lo recibe en la boca.

Primeros Tres Meses: Indiferenciación y Narcisismo

Durante los tres primeros meses de vida, todavía no existe conciencia del yo ni de la relación entre el mundo interior y la realidad externa. Se puede decir que en el niño hay como una imagen suya suficiente para sí mismo. Toda actividad queda centrada sobre su propio cuerpo. Por eso, Freud llama narcisista a este periodo, basándose en el mito clásico de Narciso.

El narcisismo se irá atenuando a medida que el niño comience a reconocer otros objetos y vaya situándose en el universo.

Desde la perspectiva de Spitz, estos tres primeros meses de vida presentan como una continuación del estado fetal. El recién nacido sigue viviendo en simbiosis con su madre. Esta situación es para el niño cómoda y reconfortante, significando comodidad, seguridad y bienestar.

No hay preocupación por buscar comodidad, ni por su higiene, ni por abrigarse del frío o protegerse del calor.

La Sonrisa Social y el Despertar de la Comunicación

Alrededor de los tres meses, ocurre un hecho significativo en la evolución del niño: comienza a sonreír a todo semblante que se le aproxima. Específicamente, esta sonrisa social es la respuesta del niño a lo que Spitz llama una GESTALT SEÑAL, constituida por la frente, los ojos y la nariz, todo en movimiento. La sonrisa inaugura una verdadera comunicación sobre la que se pueden incluir en el registro del placer y el displacer.

Angustia del Octavo Mes y el Reconocimiento de la Madre

Alrededor de los ocho meses surge la llamada angustia del octavo mes. El niño comienza a percibir el rostro desconocido, llegando a una discriminación entre el rostro de la madre o de la persona que se ocupa habitualmente de él (sustituto materno) y cualquier otro rostro desconocido.

La madre es, ciertamente, más que nunca, la que proporciona la seguridad necesaria para un desarrollo psicológico saludable.

Etapa Oral y Reconocimiento de Sí Mismo

Estas conquistas se van dando mientras el niño se encuentra transitando por la etapa oral del desarrollo sexual, cuya zona erógena es la boca.

Según Félix López, a los 12 meses, los niños demuestran cierta habilidad para reconocerse a sí mismos, diferenciándose de los demás, siempre que la imagen presentada se corresponda con la que tiene en ese momento. Ya a los 24 meses logran un mejor reconocimiento, independientemente de su carácter.

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