Desarrollo Psicomotor en la Infancia: Claves para la Educación Infantil

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Desarrollo Psicomotor en la Infancia: Claves para la Educación Infantil

Introducción

El niño es un ser unitario, cuyo desarrollo comprende una realidad biológica, psíquica, social y cultural. Esta realidad tiene distintas facetas íntimamente relacionadas entre sí, que solo se pueden separar para su estudio. Tradicionalmente, estas han sido: el desarrollo cognitivo, el desarrollo socioafectivo y el desarrollo físico y psicomotor. El desarrollo de las mismas constituye el objetivo prioritario de la Educación Infantil, tal y como se establece en la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE), en el Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la etapa, y en su concreción para Canarias, en el Decreto 196/2022 (ordenación y currículo).

“La finalidad de la Educación Infantil es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños y las niñas” (Art.3)

A lo largo de este tema nos centraremos en una de estas facetas, el desarrollo físico y psicomotor de los niños y niñas hasta los 6 años, sin olvidar que estas están íntimamente relacionadas y no hay nada que afecte a su globalidad.

De esta forma, podemos considerar que la psicomotricidad es un aspecto básico del Currículo de la Educación Infantil, porque el niño conoce todo lo que le rodea y realiza sus primeros aprendizajes a través de su propio cuerpo. Por eso, a continuación desarrollaremos cuáles son los aspectos fundamentales del desarrollo psicomotor para tratar después cómo queda recogida la psicomotricidad en el currículo, continuar con una visión general sobre la sensación y percepción en cuanto al papel que juega en la adquisición de conocimientos y en cómo se organiza. Terminaremos el tema analizando la importancia que tiene la intervención educativa en el desarrollo integral de las personas, centrándonos en la faceta que estudiamos, el físico y psicomotriz.

Es tal la consideración que se le da a la psicomotricidad dentro de nuestra legislación que algunas Comunidades Autónomas han creído apropiado considerarla como una Competencia Básica más, resaltando la importancia de sentar las bases de la misma en la etapa que nos ubicamos.

1. El Desarrollo Psicomotor en Niños hasta los 6 Años

El desarrollo psicomotor es todo proceso de diferenciación y control progresivo de las funciones del cuerpo humano y va a depender fundamentalmente de la maduración neurológica y de la forma como esta se desarrolla. La psicomotricidad se refiere a la conexión existente entre mente y cuerpo, entre movimiento y pensamiento (Zabalza, 2010). Las leyes que rigen el desarrollo son:

  • Ley céfalo-caudal: según la cual el dominio del cuerpo sigue la dirección de arriba abajo y, por tanto, se inicia en la cabeza, cuello, tronco, brazos, piernas...
  • Ley próximo-distal: de acuerdo con la cual, se controlan antes las partes más próximas a la columna vertebral, extendiéndose ese control a los elementos más lejanos.
  • Ley de actividades en masa a las específicas: en función de la cual los movimientos amplios preceden a los movimientos específicos, y la motricidad gruesa antecede a la motricidad fina.
  • Ley del desarrollo de los flexores y extensores: según la cual los músculos flexores actúan antes que los extensores.

Estas leyes están presentes en la elaboración del esquema corporal, concepto clave para el estudio del desarrollo psicomotor.

El esquema corporal es la experiencia que cada cual tiene de su propio cuerpo en movimiento o estático, en un cierto equilibrio espacio-temporal y sus relaciones con el mundo que le rodea. Es la representación mental del propio cuerpo, de sus partes, de sus posibilidades de movimiento y de sus limitaciones espaciales (Ballesteros, 1982). El esquema corporal no es un dato del que se parte, sino un logro que se va estructurando de una forma evolutiva, progresiva, a lo largo del desarrollo.

Podemos considerar que un esquema corporal bien definido implica:

a. Control tónico o tono muscular: el tono muscular es el grado de tensión y consistencia de los grupos musculares. Para desarrollar el control de la tonicidad utilizaremos ejercicios tendentes a proporcionar al niño el máximo de sensaciones de su propio cuerpo, en diversas posiciones, en actitudes estáticas o en desplazamientos con diversos grados de dificultad.

b. Lateralidad: es el proceso mediante el cual el niño va desarrollando la preferencia o dominación de un lado del cuerpo con respecto al otro. No se consigue una plena dominancia hasta los 5 o 6 años, ya que requiere un cierto nivel de maduración. La lateralidad se asocia a factores emocionales y afectivos, por lo que, si se vive de manera conflictiva puede producir en el niño problemas de autoconcepto y personalidad. Es necesaria una buena lateralización para el aprendizaje de la lectura y la escritura.

c. Coordinación de movimientos: da al individuo la posibilidad de contraer grupos musculares de forma independiente, así como de inhibir movimientos innecesarios. La coordinación de movimientos requiere de una buena integración del esquema corporal, así como de un conocimiento y dominio óptimo del cuerpo.

d. Desplazamiento: para el niño es muy importante conseguir la plena autonomía del desplazamiento de su cuerpo, porque esto le facilitará alcanzar los objetos que le rodean y servirse de ellos. En un primer momento, el rastreo o el gateo le permitirá un cierto desplazamiento. Al principio de la bipedestación, se sustenta sobre una base amplia, con los pies muy separados en una posición difícil de controlar, hasta adquirir poco a poco seguridad en el andar. Los siguientes pasos serán la carrera y finalmente el salto.

e. Nociones espacio-temporales: las primeras nociones espaciales están centradas en el propio cuerpo y poco a poco el niño va trasponiendo estos conceptos a las demás personas y posteriormente a los objetos. La noción de tiempo está ligada a la del espacio. La experiencia cotidiana (rutinas) lleva a los niños de forma progresiva a la noción temporal.

f. Control postural o equilibrio: es la manera de colocar el cuerpo en el espacio. Este control es clave en la adquisición del esquema corporal, en la capacidad de autonomía y en la orientación en el espacio. Un buen equilibrio del cuerpo es esencial para que el niño manipule, juegue, se desplace, se siente, etc.

g. Relajación: se puede definir como el grado de distensión que en un momento determinado es necesario dar a determinado músculo. Puede ser global o segmentaria. A los 3 años se pueden empezar a hacer ejercicios de relajación, empezando por los segmentarios, poco a poco se irá globalizando hasta llegar a todo el cuerpo en su conjunto.

h. Control respiratorio: es necesario que el niño vaya adquiriendo unos hábitos que le permitan una buena respiración. Podemos realizar actividades de inspiraciones y expiraciones, retención de la respiración, soplar papeles, globos...

Los trastornos del desarrollo psicomotor reflejan siempre alteraciones en las que se ven afectados varios aspectos del desarrollo del niño, de ahí la importancia de intervenir cuanto antes, pues el trastorno puede ir repercutiendo negativamente en otras áreas, agravando y comprometiendo su desarrollo.

Una dificultad en el desarrollo de la psicomotricidad en edades tempranas puede acabar derivando en trastornos más complejos en áreas madurativas tan importantes como son las relaciones sociales o el rendimiento intelectual.

A continuación, presentamos algunas de las características que se observan en niños que padecen este tipo de alteraciones:

  • Debilidad motriz: torpeza en sus movimientos e incapacidad para relajar los músculos de forma voluntaria.
  • Inestabilidad motriz: el niño es incapaz de inhibir sus movimientos, así como la emoción que va ligada a estos.
  • Inhibición motriz: niños que se muestran tensos y pasivos en contextos sociales ya que temen la interacción con otros, tienen miedo de caerse tras ser empujados, tienen miedo de no ser aceptados, no se sienten seguros.
  • Trastornos del esquema corporal/lateralidad: el niño tiene dificultades para adquirir el conocimiento y representación del propio cuerpo. Le cuesta orientarse en el espacio y utilizar su cuerpo de forma efectiva para relacionarse con el entorno.
  • Apraxias y dispraxias infantiles: el niño conoce el movimiento que ha de hacer, pero es incapaz de realizarlo correctamente. No pueden realizar determinadas coordinaciones motrices, o no pueden imitar gestos por muy sencillos que sean.
  • TICS (Trastorno de la Tourette): el niño presenta movimientos repentinos e involuntarios que afectan a un grupo pequeño de músculos y que se repiten de forma intermitente. Pueden ser crónicos o transitorios.

1.1 Desarrollo Psicomotor hasta los Dos Años

Al nacer, el desarrollo del cerebro de un niño no ha terminado de madurar. Podríamos decir que las partes más maduras son las más internas, las más próximas a la conexión del cerebro con la médula; estas son también las más antiguas y menos evolucionadas, desde el punto de vista filogenético, es aquí donde se realiza el control de los reflejos (lo único que tiene el bebé al nacer para relacionarse con el medio). Las partes menos maduras son las más evolucionadas (cortex). De este modo, la madurez del niño va de las zonas más internas a las más externas o cortex. A este proceso se le denomina telencefalización y propicia el paso de los movimientos incontrolados a movimientos controlados y voluntarios. La maduración interna del cerebro guarda estrecha relación con la evolución del control postural y del autocontrol motórico, así como de la maduración de la conducta.

El control postural y corporal. El desarrollo físico del cerebro (la telencefalización) y los estímulos sociales que va recibiendo del adulto hacen que el niño consiga el control postural. Este tiene las siguientes fases:

  • Control de la cabeza (3 meses).
  • Coordinación óculo-manual cada vez más precisa (3-4 meses) y seguirá perfeccionándose.
  • Posición de sentado con apoyo (4/5 meses) y sin ayuda (6/7 meses).
  • Desplazamientos antes de andar, aproximadamente a los 8 meses (gatear, reptar…).
  • Sostenerse de pie (9/10 meses) y sin apoyo al año.
  • Camina con apoyo (10/11 meses), inseguro (12/13 meses), con seguridad y corre (18 meses) y salta y sube escaleras (antes de los dos años).

Estas fases son variables, ya que van a depender mucho de la maduración del niño y de la estimulación social que reciba en estos primeros años.

1.2 El Desarrollo Psicomotor de los 2 a los 6 Años

Aspectos externos:

El desarrollo del cerebro. Sobre los 3/4 años se produce un aumento importante de las actividades motoras. De la misma manera, en este periodo se va completando la telencefalización con la maduración de las zonas distales de la corteza cerebral.

Control corporal y postural. Tiene un importante avance durante este periodo (2 a 6 años). Siguiendo las leyes del desarrollo psicomotor: céfalo-caudal y próximo-distal, estos avances son: control de esfínteres, control óculo-manual, grandes avances en la motricidad fina, posibilitando a los 5/6 años la realización de trazos parecidos a los convencionales.

Aspectos internos:

El esquema corporal o los componentes internos del desarrollo psicomotor. La representación que tenemos de nuestro cuerpo es lo que llamamos “Esquema corporal”, tal y como afirma Ballesteros en su libro “Esquema corporal” y se va a ir construyendo con las experiencias perceptivas (cenestesias, cinestesias y artrocinéticas) que tengamos y las relaciones que establezcamos con el entorno. Estas experiencias hacen referencia a la información que recibimos sobre las posturas y movimientos de nuestro cuerpo.

Antes de conocer el propio cuerpo se conoce el de otras personas (ejemplo: rostro de la madre), sus propios brazos y piernas hasta acercarse gradualmente a una integración de sus partes, gracias a la aparición del lenguaje, que lo ayuda para que esto sea posible, llegando a la construcción de su “yo corporal”.

Podríamos decir que los elementos con los que se construye el esquema corporal son de distinta naturaleza: perceptivos, experiencia social, desarrollo del lenguaje, motores...

Trabajar el esquema corporal en Educación Infantil conlleva otras capacidades básicas y complejas que contribuyen al desarrollo integral de la personalidad de nuestros escolares. Estas son:

  • Orientación espacial: la orientación, la organización y la estructuración espacial.
  • Percepción temporal.
  • La lateralidad.

2. La Psicomotricidad en el Currículo de Educación Infantil

La educación psicomotriz abarca a la totalidad del individuo, por lo que su finalidad será contribuir al desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y moral del niño. Por otro lado, el Decreto 196/2022, de 13 de octubre, por el que se establece la ordenación y currículo de la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Canarias establece que la finalidad de la Educación Infantil es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños y niñas y expone, además, que el currículo para la etapa de infantil pretende lograr un desarrollo integral y armónico de la persona en los distintos planos: físico, motórico, emocional, afectivo, social y cognitivo, y a procurar los aprendizajes que contribuyen y hacen posible dicho desarrollo, lo que sin duda facilitará que se den los primeros pasos en la adquisición de las competencias consideradas básicas para todo el alumnado.

A continuación, vamos a analizar cómo queda recogida y de qué forma aparecen los distintos elementos del currículo en dicha normativa referidos a la Psicomotricidad en la Educación Infantil.

2.1 Objetivos

Respecto a los objetivos, la psicomotricidad no aparece de forma explícita, pero sí que encontramos objetivos relacionados directamente con la educación psicomotriz:

a. Conocer su propio cuerpo y el de los otros y sus posibilidades de acción, respetando las diferencias.

c. Adquirir una progresiva autonomía en sus actividades habituales.

Estos objetivos se adaptarán al nivel evolutivo que corresponde, a través de actividades y experiencias que el niño puede realizar. Además, atendiendo al sentido evolutivo, los objetivos que se marquen relacionados con la psicomotricidad, pretenderán que el niño pase de la vivencia al conocimiento, del movimiento involuntario al movimiento controlado, de la dependencia a la autonomía y del egocentrismo a la socialización.

2.2 Áreas

Los contenidos educativos de la Educación Infantil se organizan en áreas que se corresponden con los ámbitos propios de la experiencia y del desarrollo infantil:

  • Crecimiento en armonía
  • Descubrimiento y exploración del entorno.
  • Comunicación y representación de la realidad.

Se conciben estas áreas con un criterio de mutua dependencia por lo que, aunque el cuerpo y las posibilidades motrices se trabajan especialmente en el área de Crecimiento en armonía, abarca también al resto de las áreas, pues en el área de Descubrimiento y exploración del entorno el niño se relaciona con el medio que le rodea a través del movimiento en él y en el área de Lenguajes: comunicación y representación de la realidad el niño aprende a expresarse y a comunicar sus sentimientos a través del cuerpo, el movimiento, los gestos, el baile, la danza o las interpretaciones musicales.

Criterios de evaluación relacionados con la psicomotricidad en el área de Crecimiento en Armonía:

1.1 Reconocer las características y partes de su cuerpo, de manera global y segmentada, percibiendo sus cambios, así como sus posibilidades de acción, y avanzar en el control dinámico de sus desplazamientos y movimientos, adquiriendo, de forma progresiva, mayor precisión, coordinación, dominio del tono y de la postura, seguridad, equilibrio e intencionalidad, con la finalidad de progresar en el conocimiento de su cuerpo y de adquirir mayor autonomía y confianza.

1.2 Progresar en la integración sensorial del mundo a través de la aplicación de distintas estrategias que le permitan reconocer los sentidos y sus funciones, manifestando sentimientos de seguridad personal y confiando en sus propias posibilidades, con la finalidad de actuar de una manera cada vez más autónoma en su entorno social.

1.3 Participar en contextos de juego dirigido y espontáneo, ajustándose a sus posibilidades personales, demostrando control de su cuerpo y mayor autonomía e independencia respecto a las personas adultas, con la finalidad de lograr un desarrollo integral y armónico.

1.4 Manejar diferentes objetos, útiles y herramientas, en situaciones de juego y en la realización de tareas cotidianas mostrando un control progresivo y de coordinación de movimientos de carácter fino.

2.3 Saberes Básicos

Los Saberes Básicos son los objetos de enseñanza-aprendizaje que se consideran útiles y necesarios para promover el desarrollo personal del alumnado. No son, por tanto, un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir un fin.

Así, en la educación motriz los contenidos tendrán un carácter principalmente procedimental, aunque también tendrán en ocasiones un enfoque conceptual o actitudinal. Dentro del área de Crecimiento en armonía, los saberes básicos relacionados con la Psicomotricidad están recogidos en los bloques:

I. El cuerpo y el control progresivo del mismo.

1. Construcción de la imagen global y segmentaria del cuerpo: características individuales y percepción de los cambios físicos.

1.1. Control progresivo de la coordinación, el tono, el equilibrio y los desplazamientos.

1.2. Dominio activo del tono y la postura en función de las características de los objetos, las acciones y las situaciones.

1.3. Adquisición progresiva de autonomía en la realización de las tareas y en el uso de diversas estrategias que le permitan actuar con seguridad y confianza en las propias posibilidades.

2. El juego como actividad placentera y fuente de aprendizaje. Participación y disfrute en diferentes tipos de juego: exploratorio, relacional, constructivo, simbólico, con reglas y motor.

3. Construcción de una autoimagen positiva y ajustada ante las demás personas.

3.1. Identificación y respeto de las diferencias.

3.2. Sensibilización hacia las implicaciones que se derivan de la diversidad funcional en la vida cotidiana (sensorial, física, cognitiva...).

4. Conocimiento de los sentidos y sus funciones. Relación entre el cuerpo y el entorno.

2.4 Metodología

Los principios metodológicos expresan orientaciones sobre cómo actuar y responden a un modelo activo, en el que el niño actúa sobre el medio, desarrollando su autonomía. Por ello, el principio de actividad, el de globalización, el de aprendizaje significativo, están íntimamente relacionados con la autonomía personal, la iniciativa, el movimiento, la percepción, con las bases del desarrollo psicomotor.

Por otro lado, la organización del ambiente físico es un elemento clave para favorecer la psicomotricidad, y un ambiente afectivo de seguridad y confianza, condición indispensable para que este desarrollo pueda producirse.

La metodología para trabajar el ámbito psicomotor ha de tener en cuenta los siguientes principios básicos:

1. Partir del nivel de desarrollo del alumno.

2. Asegurar la construcción de aprendizajes significativos.

3. Posibilitar que los alumnos realicen aprendizajes significativos por sí solos, es decir que sean capaces de aprender a aprender.

4. Aprender significativamente supone modificar los esquemas de conocimiento que el alumno posee.

5. La intervención didáctica exige una intensa actividad por parte del alumnado, tanto física como mental, ya que esta actividad es una de las principales fuentes de sus aprendizajes y de su desarrollo.

Tendremos en cuenta que:

  • La consideración de los criterios evolutivos permite ajustar las intervenciones psicomotrices al proceso de maduración infantil a sus posibilidades de actuación.
  • Los espacios desempeñan un papel fundamental en la organización de la práctica psicomotriz.
  • El ambiente ha de ser estimulante y rico en materiales y relaciones personales.
  • La evaluación estará integrada en el proceso de aprendizaje y concederá una especial importancia al nivel de partida y a las posibilidades del niño.

2.6 Evaluación

En la Educación Infantil, la evaluación será global, continua y formativa. Las entrevistas con las familias, la observación sistemática y el análisis de las producciones de los niños constituirán las principales fuentes de información del proceso de evaluación.

La evaluación en la Educación Infantil queda establecida en la Orden de 5 de febrero de 2009, por la que se regula la evaluación en la Educación Infantil y se establecen los documentos oficiales de evaluación en esta etapa.

La evaluación en esta etapa debe servir para valorar el proceso de aprendizaje y proporcionar datos relevantes para tomar decisiones individualizadas. A estos efectos, los criterios de evaluación se utilizarán como referentes para la identificación de las posibilidades y dificultades de cada niño y para observar el desarrollo de su proceso de aprendizaje.

Para ello deberá conocer todo lo relativo a las medidas de atención a la diversidad, y es que la intervención educativa debe contemplar como principio la individualización de la enseñanza, que en esta etapa cobra una especial relevancia, adaptando la práctica educativa a las características personales, las necesidades, los intereses, el estilo cognitivo, el ritmo y el proceso de maduración de los niños de estas edades.

3. La Sensación y Percepción como Fuente de Conocimiento

La sensación y la percepción como fuente de conocimientos tienen su origen en la relación del niño con el mundo, la cual se establece a través de los sentidos. Por tanto, la sensación y la percepción son dos procesos íntimamente unidos que proporcionan información sobre sí mismo y sobre el medio.

Así, se entiende por sensación “los estímulos que se reciben del propio cuerpo o del medio exterior” y pueden ser: interoceptivas, exterioceptivas y propioceptivas:

  • Sensaciones Interoceptivas: serían las primeras informaciones que el niño tiene acerca de su cuerpo, además le aportan información de los estados de necesidad fisiológica, siendo también las primeras sensaciones con las que el niño se relaciona con el entorno y los adultos que son los encargados de atender estas necesidades.
  • Sensaciones Propioceptivas: estas le dan información al niño sobre la propia actividad motriz ayudándole a establecer el control progresivo de su motricidad. Con esta información el niño va elaborando el conocimiento de las distintas partes del cuerpo, de sus posibilidades y su correcta adaptación a las distintas situaciones.
  • Sensaciones Extereoceptivas: es la información que el niño recibe del exterior. Le aportan el conocimiento de las cualidades exteriores del propio cuerpo mediante los sentidos. La piel además, le proporciona el conocimiento de los límites de su cuerpo y a través de la vista, se puede obtener una imagen de las distintas partes del mismo.

Las sensaciones aportan un material bruto al sujeto y este debe organizarlo para poder obtener su significado o entenderlo. Este proceso se lleva a cabo en el cerebro y evoluciona a medida que el individuo va madurando y recibiendo experiencias.

La sensación tiene un componente físico (estímulo), fisiológico (receptor) y psicológico (toma de conciencia del hecho que dio origen a la sensación).

Cuando un sujeto es capaz de organizar las sensaciones, comprenderlas y/u ordenarlas, se da la percepción. La percepción, por tanto, es la actividad mental de análisis-síntesis que permite el reconocimiento de la sensación percibida. Además, su perfeccionamiento será vital para el desarrollo de otros procesos cognitivos, como el lenguaje.

Por otra parte, cabe señalar que la forma de percibir el mundo no es igual en todos los individuos, se percibe no solo lo que se ve, se oye, se saborea, etc., sino también el significado que se da a las cosas, y esto dependerá de las experiencias previas de cada sujeto, por eso un mismo estímulo es percibido de manera distinta por dos individuos diferentes.

En este sentido, existen dos perspectivas acerca de la forma en que los sujetos organizan y perciben la información:

1. Perspectiva ambientalista: da una importancia considerable a las experiencias que proporciona el ambiente y defiende que el niño percibe primero los elementos y después todo o la globalidad.

2. Perspectiva maduracionista: establece que el niño tiene, en primer lugar, una visión global y más tarde la percepción de las partes.

4. La Organización Sensorial y Perceptiva

La organización sensorial y perceptiva se ejercita desde el nacimiento, ya que el niño desde que nace recibe gran cantidad de estímulos a través de las sensaciones, que a su vez poco a poco se van a organizar por medio de diferentes procesos perceptivos (Palacios, 1991). Por tanto, hasta los 3 años tenemos:

  • Percepción visual: el recién nacido ve, pero con una agudeza visual muy pobre, aunque su agudeza como capacidad de acomodación del cristalino progresa rápidamente, tanto que alrededor de los 5 meses son prácticamente semejante a la de los adultos.
  • Percepción auditiva: los recién nacidos oyen y son sensibles a la intensidad de los sonidos: su ritmo cardiaco y sus movimientos corporales aumentan a medida que aumenta la intensidad del sonido; los ruidos fuertes les perturban; la voz de su madre y la música suave le tranquilizan. El movimiento de cabeza hacia el lugar de donde proviene el sonido, nos indica que el bebé es capaz de localizar el ruido.
  • Percepción olfativa: los neonatos pueden distinguir diferentes olores: hacen una mueca y respiran más rápido cuando se les acerca un líquido con olor a cebolla o anís. Con menos de 5 días pueden localizar un olor fuerte en el espacio, dándose la vuelta hacia el lado de donde proviene el olor.
  • Percepción gustativa: el neonato prefiere los sabores dulces a los salados y los ácidos a los amargos.
  • Percepción táctil: equivale a un lenguaje en el recién nacido. El neonato es sensible a la presión y al dolor. Cabría señalar también la sensibilidad a la temperatura. El niño que ha nacido a término completo, ya en sus primeros días puede mantener una temperatura corporal cuando hay una pequeña disminución de la temperatura ambiente, aumentando él solo su actividad corporal.

Los procesos perceptivos de 3 a 6 años se caracterizan por:

  • Con 3 años ya identifica visualmente un objeto siguiendo su forma, tamaño o color del modelo que se le presenta. Este tipo de elección visual nos indica que el niño ya tiene cuenta que existen varios objetos que pueden tener la misma propiedad.
  • Entre los 3 y los 4 años, asimilan los patrones referenciales de forma (lo que es circular, triangular o cuadrado).
  • El niño de 4 años, ya utiliza patrones referenciales. Capta las propiedades de los objetos distinguiendo entre diversas formas, colores y tamaños. En definitiva, va consolidando su conocimiento de las propiedades de los objetos.

En todo este proceso es preciso considerar que los sentidos no funcionan de manera independiente, sino que interactúan entre ellos. El educador, deberá favorecer y potenciar esta interacción procurando experiencias en las que se trabajen y se exploren el mayor número de sentidos posibles, dando cabida a los niños con necesidades educativas que puedan presentar alguna discapacidad sensorial de cualquier tipo.

Terminaremos señalando las características básicas de la organización sensorial y perceptiva del niño, que son:

a. La percepción de los objetos se produce en contextos y en acontecimientos, y no como algo aislado o estático, es decir, captando las modificaciones de dicho objeto.

b. Los diversos sentidos funcionan de manera coordinada, ya que la estimulación llega por diferentes modalidades sensoriales a partir de las cuales se integran las informaciones.

c. La conducta perceptiva está condicionada tanto por el código genético personal, como por los aprendizajes específicos que realice el niño; de ahí la importancia de una adecuada intervención educativa como veremos a continuación en el siguiente epígrafe del tema.

5. La Intervención Educativa

La práctica psicomotriz no enseña al niño los requisitos del espacio, del tiempo o del esquema corporal, sino que lo pone en situación de vivir emocionalmente el espacio, los objetos, la relación con el otro, descubrir y descubrirse (Aucouturier 2004).

Toda intervención educativa está encaminada a alcanzar los objetivos de la Etapa que se encuentran recogidos en el Decreto 196/2022, de 13 de octubre, por el que se establece la ordenación del 2º ciclo de la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Canarias. La planificación y el desarrollo didáctico en el aula de infantil y, por tanto, la intervención educativa, se deben basar en los principios psicopedagógicos recogidos en dicho Decreto y que pueden enmarcarse en la concepción constructivista del aprendizaje escolar, según el cual los aprendizajes se van “construyendo” a través de la actividad del alumnado, lo que supone la creación de “aprendizajes significativos” concepto acuñado por Ausubel. Los principios psicopedagógicos recogidos en el Decreto son los siguientes:

1. La intervención educativa favorecerá el desarrollo de las potencialidades y las competencias de los niños, mediante el diseño de situaciones de aprendizaje que pongan en juego capacidades de distinto orden y que se ajusten a sus necesidades fisiológicas, psicológicas, intelectuales y de socialización.

2. Esta intervención estará orientada a estimular la curiosidad de los niños de forma que en las diferentes propuestas de actividades descubran el placer de experimentar, explorar, descubrir y conocer, desarrollen el deseo de aprender más de lo que saben acerca del mundo y aprendan a ser personas cada vez más seguras, autónomas, creativas y participativas.

3. La acción educativa se basará en la creación de un clima de seguridad afectiva que permita a los niños acercarse al mundo que los rodea y establecer sus primeras relaciones sociales con el adulto y sus iguales.

4. Los métodos de trabajo se basarán en las experiencias, las actividades y el juego, respetando los principios de globalidad, actividad, individualidad y creatividad de cada niño, por lo que tendrán que ajustarse a los diferentes ritmos de desarrollo.

Desde que el niño tiene potencial de desarrollo se va llenando por influencia del medio. Del ambiente de cada uno depende que se quede en posibilidad o se saque partido de este potencial. Es aquí donde se sitúa la intervención educativa que puede ser de tres tipos:

  • Intervención preventiva: para prevenir trastornos y deficiencias. Consiste en realizar todas las acciones precisas para que no aparezca ningún tipo de trastorno motriz o sensorial.
  • Intervención correctiva: para tratar trastornos y deficiencias reales. Cuando, pese a lo anterior, se da la aparición de situaciones problemáticas, es preciso poner en práctica este tipo de intervención que tiene como objeto reducir la duración de los casos aparecidos y encarar la situación del problema. Se considerará la intervención de profesionales especializados en necesidades educativas especiales si los recursos que el maestro pone en práctica no son suficientes para paliar los trastornos de tipo motriz o sensorial que pueda encontrarse en el aula.
  • Intervención enriquecedora: interviniendo en el desarrollo del niño para optimizarlo. La intervención u optimización del desarrollo ha pasado a ser un tema central en psicología evolutiva y se ha convertido en la gran responsabilidad para las instituciones educativas. Se refiere a optimizar y desarrollar al máximo las capacidades del niño para conseguir un adecuado crecimiento.

Toda nuestra metodología y actividades a llevar a cabo en el aula deben tener dos enfoques a desarrollar:

a. Con respecto a la educación sensorial es el conjunto de ejercicios de entrenamiento de las diferentes
capacidades sensoriales. La intervención educativa ha de potenciar que los niños/as utilicen sus sentidos para
un buen conocimiento del mundo que les rodea y así poder multiplicar sus experiencias y desarrollar sus
capacidades perceptivas.
b. Sobre la vivencia corporal queda incluida en la triada: sensación- percepción-movimiento, anotando la
realización de actividades de la vida cotidiana, actividades motrices espontáneas, las cuales se originan a
través del juego libre y actividades propuestas o sugeridas por el docente que puedan realizarse a modo de
dramatizaciones o imitaciones, juegos de olores, de sabores, gallinita ciega...
Por tanto, las posibilidades de intervención educativa que nos brinda el desarrollo psicomotor, con los niños/as
de Educación Infantil, en líneas generales, se van a basar en:
• Las actividades corporales, a través de las cuales los niños/as tomarán conciencia de las partes de su cuerpo
integrándose en un todo, de forma que puedan utilizarlas y regularlas de acuerdo con los fines que se persigan
en cada momento.• La motivación o estimulación física y social, es esencial para poder superar las dificultades que se nos
presentan y que son tan importantes para el desarrollo psicológico de cada individuo. En este sentido es
importante apostar por experiencias ricas y variadas en los cognitivo, social y afectivo en la escuela infantil.
• La organización del espacio y los tiempos, que contribuyen a aportar experiencias ricas y variadas. Supone
crear en nuestras clases, contextos ricos y variados que propicien aprendizajes variados (talleres, rincones...)
• El juego libre o dirigido, puesto que es el medio natural de relación, además de ofrecer salida a una
expresión corporal que tiene el niño/a a estas edades. El juego se debe dar en todas sus modalidades y facetas,
desarrollándose con eficacia.6. CONCLUSIÓN.Conclusiones:El desarrollo psicomotor en los primeros seis años de vida es un proceso crucial que sienta las bases para el crecimiento y aprendizaje futuro de los niños y niñas. La psicomotricidad, integrada de manera adecuada en el currículo de educación infantil, proporciona herramientas fundamentales para promover el desarrollo integral de los niños, abarcando tanto aspectos físicos como cognitivos y emocionales.

La sensación y percepción son elementos fundamentales en este proceso, ya que constituyen la base para la comprensión del mundo que nos rodea. A través de la organización sensorial y perceptiva, los niños pueden explorar y entender su entorno, desarrollando habilidades importantes para su desarrollo intelectual y social.

La intervención educativa en este ámbito debe ser holística y adaptada a las necesidades individuales de cada niño, fomentando un ambiente enriquecedor que estimule su curiosidad y creatividad. Es fundamental que los educadores estén capacitados para diseñar actividades que promuevan el desarrollo psicomotor de manera lúdica y significativa.5. Aucouturier, B. (1994). El juego y la construcción del mundo en la educación psicomotriz. Paidós.

7. SUGERENCIA.Imagina un aula de educación infantil transformada en un espacio de descubrimiento sensorial, donde los niños y niñas se convierten en exploradores de su propio mundo. Utilizando materiales naturales, juegos creativos y actividades interactivas, los educadores pueden estimular el desarrollo psicomotor de manera divertida y emocionante. ¿Qué tal si convertimos una esquina del aula en un jardín sensorial, donde los niños puedan tocar, oler y observar diferentes texturas y colores? ¿O si organizamos una "caza del tesoro" en el patio, donde los pequeños deben utilizar sus sentidos para encontrar objetos escondidos? La creatividad y la imaginación son las herramientas clave para hacer del aprendizaje una experiencia memorable y enriquecedora.
8. BIBLIOGRAFÍA.1. Vayer, P. (2001). Desarrollo psicomotor y relación con el mundo. Narcea Ediciones.2. Le Boulch, J. (1995). La educación psicomotriz. Paidós.

3. Papalia, D. E., & Feldman, R. D. (2011). Desarrollo humano. McGraw-Hill.4. Puyuelo, M., & Rondal, J. A. (2001). Desarrollo psicomotor y mental del niño. Masson.

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