Derecho a la Igualdad: Lucha y Desafíos en la Sociedad Actual
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Derecho a la igualdad: Cuando finalizó la Primera Guerra Mundial, el continente africano se basaba en la agregación social, es decir, la separación de blancos y negros. Nelson Mandela, pertenecía a una familia muy importante, defendió los derechos de las personas y luchó contra el apartheid de su país. Fue abogado, se unió al Congreso Nacional Africano y fue un líder defendido en socialismo nacionalista, antirracista y antiimperialista. En su carrera de abogado, se dedicó a defender a los negros que no podían pagar otros abogados; por hacer esto, fue arrestado durante 27 años. Continuó su lucha desde la cárcel; hubo enfrentamientos y matanzas, por eso Sudáfrica quedó aislada del mundo. Cuando liberan a Nelson, fue elegido como presidente, logrando que se termine el racismo. El derecho a la igualdad es el derecho que tienen todos aquellos que se hallan en una misma situación a recibir el mismo trato, sin otorgar privilegios que beneficien a algunos o imponer condiciones que perjudiquen a otros. El derecho a la igualdad se relaciona directamente con el derecho a la no discriminación, que consiste en la obligación que tienen los estados de respetar y proteger las diferencias entre las personas, asegurándoles la preservación de sus tradiciones y su identidad.
Libres e iguales:
El principio de la igualdad ante la ley sostiene que, en un estado determinado, las normas son las mismas para todos sus habitantes; estos deben ser considerados de la misma manera por las leyes. Esta igualdad, llamada también igualdad jurídica, coloca a todas las personas en iguales condiciones para exigir sus derechos y para cumplir con sus obligaciones. Todos los ciudadanos tienen igualdad de oportunidades para desarrollarse y las únicas diferencias admitidas son las que se fundan en el mérito de cada persona.
Lucha por la igualdad:
Prejuicios: opiniones que se emiten sin tener suficiente información sobre el tema y en estereotipos, conjuntos de rasgos con los que se identifica a un determinado grupo humano. La Revolución Francesa marcó un antes y un después con respecto a las luchas por conseguir la igualdad de derechos, que quedó plasmada en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Distintas minorías siguieron exigiendo el fin de las desigualdades. Algunas demandas de los obreros por mejores condiciones, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de todas las personas no son respetados.
Los derechos de los hijos de la esclavitud:
La esclavitud es una forma de dominación de un ser humano sobre otro. Cuando los europeos comenzaron a explorar África, hallaron personas diferentes por su color de piel, su idioma, sus costumbres y las esclavizaron, considerándolas cosas que podían comprarse y venderse. La abolición de la esclavitud llegó a partir del siglo XIX en algunas partes, como en Estados Unidos.
La discriminación:
Significa seleccionar excluyendo, es decir, separar, segregar. Las actitudes discriminatorias pretenden excluir a quienes son considerados diferentes, promoviendo así la desigualdad de las personas ante sus derechos. La visión negativa de la diversidad cultural resalta la visión de la propia cultura como superior a las demás y, en segundo término, una serie de prejuicios construidos sobre quienes son discriminados, que reciben así una valoración negativa por considerárselos inferiores. La discriminación positiva hacia grupos considerados vulnerables, como las personas con discapacidad, las mujeres, los menores o los ancianos, implementa acciones para que estas personas puedan tener iguales oportunidades.
Discriminación por capacidad física:
Suelen ser discriminadas en los ámbitos laborales, educativos y culturales. Este tipo de discriminación parte del prejuicio de que estas personas no están plenamente capacitadas para desempeñar una tarea o profesión o para seguir una carrera o estudio. Si una persona percibe que fue discriminada, puede iniciar una demanda judicial contra la institución. El estado protege los derechos de estas personas, por ejemplo, exigiendo que todas las acciones públicas o de salud tengan la infraestructura adecuada para personas con dificultades.
Discriminación por edad:
Las mujeres, los menores de edad y las personas mayores constituyen grupos vulnerables. En Argentina, el trabajo infantil está prohibido. El trabajo adolescente está protegido para evitar abusos; las jornadas laborales tienen que dejar espacios para que puedan continuar con sus estudios y los salarios deben ser acordes con la tarea desempeñada y la jornada laboral, y no según la edad. Necesitan autorización de sus padres; queda prohibido contratar menores de 16 años. En el ámbito laboral, hay discriminación hacia las personas mayores; la globalización financiera implicó asociar a personas jóvenes, ágiles y exitosas. Aquellas personas de alrededor de 50 años, a quienes todavía les quedaba más de una década de trabajo antes de su jubilación, fueron despedidas.
Es un derecho de las empresas imponer su propio requisito para ofrecer trabajo, una obligación darlos a conocer a quienes quieran postularse. Cuando se llega a una edad establecida por la ley, las personas tienen el derecho de dejar de trabajar; el estado les debe garantizar el acceso a la jubilación.
Discriminación por creer y pensar distinto:
No todas las personas tienen la misma creencia religiosa ni profesan el mismo credo. Las personas que sostenían estas últimas creencias fueron perseguidas por lo que profesaban alguna de las religiones mayoritarias. Las personas no tienen todas la misma fe ni la misma creencia, y es un derecho humano inherente a la persona tener la libertad de elegir la religión que prefiera o de no elegir ninguna. Esta libertad quedó plasmada en los tratados internacionales de derechos humanos, en la Declaración de los Derechos Humanos.
Sufrieron persecuciones quienes tenían otra línea de pensamiento u opinión política diferente a la mayoritaria. Los gobiernos de facto eliminaron la libertad de pensamiento y opinión; todos debían pensar y expresarse en los mismos términos con los que lo hacía el régimen imperante. Discriminar a una persona porque tiene una opinión diferente o profesa un culto distinto es vulnerar el derecho humano a la libertad, implica negar la diversidad cultural que caracteriza a las personas por el solo hecho de ser tales.
Discriminación hacia las mujeres:
Las mujeres fueron accediendo al trabajo, a la educación, a ser capaces de administrar sus propios bienes y a votar y ser elegidas para cargos legislativos y ejecutivos. Las mujeres constituyen un grupo vulnerable; el estado debe garantizar que sus derechos sean protegidos y que tengan iguales oportunidades. La legislación laboral prohíbe que las mujeres realicen tareas consideradas peligrosas o insalubres y les otorga licencia de parto; les impone a las empresas una indemnización en caso de que las despidan por causa de matrimonio o maternidad. La competitividad empresaria necesitará trabajadores dedicados a su tarea más allá del tiempo legal. Muchas empresas prefieren incorporar varones para evitar licencias por maternidad y, en algunos casos, los varones obtienen un salario más alto que una mujer que ocupa el mismo lugar.
El aspecto físico:
La discriminación hacia una persona por su aspecto físico está muy extendida en el mundo de la moda y en los medios de comunicación, y es considerada peligrosa, ya que las personas que se sienten discriminadas pueden atentar contra su propia vida (anorexia, cirugías). La legislatura sancionó en 2009 la obligación a los fabricantes de ropa de hacer talles grandes para personas con sobrepeso.