Declive de Atenas y el Ascenso de Macedonia: Un Nuevo Orden en Grecia
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El Declive de Atenas y el Ascenso de Macedonia
En la expedición contra Siracusa o Sicilia, ocurrida en el año 415 a.C., Atenas asaltó la isla de Melos, provocando la muerte de toda su población. En Atenas, un nuevo líder, Alcibíades, joven de la nobleza, culto e inteligente, convenció de atacar Siracusa, con la esperanza de que una campaña victoriosa en el exterior llevaría a las arcas atenienses riquezas suficientes como para recuperar el antiguo esplendor. Los atenienses pudieron, efectivamente, asediar Siracusa, pero la ciudad fue defendida por un contingente espartano que penetró en su interior. En 415 a.C., el ejército comandado por Nicias y Lámaco sitió Siracusa, pero en 413 debió sucumbir y rendirse a los espartanos y siracusanos.
En los años siguientes, Atenas fue precipitándose cada vez con mayor rapidez hacia la derrota final. Esparta montó y guarneció una nueva flota con las reservas que Pericles dejó en el Partenón para los momentos más dramáticos. Aún con estos esfuerzos no se podía detener la catástrofe. Ese fue el momento de la rendición final: se demolieron las murallas de Atenas y se abolió la constitución democrática a favor de un gobierno oligárquico. La ciudad de Pericles, vencida, fue obligada a ingresar en la Liga del Peloponeso controlada por Esparta.
En el año 404 a.C., en que Atenas perdió el dominio del mundo griego, Esparta impuso su tipo de gobierno, pero a diferencia de Atenas, Esparta no tenía el mismo control sobre las ciudades griegas. Las ciudades volvieron por su cuenta a adoptar constituciones democráticas y Esparta no pudo asumir el control total sobre ellas. Los persas se aprovecharon de la situación para aliarse con Esparta.
Decadencia de Grecia
La lucha por el predominio continuó en Grecia. El individualismo y la desunión hicieron que perdiera lo que más amaba: su libertad. Un pueblo que ella juzgaba extranjero vendría a darle bajo su dominio lo que por sí misma no había logrado: unidad. Este pueblo era el macedonio, dirigido por Filipo II y ubicado al norte de Grecia.
El Ascenso de Filipo II de Macedonia
Filipo II (382-336 a.C.) es el creador del poderío macedónico y de un nuevo arte de la guerra que tuvo máxima trascendencia histórica. Era el hijo mayor del rey Amintas III, y a la muerte de éste reinaron en sucesión dos de sus hermanos mayores. Hacia el año 367 fue cedido como rehén a los tebanos. Pasó 3 años en Tebas, a la sazón uno de los centros del arte militar, y estudió las técnicas bélicas de Epaminondas, el gran estratega tebano. En 360 o 359 su hermano Pérdicas, el rey, murió a manos de una tribu montañesa sublevada, dejando un hijo menor. Filipo usurpó el trono y pronto se consolidó en el poder. Inmediatamente se dedicó a la labor de organizar un ejército disciplinado, y perfeccionó nuevas tácticas de campo basadas en un original reordenamiento de la vieja falange griega y el uso de los flancos de caballería. El orden de batalla, con sus diversas variaciones menores, ideado por Filipo subsistió aún hasta tiempos modernos. Seguidamente, y después de integrar su propio reino, se lanzó en su campaña expansionista. A partir de 358 capturó la colonia ateniense de Anfípolis y varias otras ciudades. En 352 se apoderó de Tesalia, en 347 capturó y destruyó Olinto (lo que levantó el enojo de los atenienses), y en 346 aniquiló la Fócida, lo que congració con los volubles atenienses de la época.
Ya para entonces parecía que toda Grecia se disponía a aceptar al nuevo caudillo como a un unificador de los estados griegos bajo el cual sería al fin posible enfrentarse al poderío persa, y sobrevino un periodo de paz en que Filipo hizo gala de sus habilidades para la intriga diplomática. Ingresó en el consejo de anfictiones (confederación de estados griegos) y en el año 346 presidió los célebres juegos píticos en Delfos. Sin embargo, Demóstenes continuaba soliviantando los ánimos en Atenas, y en toda Grecia, contra el macedonio. En 338 Filipo lanzó de nuevo sus ejércitos hacia el sur, y en la batalla de Queronea puso fin a la independencia de los griegos.
Preparaba una expedición panhelénica contra Persia, pero dos años más tarde murió a manos de un asesino. Se dice que su mujer, la bruja Olimpia, tuvo parte en el hecho. Le sucedió su hijo Alejandro Magno, que tuvo en el ejército creado por su padre el instrumento idóneo para sus conquistas.