La Década Ominosa (1823-1833): El Retorno del Absolutismo en España bajo Fernando VII

Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 4,46 KB

La Vuelta al Absolutismo: La Década Ominosa (1823-1833)

Represión y Problemas Económicos

Los primeros años de la represión absolutista tras el Trienio Liberal estuvieron marcados, igual que en 1814, por la destrucción de toda la obra liberal y por una persecución de los liberales tanto o más cruel que la anterior. Las medidas incluyeron:

  • Depuraciones en la administración y el ejército.
  • Supresión de periódicos y sociedades patrióticas.
  • Purga de librerías y bibliotecas.
  • Cierre de la universidad durante dos años.

La única preocupación sustancial del gobierno de Fernando VII fue intentar no agravar el déficit de la Hacienda pública, cuya situación era más angustiosa que nunca. El déficit crónico se veía agravado por la pérdida definitiva de la mayoría de las colonias americanas, una fuente importante de ingresos para la Corona.

Rodeado de una pequeña camarilla de realistas moderados, el rey acabó aceptando algunas de las peticiones de reformas económicas que propugnaba la burguesía financiera e industrial de Madrid y Barcelona. En 1825, aceptó la concesión de un arancel proteccionista para las manufacturas catalanas y, en 1827, nombró a Ballesteros ministro de Hacienda, el cual, sin ser liberal, tenía buenas relaciones con los industriales. Fernando VII se vio forzado por la grave situación económica a recurrir a personas y contactos que permitiesen obtener apoyos financieros para su trono.

Oposición y Crisis Final

Sin embargo, desde 1823, los llamados apostólicos (ultrarealistas), partidarios del absolutismo a ultranza, se opusieron también al rey. Estaban descontentos porque no se había reinstaurado la Inquisición y porque consideraban que no se combatía suficientemente a los liberales. Además, reclamaban la vuelta a las antiguas tradiciones forales. Habían encontrado un líder en la persona del hermano del rey, Carlos María Isidro, quien era el sucesor a la corona al no tener descendencia Fernando VII de sus matrimonios anteriores.

Ante el giro moderado de la política real en 1827 (con el nombramiento de Ballesteros), los grupos ultraconservadores se levantaron contra el rey en Cataluña en la llamada Guerra dels Malcontents. Llegaron a reunir 30.000 hombres en armas y a ocupar varias localidades. Insatisfechos con un poder que, a su juicio, no defendía suficientemente el Antiguo Régimen, obligaron a Fernando VII a desplazarse a Cataluña para sofocar la rebelión.

En 1830, se produjo otra oleada revolucionaria en Europa, lo que provocó algunos intentos liberales en España. Estos fueron duramente reprimidos, destacando:

  • El fusilamiento del general Torrijos y sus compañeros en Málaga.
  • La ejecución de Mariana Pineda en Granada.

Así, al final de la década, el absolutismo fernandino se encontraba amenazado tanto por los liberales como por los ultrarrealistas.

El Problema Sucesorio

En 1830, María Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII, dio a luz a una hija, Isabel. Meses antes, el rey había promulgado la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica (la cual impedía reinar a las mujeres si había herederos varones en la línea principal o colateral). Carlos María Isidro, hermano del rey y hasta entonces heredero del trono, no aceptó esta medida, al igual que sus partidarios (los futuros carlistas).

En 1832, aprovechando una grave enfermedad del rey, el ministro Calomarde (de tendencia absolutista y cercano a Carlos María Isidro) consiguió que Fernando VII restaurara la Ley Sálica. Sin embargo, al recuperarse, el rey la derogó nuevamente a principios de 1833.

En septiembre de 1833 murió Fernando VII, dejando el escenario preparado para una guerra civil. Se perfilaron dos bandos: el carlista, que apoyaba al absolutista Carlos María Isidro, y el isabelino o liberal, que apoyaba los derechos de la joven Isabel II y la regencia de María Cristina.

Entradas relacionadas: