Cristianismo Primitivo: Concilios, Persecuciones y Padres de la Iglesia
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Año 50 d.C.: El Concilio de Jerusalén
Primer Concilio de la Iglesia
El Concilio de Jerusalén se celebra debido a la creciente incorporación de paganos en la Iglesia. En la Iglesia de Jerusalén surgen dos posturas ante este hecho:
- Postura de San Pablo: Para ser cristiano, independientemente del origen, solo es necesaria la fe en Cristo.
- Postura de San Pedro: Para ser cristiano, primero hay que hacerse judío y luego cristiano.
El concilio concluye con esta frase de San Pedro: "Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros... que para ser cristianos basta la fe en Jesucristo".
Año 70 d.C.: Guerra Judeo-Romana
Desde el año 63 a.C. hasta el año 138 d.C. se produce la ocupación romana de Israel. En el año 70 d.C., una revuelta culmina con la destrucción del Templo de Jerusalén. Aunque esta guerra no tiene relación directa con los cristianos, el ambiente bélico provoca que abandonen Jerusalén y se instalen en el Imperio Romano.
A partir del año 70 d.C.
En un principio, los cristianos en el Imperio Romano no son comprendidos, pero sí tolerados. Esta tolerancia perdura hasta que se implanta el culto al emperador, considerado un ser divino. Los emperadores romanos adoptan el título de Epífanes, que indica su divinidad. El primero en usarlo es Nerón.
Los cristianos se niegan a rendir culto al emperador, por lo que comienzan a ser rechazados y perseguidos, acusados de ateísmo y de ser una amenaza para el orden social del Imperio Romano.
Algunos de los emperadores que decretan las persecuciones más crueles contra los cristianos son:
- Septimio Severo
- Decio
- Valerio
- Diocleciano
De esta época, cabe destacar el trabajo de los Padres Apologetas, escritores que redactan apologías en defensa del cristianismo.
Año 311 d.C.: Edicto de Tolerancia de Galerio
El emperador Galerio promulga el Edicto de Tolerancia, que establece que los cristianos dejarán de ser perseguidos, serán tolerados y podrán practicar su fe en privado, pero no en público.
Año 313 d.C.: Edicto de Milán
El emperador Constantino promulga el Edicto de Milán, que permite la libertad de religión y el respeto a la conciencia de todas las personas.
Año 380 d.C.: Edicto de Tesalónica
Teodosio, mediante el Edicto de Tesalónica, establece el cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano.
Cuando el cristianismo goza de libertad, surge en la parte oriental del Imperio (Egipto) un nuevo modo de vida:
- Los Eremitas, fundados por San Antonio Abad.
- Los Cenobitas, fundados por San Pacomio.
Los Padres de la Iglesia
Los Padres de la Iglesia son escritores cristianos del siglo IV que desarrollan la teología, entendida como la alianza entre la razón y la fe. La fe busca comprenderse, y la razón ayuda a comprenderla.
Padres de la Iglesia de Oriente
- San Atanasio
- San Juan Crisóstomo
- San Gregorio de Nisa
- San Gregorio Nacianceno
Padres de la Iglesia de Occidente
- San Ambrosio de Milán
- San Agustín
- San Jerónimo (autor de la Vulgata)
La Formulación Dogmática de la Fe
En esta época surgen herejías y se celebran concilios ecuménicos (reuniones de obispos) para combatirlas. La herejía niega un dogma de fe, y el concilio la refuta.
Primera Herejía: Arrianismo
El arrianismo, promovido por el sacerdote Arrio, niega que Jesucristo sea verdadero Dios. Se basa en los siguientes argumentos:
- Como Jesucristo procede del Padre, existe después que el Padre. Estaría subordinado a Él. Tendría un principio y un final, y por tanto, no sería eterno.
- En la persona de Jesucristo hay cambios: se conmueve, se enternece con los niños. Por lo tanto, no es inmutable, y no sería Dios.
- Jesucristo, como mucho, sería un demiurgo (Dios que pone orden en el mundo).
Contra el arrianismo, la Iglesia convoca el Concilio de Nicea (año 325 d.C.), que defiende que Jesucristo es verdadero Dios, "de la misma naturaleza del Padre".
Segunda Herejía: Apolinarismo
Apolinar niega que Jesucristo sea verdadero hombre. Su razonamiento es el siguiente:
- Jesucristo no tiene alma humana.
- Si la tuviera, tendría libertad.
- Si tuviera libertad, pecaría.
Contra Apolinar, se puede afirmar que el pecado no es propio de la condición humana, aunque lo parezca, porque el pecado deshumaniza, y porque la libertad no es para hacer el mal, sino para hacer solo el bien. Por tanto, el verdadero hombre es Jesucristo porque no ha pecado. Jesucristo es el salvador de todos los hombres porque todos hemos pecado.
Año 381 d.C.: Concilio de Constantinopla I
Este concilio se pronuncia contra Apolinar, afirmando que Jesucristo "se hizo hombre", y contra Macedonio, declarando: "Creemos en el Espíritu Santo, que procede del Padre".
Cuarta Herejía: Nestorianismo
Nestorio, patriarca de Constantinopla, afirma que en Jesucristo hay dos personas distintas y separadas. Cuando Jesucristo nace, sufre o muere, solo es hombre. Cuando hace milagros o resucita, solo es Dios. Según este planteamiento, cuando Jesús nace no es Dios y, por tanto, María no sería la Madre de Dios. Según Nestorio, cuando Jesús se bautiza, es adoptado como Hijo de Dios por el Padre.
Contra esta herejía se celebra el Concilio de Éfeso (año 431 d.C.), que afirma dos cosas:
- La unión hipostática: la unión en la única persona de Jesucristo de dos naturalezas, divina y humana.
- María es la Madre de Dios (primer dogma mariano).
Año 451 d.C.: Concilio de Calcedonia
Este concilio se enfrenta a la herejía del monofisismo, promovida por un monje llamado Eutiques. El monofisismo sostiene que Jesucristo tiene dos naturalezas (divina y humana), pero la naturaleza divina tiene tal fuerza que absorbe a la humana, que desaparece, quedando solo una naturaleza.
El Concilio de Calcedonia afirma lo siguiente:
- Jesucristo es el mismo Hijo de Dios.
- Dios verdadero y hombre verdadero.
- De la misma naturaleza que el Padre, según la divinidad; de la misma naturaleza que los hombres, según la humanidad.