Crisis Dinástica y Revolución de 1868: Causas y Consecuencias
La crisis de la dinastía y la Revolución de 1868
La política exterior, sin un interés nacional, supuso un claro desprestigio para la Unión Liberal. Sobre todo, esto fue producido por la guerra de Marruecos y la improductiva paz de Wad-Ras.
- Nació el Partido Demócrata de una escisión del partido progresista, y se radicalizó poco a poco.
- Hay que mantener en el país fuerzas militares en pie, por miedo al carlismo, por el creciente malestar entre los progresistas (que no acudían al gobierno de una manera duradera), por el cansancio del propio O’Donnell. Todo hacía urgente la necesidad de un cambio significativo.
En efecto, Isabel II disolvió las Cortes y realizó un cambio. Nombró a Narváez como presidente del gobierno. Comienzan así cinco años de crisis en los que el progresismo se plantea la toma del poder por las armas; los demócratas hablan claramente de expulsar a la reina y de implantar una república.
El proceso de descomposición
El déficit en la Hacienda pública es cada vez mayor. La reina se decide a vender bienes de su Real Patrimonio por valor de 600 millones de reales, cantidad que cede a Hacienda. De esta manera el déficit se cubre casi totalmente. Al mismo tiempo, el gobierno ha emitido bonos del Tesoro, que reserva en un 25% para la Reina, como compensación.
Los periódicos elogian la operación, menos uno de ellos que es republicano y está dirigido por Francisco Pi y Margall. En éste, el catedrático Castelar publica un artículo en el que señala que la reina sólo ha hecho un préstamo, después compensado de sobra por los bonos.
Narváez expulsa a Cautelar de su cátedra (1865). Este se niega a obedecer y dimite. En la “Noche de San Daniel” los estudiantes y ciudadanos madrileños se manifiestan tumultuosamente. La Guardia Civil carga contra los manifestantes y provoca con tal acto muchos muertos y heridos. La reina llama de nuevo a O’Donnel para que ocupe la presidencia pero la situación es insalvable.
En 1866 estalla una grave crisis económica internacional. En estos años es cuando se bombardea El Callao. En junio se sublevan los sargentos del “Cuartel de San Gil”. La represión es durísima. O’Donnell dimite. La reina vuelve a llamar a Narváez para formar gobierno. En esos momentos, el desprestigio de la monarquía es total. Se suceden detenciones masivas, deportaciones en masa a Guinea y a las Marianas.
La revolución de septiembre de 1868
Mientras Prim encabeza un pronunciamiento tras otro, la oposición firma dos pactos en Ostende y Bruselas para establecer una unidad de acción. Allí se concluyen dos cosas:
- La destrucción del poder existente.
- La formación de una asamblea constituyente, para elaborar una nueva Constitución por sufragio universal y secreto.
- Surgen multitud de asociaciones políticas clandestinas y grupos armados. Se multiplican las asociaciones obreras de carácter profesional, sindical y con matices ideológicos bien definidos.
- A fines de 1867 muere O’Donell. A principios de 1868, Narváez también. Todos coincidían en que el último obstáculo que quedaba era la reina.
- En 1868, en Cádiz, los generales Serrano y Prim y el almirante Topete, se sublevan y destronan a Isabel II.
En Madrid los “Voluntarios de la libertad” ocupan todos los edificios públicos. Las masas se lanzan a la calle gritando “Mueran los Borbones” y cantando el himno de Riego. Isabel II se refugia en París, acogida por la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Había estallado la Revolución de 1868”.