La Crisis del 98 y sus Repercusiones en la Política Española
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El Desastre del 98: Consecuencias y Regeneracionismo en España
Consecuencias del desastre: La derrota de 1898 no produjo un cambio de gobierno ni hizo peligrar la monarquía, pero surgió el regeneracionismo. Sus defensores más activos fueron políticos como Francisco Silvela y Antonio Maura. En marzo de 1899 se formó un gobierno presidido por Francisco Silvela y el general Polavieja como ministro de guerra. A pesar de las buenas intenciones, el fracaso de este gobierno mostró la incapacidad del sistema para evolucionar.
Hubo otro movimiento regeneracionista al margen del sistema, el de los intelectuales como Macías Picavea o Joaquín Costa, y unos escritores con los mismos principios, llamados la Generación del 98. Joaquín Costa puso en práctica muchas ideas a través de la Liga Nacional de Productores, desde la que planteó reformas agrarias, municipales, educativas o administrativas. La Liga y la Cámara de Comercio tuvieron mucho poder en ese momento, pero excluían la participación de obreros y campesinos en la reforma y reducían el protagonismo a las clases productivas.
El malestar generado entre los profesionales del Centre Nacional Català y los industriales y comerciantes de la Unió Regionalista favoreció la creación en 1901 de la Lliga Regionalista. Más tarde dejó de ser un peligro para el sistema restaurador y sus lemas fueron asumidos por todos los partidos y por el monarca Alfonso XIII. Esto facilitó la creación del Instituto de Reformas Sociales, que respondía al nuevo liberalismo del siglo XX. Cuando Alfonso XIII subió al trono, ya habían desaparecido Cánovas (1897), Castelar (1899) y Pi y Margall (1901) y, después, falleció Sagasta.
La Política Colonial y su Fracaso (Desastre de 1898)
La política de los gobiernos españoles ante las demandas independentistas fue insuficiente. En 1893 se intentaron reformas en la administración filipina y la descentralización en Cuba, rechazadas por las Cortes. Puerto Rico no planteaba serios problemas, pues en 1872 había conseguido su autonomía, la esclavitud había sido abolida y tenía la economía saneada. El autonomismo se dividió en dos corrientes, que dio lugar al nacionalismo antillano. Ambas se unieron en 1887 en el Partido Autonomista. La dominación española era efectiva porque la élite económica frenaba a los emancipadores.
En Cuba, las reformas fueron más polémicas por la importancia de la isla para España. En 1886 se abolió de forma total la esclavitud. Maura propuso la reforma administrativa y la ampliación del censo, pero estas medidas fueron rechazadas por antipatrióticas; el ministro dimitió, creando la crisis en el gobierno liberal. Los sectores españolistas chocaron con los intentos del gobierno de conceder cierto grado de autonomía. En el extremo contrario estaba el movimiento independentista del Partido Revolucionario Cubano, creado por José Martí en 1892. Se formaron tres corrientes: españolista, independentista y autonomista.
Las islas Filipinas se diferenciaban de las Antillas por la escasa presencia española, excepto en la capital, Manila, y su entorno. Mestizos y nativos pidieron reformas, lo que originó un movimiento emancipador. José Rizal fundó en 1893 la Liga Filipina, ante la equivocada actuación del gobernador, que espoleó el nacionalismo.