La Crisis de 1808, la Guerra de la Independencia y el Amanecer del Liberalismo en España

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia

Escrito el en español con un tamaño de 5,08 KB

1. La Crisis de 1808

El reinado de Carlos IV marcó el inicio de la crisis del Antiguo Régimen en España. Coincidiendo con la Revolución Francesa, los reyes absolutistas europeos formaron una coalición antirrevolucionaria, a la que España se unió bajo el mandato de Carlos IV y su ministro Floridablanca. El cierre de fronteras a cualquier influencia revolucionaria y la guerra contra la Convención Francesa trajeron consigo la ocupación de Cataluña y el País Vasco por parte del ejército francés. La Paz de Basilea y el Tratado de San Ildefonso, firmados por Carlos IV y Godoy, no lograron apaciguar la situación. Las derrotas de Napoleón en Trafalgar y el Cabo de San Vicente lo llevaron a decretar el Bloqueo Continental contra Inglaterra. La negativa de Portugal a acatar este bloqueo provocó la decisión de Napoleón de invadirla, atravesando España con el permiso de Carlos IV, concedido en el Tratado de Fontainebleau, que estipulaba el reparto de Portugal. Este acuerdo aumentó el descontento popular y la tensión entre Carlos IV y Godoy.

La monarquía española se enfrentaba a una grave crisis financiera, con una creciente deuda pública. La imposibilidad de aumentar los impuestos al tercer estado (burguesía, campesinos y trabajadores) y la resistencia de la nobleza y el clero a perder sus privilegios agravaban la situación. A esto se sumaba una crisis económica derivada de la escasez de recursos. Los ilustrados atribuían esta crisis al sistema de propiedad de la tierra, que favorecía a los latifundistas en detrimento de los campesinos. La propuesta de Godoy de desamortizar las tierras de la Iglesia y la nobleza generó aún más oposición. Las protestas contra la política exterior culminaron en dos conspiraciones que involucraron al príncipe Fernando: el Motín de El Escorial y el Motín de Aranjuez. Este último, impulsado por la nobleza y el clero en contra de la desamortización y por los sectores populares en contra de la ocupación francesa, forzó la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando.

2. La Guerra de la Independencia (1808-1814)

La Guerra de la Independencia fue una lucha por la soberanía nacional y la transformación del orden político. Ante las maniobras de Napoleón, el pueblo español se alzó el 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas en Madrid. A pesar de la dura represión, el levantamiento inspiró la formación de juntas locales y provinciales de resistencia en todo el país. Estas juntas se unieron en la Junta Central Suprema, presidida por Floridablanca, que se autoproclamó la autoridad legítima en ausencia de Fernando VII. Napoleón, aprovechando la crisis monárquica, forzó las Abdicaciones de Bayona, obligando a Carlos IV y Fernando VII a renunciar al trono. Nombró a su hermano, José Bonaparte (José I), rey de España, con el encargo de establecer una nueva monarquía basada en la Constitución de Bayona, que limitaba el poder real e introducía reformas. Carlos IV y Fernando VII, exiliados en Francia con una pensión generosa, se desentendieron de la situación en España.

José I, instalado en Madrid en julio de 1808, vio su autoridad debilitada por la resistencia popular. Solo los afrancesados, una minoría, apoyaron al rey impuesto. La mayoría de los españoles, conocidos como patriotas, rechazaron a José I, luchando activamente en la guerra de guerrillas o apoyando a los guerrilleros. El apoyo de Inglaterra fue crucial para la resistencia española, impidiendo la ocupación francesa de ciudades como Cádiz y territorios como Galicia. El año 1812 marcó el declive del dominio francés, culminando en 1813 con la firma del Tratado de Valençay, en el que José I se comprometía a abandonar España y Fernando VII era reconocido como rey.

3. La Revolución Liberal

Paralelamente a la Guerra de la Independencia, se desarrolló un enfrentamiento político e ideológico que dio lugar a la Revolución Liberal. La imposición de José I generó tres posturas: los afrancesados, que apoyaban al rey francés con la esperanza de modernizar España; los realistas, defensores de Fernando VII y la monarquía absoluta; y los liberales, que también apoyaban a Fernando VII pero buscaban una profunda renovación política, acabando con el Antiguo Régimen y el absolutismo. Aunque los liberales tomaron la iniciativa, al finalizar la guerra, los realistas impusieron su política.

La revolución política se inició con la creación de las Juntas. La Junta Central, convertida en el gobierno de la resistencia, convocó las Cortes de Cádiz en 1810. A pesar del apoyo generalizado a la lucha contra los franceses, la falta de consenso sobre el orden político llevó a la elaboración de la Constitución de 1812, conocida como "La Pepa", de ideología liberal. Al finalizar la guerra, los liberales esperaban que Fernando VII aceptara la Constitución, pero tanto el rey como la nobleza y el clero la rechazaron. A su regreso a Madrid, Fernando VII derogó la Constitución de 1812 y reinstauró el Antiguo Régimen.

Entradas relacionadas: