Contaminación Marina y Proyectos de Regadío: Impacto Ambiental en el Siglo XX
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Contaminación Marina: Un Problema Global
El Adriático, el Báltico y el Mar Negro son mares altamente contaminados. También, aunque en menor medida, lo están el Mar Rojo, el Golfo Pérsico, el Mar Amarillo y el Mar de Japón. El Mediterráneo y el Golfo de México, donde desemboca el Misisipi con la carga contaminante de la agricultura industrializada del Medio Oeste estadounidense, son casos preocupantes. Además, tanto el Mare Nostrum como el Golfo de México son las zonas del mundo con mayor intensidad de tráfico petrolero, lo que contribuye a su contaminación. Los petroleros suelen limpiar sus tanques en alta mar después de descargar en los puertos, y ocasionalmente ocurren accidentes y hundimientos (Exxon Valdez, Erika, Prestige, etc.) que causan desastres ambientales (McNeill, 2003).
Impacto de la Agricultura Industrializada y Proyectos de Regadío
La agricultura industrializada ha contribuido a la creciente salinización de suelos y acuíferos, debido a la sobreexplotación o a la intrusión marina en zonas costeras. Un caso destacable es la cuenca del Indo entre Pakistán e India, donde se desarrolló el plan de regadío más importante del mundo, hoy afectado por la salinización, sobre todo en la parte pakistaní. La mayor expansión agraria de la historia está a punto de convertirse en el mayor fracaso de la agricultura industrializada y de la ingeniería de regadío.
Un ejemplo similar es el del Mar de Aral, donde los planes de regadío soviéticos para el cultivo de algodón provocaron un enorme descalabro ambiental, causando su práctica desaparición. Cientos de barcos yacen varados en la arena, testigos de un pasado que se evaporó. Estos proyectos se hicieron con trabajos forzados de millones de trabajadores "gratuitos" del Gulag.
Megaproyectos y sus Consecuencias
Los megaproyectos de regadío han abundado en el siglo XX, como parte de la promesa del desarrollo en los países del Sur, generando fuertes impactos ambientales. Casi todos estuvieron vinculados a megapresas, construidas también para impulsar el desarrollo industrial mediante la electrificación. La construcción de grandes presas se disparó en el siglo XX, especialmente en su segunda mitad, provocando serios daños ecológicos.
Un ejemplo relevante es la presa de Asuán, emblema del nacionalismo árabe de Nasser. Su construcción, apoyada por la URSS y el BM, retuvo el 98% del limo que enriquecía las tierras del Nilo, obligando a la agricultura egipcia a recurrir a fertilizantes químicos. Además, el Delta del Nilo comenzó a hundirse por la retención de sedimentos, y la presa se ha ido aterrando. Se destruyeron los bancos de sardinas y gambas del delta, y 5.000 años de un sistema agrario y de riego viable se fueron al garete.
Estos desastres ambientales ligados a grandes proyectos de regulación de ríos se multiplicaron por todo el planeta, siendo algunos desmesurados en el "mundo en Desarrollo": Itaipú (Brasil y Paraguay), Narmada (India), Tres Gargantas (China). También ocasionaron enormes daños sociales, provocando el desplazamiento de más de 40 millones de personas, principalmente en India y China, y generando fuertes resistencias, como en el caso de Narmada (McNeill, 2003). Parecería que cuanto mayor fuese el Estado, mayor debía ser la represa a ejecutar, un símbolo de poder de los nuevos Estados emergentes.