Consolidación y Evolución del Franquismo: Autarquía, Desarrollismo y Transformaciones Económicas

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La consolidación del régimen franquista

En 1957 hubo un cambio de timón en la política del régimen. Los ministros católicos, ahora del Opus Dei, fueron conocidos como tecnócratas. Este equipo, liderado por López Rodó, diseñó el Plan de Estabilización de 1959 y fue también el artífice del desarrollismo. Carrero Blanco fue cada vez más influente y reunió a un grupo de influencia de carácter monárquico que desplazó definitivamente a los falangistas. La otra familia del franquismo que perdió protagonismo a partir de 1957 fue la de los militares. Además, se completó la institucionalización del régimen, plasmada en la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), en la que se definía al régimen como una monarquía tradicional, católica, social y representativa. La culminación de este proceso fueron la puesta en marcha del Plan de Estabilización y la visita a España del presidente de los EE.UU, Eisenhower, en 1959.

Por otro lado, en 1956, el área francesa de Marruecos se independizó, lo que llevó al final del protectorado español allí. Marruecos reivindicó los territorios de Ceuta, Melilla e Ifni y el Sahara Occidental, en las que se produjeron enfrentamientos entre tropas españolas y marroquíes. En 1968 se independiza Guinea Ecuatorial y se cede en 1969 Ifni a Marruecos.

El tardofranquismo y el desarrollismo (1957-1969)

Entre 1957 y 1969 se desarrolló el tardofranquismo o desarrollismo, ya que en estos años se produjo un vertiginoso, aunque desequilibrado, crecimiento económico que aumentó la oposición al sistema. Durante esta etapa se mantuvo el inmovilismo institucional. El régimen adquirió una apariencia más moderna y el peso tecnocrático fue cada vez mayor. Además, promulgaron una nueva Ley Orgánica del Estado (1967), votada en referéndum, que diseñaba la España posterior a la muerte de Franco.

Por otro lado, Fraga, ministro de Información y Turismo, promovió la Ley de Prensa e Imprenta (1966), que suprimía la censura previa y la sustituía por multas y suspensión de las publicaciones. Además, se produjo el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como sucesor (1969), siendo nombrado Príncipe de España.

El régimen endureció, además, su represión a partir de 1967. Comenzaron a abundar, entre los partidarios de Franco, civiles y militares que consideraban que estaban yendo por una línea "liberal" y pedían la vuelta al llamado espíritu del 18 de julio. Este grupo fue denominado el búnker. Con el estallido del escándalo Matesa (1969), se produjo una crisis gubernamental y el nombramiento de un nuevo gabinete homogéneo (formado por tecnócratas del Opus Dei) con Carrero Blanco como vicepresidente.

Transformaciones económicas durante el franquismo

La autarquía (1939-1951)

Tras la Guerra Civil, el franquismo adoptó una política económica de autarquía y de aislamiento y autosuficiencia con respecto al mercado exterior. Como consecuencia, hubo un estancamiento económico generalizado, escasez, hambre y racionamiento de productos básicos. Las causas de que esto se adoptara fueron:

  • Las enormes pérdidas materiales y humanas en la Guerra Civil.
  • Los obstáculos internacionales, como la Segunda Guerra Mundial y la condena de la ONU.
  • El nacionalismo económico proteccionista adoptado siguiendo las políticas de los países fascistas.

La autarquía benefició a ciertas élites, ya que, al ser la economía una actividad controlada por el Estado, surgió una corrupción ilimitada y estructural: algunos políticos y funcionarios otorgaron licencias para exportar o importar. Adquirió gran relevancia el mercado negro de divisas y mercancías, conocido como estraperlo.

Agricultura

Fue creado en 1937 el Servicio Nacional del Trigo (SNT), que intervenía en los precios de los cereales y las legumbres. Los agricultores se veían obligados a vender al Estado sus productos a bajo precio, lo cual provocaba la disminución de las cosechas. La carestía hacía crecer el mercado negro y se impusieron (hasta 1952) las cartillas de racionamiento de productos básicos.

Industria

Debido a la Ley de Protección y Fomento y de Ordenación y a la de Defensa de la Industria Nacional (1939), todas las industrias tenían la obligación de solicitar al Estado permisos para producir, importar y exportar. Se creó el INI en 1941, un holding de empresas nacionalizadas como Iberia, Telefónica, Endesa, Enasa, SEAT y Ensidesa. Además, el Estado creó Renfe.

Por otro lado, los salarios descendieron mientras que los precios aumentaron, lo que se tradujo en una pérdida de nivel de vida y de poder adquisitivo. La inflación fue elevada y los ingresos estatales eran escasos (ya que los impuestos directos eran muy reducidos) lo que generaba gran deuda pública.

Abandono progresivo de la autarquía (1951-1959)

Entre 1951 y 1959 hubo un progresivo abandono de la política autárquica. Las causas de las reformas económicas se resumen en:

  • El fin del bloqueo diplomático amplió las posibilidades comerciales y económicas del país, además de que los americanos proporcionaron divisas.
  • Había hombres más liberales en los ministerios económicos. Así, Arburúa impulsó una mayor liberalización del comercio y de los precios tras la desaparición del racionamiento.
  • Las crecientes protestas sociales, el aumento de la inflación y la amenaza de una recesión económica hicieron evidente la inviabilidad del modelo autárquico.
  • Y la llegada al Gobierno de los tecnócratas del Opus Dei (López Rodó) promovió una mayor integración con la economía internacional.

Así, España ingresó en la OECE, en el FMI y en el Banco Mundial. Los tecnócratas, además, diseñaron el Plan de Estabilización y Liberación Económica, que reorganizó las finanzas, la Administración y el comercio exterior, y marcó el paso a una política liberalizadora y antiinflacionista.

Efectos de las tendencias liberalizadoras

Las tendencias liberalizadoras produjeron algunos efectos positivos:

  • Un crecimiento económico sostenido. La renta por habitante se incrementó y el crecimiento fue notable en la industria por la creciente importación de materias primas y equipamientos, aunque la dependencia española del petróleo era cada vez mayor.
  • El crecimiento agrícola se recuperó. Se mecanizó el campo y se continuó con el proteccionismo sobre la producción de cereales: el Estado pagaba la cosecha a un precio más alto del que ofrecía el mercado.
  • Hubo una reforma agraria. No se alteró la propiedad, pero se llevó a cabo una política hidráulica orientada a la extensión del regadío y a la construcción de embalses y pantanos. Además, se promovió la concentración parcelaria con el fin de que pudiera ser rentable una mínima mecanización.

Pese a todo, la financiación del crecimiento seguía provocando inflación y muchas actividades industriales estaban en manos de empresas públicas en régimen de monopolio, lo cual provocaba el déficit en la balanza comercial. A veces, incluso, se producían dificultades para abastecer la demanda de la producción industrial por el proteccionismo arancelario. El turismo y las inversiones del exterior apenas tenían relevancia económica.

El desarrollismo (1959-1975)

A partir de 1959, el Plan de Estabilización puso en práctica una serie de medidas que frenaron el crecimiento de la economía española para controlar la inflación. Se redujeron los créditos y se suprimieron subvenciones. Los gastos del Estado se ajustaron a los ingresos al devaluarse la peseta. Además, se facilitaron las exportaciones y la entrada de turistas y de inversión extranjera para corregir el desequilibrio de la balanza de pagos. Así, se produjo un crecimiento económico hasta 1975. La política económica en este período se concretó en los Planes de Desarrollo (entre 1964 y 1976) que constituyeron un ejemplo de planificación indicativa.

En este contexto, el eje de la actividad económica se desplazó de la agricultura a la industria y, en menor medida, a los servicios. El campo se mecanizó y esto permitió que se incrementaran los beneficios y hubiera excedentes de mano de obra.

  • En el sector primario: aumentó la producción de lácteos, carne y fruta.
  • En el sector secundario hubo una concentración industrial en tres regiones (Cataluña, Madrid y el País Vasco); dentro de la industria experimentaron un alto desarrollo los bienes de consumo, la química, la siderúrgica y la alimentaria.
  • En el sector terciario, el transporte privado provocó la desaparición del tranvía. Las actividades más desarrolladas fueron la construcción y el turismo (en el Mediterráneo y las islas), lo que provocó un masivo éxodo rural que causó una especulación inmobiliaria y un crecimiento urbano caótico.

El déficit de la balanza comercial se compensó con las remesas que los emigrantes españoles enviaban desde el extranjero así como con el turismo y la entrada de capital procedente del exterior, que financió el crecimiento en la década de 1970 (el "milagro español"), a mantener altos los salarios y a disminuir la conflictividad social. Sin embargo, el desarrollismo presentó estos problemas:

  • Creciente dependencia de la coyuntura económica exterior.
  • Grandes desequilibrios regionales (la actividad turísticas se redujo a Valencia, Alicante, costa andaluza, Baleares y Canarias, y hubo un retroceso económico en las dos Castillas, Aragón y Extremadura).
  • Inexistencia de una reforma fiscal y falta de ingresos que impidió hacer frente a los gastos sociales, provocando una escasez de bienes públicos y servicios sociales.
  • Control y concentración del poder económico.

Evolución demográfica

Hubo un descenso de la mortalidad a la mitad y un lento descenso de la natalidad que incluso se incrementó con el baby-boom. El escaso descenso de la natalidad se debió a razones sociopolíticas y a la mentalidad de la época. Además, la emancipación de la mujer retrocedió veinte o treinta años durante el franquismo. Los movimientos interiores de población crecieron hacia las ciudades y las regiones costeras mediterráneas e insulares, el País Vasco y Madrid. La emigración se marchó a Alemania, Francia y Suiza, y el nivel de urbanización casi se duplicó.

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