Consecuencias del insomnio infantil y cómo establecer buenos hábitos de sueño
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Consecuencias del mal sueño en los niños
Lactantes y niños pequeños
- Llanto fácil
- Irritabilidad, mal humor
- Falta de atención
- Posibles problemas de nacimiento
Niños en edad escolar
- Fracaso escolar
- Inseguridad
- Timidez
- Mal carácter
Padres
- Inseguridad
- Sentimiento de culpa
- Frustración ante la situación
- Cansancio
- Sensación de impotencia y fracaso
Características clínicas del insomnio infantil
- Dificultad para iniciar el sueño solos
- Múltiples despertares nocturnos
- Sueño superficial
- Duermen menos horas de lo habitual para su edad
¿A qué edad se considera que debe estar establecido el ritmo de sueño y comida? ¿De qué deben ser capaces cuando ocurre esto?
A partir de los 6-7 meses.
Deben ser capaces de: acostarse sin llorar y con alegría, conciliar el sueño por sí mismos, hacerlo en su cuna y sin luz, dormir entre 11 y 12 horas.
¿Qué no debemos hacer hasta que quede dormido y por qué?
Lo que no se debe hacer para no acostumbrarle a dormir siempre haciendo algo es:
- Cantarle
- Mecerlo en la cuna
- Mecerlo en brazos
- Darle la mano
- Pasearlo en cochecito
- Darle una vuelta en coche
- Darle palmaditas o acariciarlo
- Darle biberón o amamantarlo
- Ponerlo en nuestra cama
- Dejarle trotar hasta que caiga rendido
- Darle agua
¿Cómo reeducar el hábito del sueño?
Crear un rito alrededor de la acción de acostarse (cantar una canción, un cuento...).
No se crea esta situación para que el niño se duerma, sino solo para que asocie con un momento agradable antes de iniciar el sueño solo.
Los papás deben salir de la habitación antes de que el niño se duerma.
Si el niño llora, los padres deben entrar con pequeños intervalos de tiempo para darle confianza, sin hacer nada para que se duerma o calle, hasta que el niño concilie el sueño solo.
Síntomas de un niño con falta de sueño
- Está inquieto
- Llora con frecuencia
- Falta de atención
- Está absorto
- Está adormilado
Conceptos clave sobre el desarrollo infantil
Actividad: es una de las necesidades esenciales en la infancia. Desde el momento del nacer e incluso antes, el bebé se mueve y con el movimiento expresa y se relaciona. La actividad es esencialmente una manifestación expresiva de la vida personal.
Descanso: es el tiempo necesario para restablecer el equilibrio, reponiendo los nutrientes gastados y permitiendo una distensión muscular y psíquica.
Sueño: es un estado en el cual el organismo inhibe todas las funciones que lo relacionan con el mundo exterior y en el que tiene lugar una relajación casi completa de los músculos.
Fatiga: desequilibrio entre el nivel de actividad y el nivel de descanso.
Evolución de los patrones del sueño
Recién nacido
Los bebés duermen muchas horas y suelen despertarse por hambre, pero hay que descartar otros posibles motivos como que esté enfermo, tenga calor o frío, esté incómodo porque tiene el pañal sucio o la última toma no sea suficiente para saciar su hambre.
Desde el principio, a los recién nacidos hay que enseñarles a diferenciar entre vigilia y sueño. Para ello hay trucos:
- Luz diurna frente a oscuridad nocturna: de día no bajar del todo la persiana y de noche todo a oscuras.
- Ruido frente a silencio: durante el día ruido normal, a la noche más calma.
- Establecer la hora del baño por la noche.
- Cuidar que de noche esté especialmente cómodo.
A los 3 meses
Los adultos tienen un ritmo biológico que se repite cada 24 horas y que regula el cuerpo marcando los patrones de vigilia-sueño. En los recién nacidos estos ciclos se repiten cada 3 o 4 veces y el cambio de ritmo biológico se da en el tercer o cuarto mes y es posible por unas células que funcionan como un reloj en el cerebro.
Para lograr el cambio del ritmo de 3-4 horas a 24 horas son necesarios dos requisitos:
- La actitud de los padres debe denotar seguridad, tranquilidad, actitud de enseñar y conducta repetitiva.
- Que los padres propicien que su hijo asocie la hora de dormir a una serie de elementos externos que permanezcan con él toda la noche: cuna, osito, chupete...
Hay que crear una rutina previa al momento de acostarse por la noche, de forma que cada día sea lo mismo. Lo primero es decidir a qué hora se acostará, después se eligen los pasos a seguir. Lo habitual es empezar por el baño, la cena y algo que le divierta. Las tomas del día hay que hacerlas con luz natural y ruido ambiental, en cambio, las de la noche en un entorno más relajado.
A partir de los 6 meses
Su ritmo de comida y sueño han de estar establecidos, por lo menos han de tener 4 comidas durante el día y once o doce horas de sueño ininterrumpido durante la noche. Lo que no se debe hacer es: cantarle, mecerlo en la cuna, mecerlo en brazos, darle la mano, pasearlo en cochecito, darle una vuelta en coche, tocarle o dejarle que nos toque el cabello, darle palmaditas o acariciarle, darle el biberón o amamantarlo, ponerlo en nuestra cama, darle agua...