Consecuencias Ambientales y Sociales de Accidentes Industriales: Casos de Bhopal y Chernóbil
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El Desastre de Bhopal: Un Hito en la Historia de la Industria Química
Quizás el primer desastre de la industria química que tuvo una repercusión verdaderamente global fue la explosión de la fábrica de Union Carbide en Bhopal (India), en 1984. La nube de gases tóxicos, y muy tóxicos, así como los metales pesados que se generaron, acabaron con la vida de unas 20.000 personas, sus efectos alcanzaron a otras 600.000, y de ellas gravemente a 150.000 (De Grazia, 1985). Una catástrofe química sin paliativos, la mayor de la historia, de la que todavía sus víctimas no han recibido ni un duro de Union Carbide. El gobierno indio ha sido el que se ha hecho cargo mínimamente de las consecuencias de esta devastación, con una “ayuda” absolutamente testimonial de la transnacional, que abandonó la zona dejando miles de toneladas de productos contaminantes, que todavía hoy afectan a sus acuíferos.
La lucha internacional para procesar a Union Carbide ha sido imposible de materializar, pues no existe ninguna corte mundial que permita juzgar estas tragedias humanas y ambientales. Y esta lucha se ha vuelto casi imposible una vez que Union Carbide fue absorbida en 2001 por Dow Chemical, la mayor transnacional química del mundo. Pero aunque no se han producido desde entonces desastres químicos de esa magnitud y repercusión internacional, eso para nada quiere decir que no se produzcan de tanto en tanto “mini-bhopales” con graves repercusiones en las localidades donde acotencen, tanto del Centro como especialmente de la Periferia. Aparte de que la contaminación diaria por metales pesados, consecuencia de toda la industrialización del siglo XX, no hace sino diseminarse por el entorno e introducirse crecientemente en la cadena alimentaria (McNeill, 2003).
Chernóbil: La Explosión que Sacudió al Mundo
Pero una nueva y tremenda sacudida del lado más oculto del metabolismo de la Sociedad Industrial fue la explosión de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania), en 1986, tan solo dos años después. Una explosión que como vimos precipitó el hundimiento de la URSS. El accidente provocó decenas de muertos en los primeros días, implicó el desplazamiento de más de 200.000 personas de sus hogares, las defunciones posteriores por cáncer han alcanzado a miles de personas, y sus consecuencias afectan en mayor o menor medida a centenares de miles. Además, la radiactividad generada por el accidente llegó a afectar con diferente intensidad a casi todo el territorio europeo (IPPNW, 2006). De esta forma, la existencia del llamado “Telón de Acero” fue incapaz de contener el impacto del accidente en el Este, pues acabó afectando también a una parte muy importante del Oeste europeo. La atmósfera no respeta fronteras geopolíticas.
Y este accidente nuclear superó con mucho a otro también muy importante, pero de menores dimensiones, que se produjo en la costa Este de EEUU, como resultado de la catástrofe del reactor de Three Mile Island en 1979. Los dos accidentes frenaron en seco la expansión de la industria nuclear, aquejada de fuertes costes y de una gran contestación ciudadana en Occidente. Estos y otros accidentes y peligros de la llamada Sociedad Industrial llevaron a Ulrich Beck (1994) a caracterizarla, sobre todo en su dimensión más contemporánea, como la Sociedad del Riesgo. Sociedad del Riesgo que a finales del siglo XX se ampliaba al planeta entero, como resultado del comercio internacional de residuos peligrosos del Centro hacia la Periferia, en auge creciente desde los años 70 a pesar de su, en teoría, prohibición a escala internacional. Residuos que muchas veces se vierten en alta mar de los océanos del Sur, para después acabar en las costas africanas o asiáticas, como ocurrió a consecuencia del Tsunami de 2004 en el océano Índico.