Podemos conocer la realidad tal y como es en si misma
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relación de autores
Kant, igual que Descartes y que Hume, rompe con la visión ingenua del conocimiento humano según la cual conocer es copiar la realidad tal cual es. Subraya, por el contrario, que la realidad no existe independientemente del sujeto que la conocer: no conocemos el mundo tal como es, sino tal y como somos.
Descartes sostiene que el pensamiento es la primera de las evidencias. La realidad del mundo procede, a través de la idea
2 de Dios, del pensamiento.Hume, en cambio, nos dice que la realidad existe en cuanto que es percibida por el sujeto, en la medida en que tiene impresiones
3 de ella. En ambos casos, las cosas son, pues, contenidos de la mente. En síntesis, Descartes y Hume son idealistas porque creen que es el sujeto que conoce quien determina la realidad.
El idealismo de Kant va más lejos al plantear que el sujeto no percibe pasivamente el objeto de conocimiento, sino que impone unas condiciones que hacen posible el conocimiento, lo construye: es, pues, un sujeto activo. Es un idealismo trascendental
4, porque en la formación de la experiencia interviene una actividad organizadora del sujeto que sintetiza materiales que proceden de los sentidos.
El conocimiento es, a juicio de Kant, conocimiento de "fenómenos"
5 ; es decir, una mezcla de lo dado por los sentidos y de las formas cognitivas (espacio, tiempo y categorías) que aporta el sujeto. No podemos, por tanto, conocer la realidad en sí misma, lo "nouménico" ya que nuestra forma de conocer actúa como un filtro que nos impide el conocimiento de la realidad tal y como es.
La existencia de esas condiciones que hacen posible el conocimiento representa, según Kant, un "giro copernicano"
6 del problema del conocimiento, que traslada su centro de interés de qué conocemos al cómo conocemos. Dicho de otro modo, lo que el sujeto conoce son sus propias ideas acerca de las cosas, no las cosas en sí mismas, que son incognoscibles.
En relación con el origen y el fundamento del conocimiento, Descartes sostiene que no todos los elementos que interviene en el conocimiento tienen su origen en la experiencia, ya que poseemos ideas innatas, contenidos conceptuales de a razón que no provienen de la experiencia. La razón es, pues, el fundamento del conocimiento, que va construyéndose mediante un proceso intuitivo y deductivo.
Hume, por el contrario, considera que el punto de partida de todo conocimiento reside en la experiencia sensible, en nuestras impresiones, que, además de originar nuestras ideas, dan validez al conocimiento.
Kant intenta conciliar ambas posturas, al indicar que los "conceptos sin contenidos son vacíos; las intuiciones son conceptos, son ciegas", es decir, lo que conocemos es e resultado tanto de los contenidos o datos que nos proporcionan los sentidos como de la actividad organizadora de nuestra mente, que ordena de acuerdo con nuestra forma de conocer, con las formas "a priori" de la sensibilidad
7( espacio y tiempo) y las categorías o formas del entendimiento
8 .
En síntesis, Kant coincide con Hume en que el conocimiento comienza con la experiencia, pero se diferencia de él en que considera que esos datos que recibimos de los sentidos los configuramos de acuerdo con unas estructuras cognitivas apriorísticas. Así, coincide con Descartes en la existencia de ideas innatas, pero se distancia de él en que no las vincula a contenidos del pensamiento, sino a formas cognitivas que aplicamos a los objetos para poder conocerlos.
Kant aborda la relación entre verdad y conocimiento desde una posición intermedia a las planteadas por Descartes y por Hume. El primero defiende el dogmatismo epistemológico, al asegurar que podemos acceder a un conocimiento objetivo y universal. El segundo, en cambio, adopta una posición escéptica, al afirmar que no es posible alcanzar verdades firmes y que solo podemos obtener un conocimiento probable.
Kant, como Descartes, afirma que es posible un conocimiento universal y necesario, pero es cauteloso y sostiene que nunca debe ser dado por definitivo e incuestionable, sino que debe ser continuamente revisado y sometido a crítica.
libertad jurídica
La libertad es para Kant y Rousseau un derecho natural que corresponde a todo individuo. La libertad jurídica es (junto con la igualdad y la independencia), una de las carácterísticas esenciales del ciudadano de un Estado. Responde a la libertad legal de no obedecer jamás a ninguna ley a la que no hayamos dado previamente nuestro consentimiento. El ciudadano debe ser colegislador. Kant se aparta así de Hobbes y se acerca a la idea de autolegislación presente en el concepto de “voluntad general” de Rousseau. El concepto de libertad jurídica no expresa desobediencia civil, puesto que Kant no la defendía en su época, a pesar de que lo podría parecer por la misma definición de la palabra. Kant, al igual que Hobbes, consideraba que la sumisión al poder del Estado era una condición necesaria para el orden social.
contrato social
El estado de naturaleza, también para Kant, es el estado en que (hipotéticamente) se encontraba el hombre antes de constituir el estado civil. Según su hipótesis, podría haber sido un estado de degradación donde primaba el ejercicio de la fuerza bruta. Era un estado de “libertad salvaje y sin ley” (Metafísica de las Costumbres). En Estado de Naturaleza el hombre vive bajo la amenaza de la violencia porque cada uno hace lo que le place o lo que manda su instinto; estamos juntos y enfrentados, sin leyes ni poder instituido que las respalde.
Para salir de esta situación y lograr la paz se hace necesario convertirla en un objetivo por el que hay que trabajar cada día -también hoy-. Por tanto, salir del estado de naturaleza y someterse a las leyes respaldadas por un poder en el estado civil es una obligación, un deber moral. Probablemente fuera esa la primera obligación moral que nos propusimos las personas: salir del estado de naturaleza y buscar paz y justicia. Intentar construir una constitución perfecta cuyas leyes debieran armonizar con la voluntad unida del pueblo. De esta manera, Kant, como Aristóteles o Platón, considerará que ética y política son dos mundos inseparables que requieren también del derecho (Kant) para su pleno desarrollo.
Imperativos
Cuando la razón se dirige al conocimiento de la realidad da lugar a principios o leyes descriptivas (del tipo “2 + 2 = 4”, o “el agua hierve a 100º”);cuando utilizamos la razón para la dirección de nuestra conducta obtenemos mandatos (del tipo “debes parar ante el semáforo en rojo”, “debes ser amable con las personas que te presentan”, “no debes mentir”, ...). Kant denomina “principios prácticos” a los mandatos porque son leyes, pero leyes no teóricas sino prácticas o relativas a la acción. Dice también que son “objetivos” puesto que aspiran a servir para todo sujeto racional, y de ese modo diferenciarlos de las máximas o principios prácticos subjetivos.
Ilusión Trascendental
Esta ilusión trascendental está en la base de la metafísica (la metafísica es si misma una ilusión, una tendencia de nuestra razón). Esta ilusión nos lleva más allá del uso empírico y correcto de las categorías y nos engaña con el espejismo de una ampliación del entendimiento puro. La ilusión está en que se nos presentan como objetivos unos principios que sólo son subjetivos. Frente al entendimiento, que es una facultad de reglas (de normas, de ordenación), la razón como facultad de principios. Conocer por principios es conocer por conceptos, lo particular en lo general. La razón no se refiere de modo inmediato a la experiencia, ni a ningún objeto, sino al entendimiento. La razón trabaja sobre el material ya ordenado por el entendimiento; la razón se limita a dar unidad a priori a los conocimientos del entendimiento. Dos usos de la razón: uso lógico o modo de ir ascendiendo hacia la unidad, hacia lo incondicionado, hacia el mínimo número de principios; uso puro: afirmar lo incondicionado, la unidad, el principio como real ya que existe toda la serie de condiciones.
giro Copernicano
Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana. En astronomía, Copérnico comprendíó que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes con la tesis según la cual la Tierra está en el centro del Universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor, comprendíó que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor.
Racionalismo
El término “Racionalismo” tiene un significado muy amplio: en general, llamamos racionalista a toda posición filosófica que prima el uso de la razón frente a otras instancias como la fe, la autoridad, la vida, lo irracional, la experiencia empírica, ... Es racionalista todo aquél que cree que el fundamento, el principio supremo, es la razón. Junto con ello, cabe ser racionalista en relación con un género de cuestiones y no serlo en relación con otro: por ejemplo se puede reivindicar la necesidad del ejercicio de la razón en política y rechazarlo en religión.
Pero el término “Racionalismo” se usa comúnmente en la historia de la filosofía para designar una cierta forma de fundamentar el conocimiento: cabe pensar que el conocimiento descansa en la razón, o que descansa en la experiencia sensible; así, puesto que valoraron más la razón que los sentidos, podemos llamar a Parménides, Platón y Descartes racionalistas; y podemos decir que Aristóteles, Santo Tomás y, por supuesto, Hume, tienden al Empirismo, dado el valor que dieron a la experiencia sensible o percepción.