Conceptos Fundamentales de la Ilustración: Naturaleza, Razón, Progreso y Utilidad

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El Siglo de las Luces: Conciliando Principios Filosóficos

El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, culmina con la conciliación de principios filosóficos básicos como la causa y el efecto, o los principios del tiempo y el espacio. Obras como La crítica de la razón pura y La crítica de la razón práctica de Immanuel Kant son esenciales para la razón occidental. Estas obras no solo abordan las condiciones del verdadero conocimiento, sino que también se preocupan por las reglas de la recta actuación. La razón, según Kant, ha de ser la orientadora del comportamiento. Al igual que Rousseau, Kant cree en una bondad natural del ser humano, aunque no de forma tan radical. Considera que deben existir normas que rijan el desarrollo de su naturaleza. Esta norma es abstracta, obliga a todos y eleva a los hombres sobre su inclinación natural. Kant la llama el imperativo categórico, categórico porque es racional. Este imperativo dicta que el hombre debe actuar siempre ateniéndose a esa máxima que querrías que fuera una ley universal. Dicha máxima debe inspirar el comportamiento individual y se convierte en el ideal de las relaciones sociales y la vida popular.

Ideas Clave del Movimiento Ilustrado

Tanto en una generación como en otra, hay unas ideas que defienden el movimiento ilustrado: naturaleza, razón, utilidad y progreso; el concepto del hombre; la educación, etc. Además, se definen sobre la historia y la organización social y política.

La Naturaleza como Principio Normativo

La naturaleza es la gran rehabilitada. Con la Ilustración, se convierte en el principio normativo de todas las cosas y en el modelo a imitar. El retorno a ella se convierte en un objetivo prioritario que los ilustrados exponen de distinta forma: regreso a ella en la literatura, con relación a la moral, con relación al ordenamiento social y al hombre. Se articula el principio opuesto a que el hombre es bueno por naturaleza.

Lo que entienden los ilustrados por naturaleza en el siglo XVIII engloba varios conceptos, incluyendo la idea de que todo, cuando sale de ella, es bueno. Y, por tanto, es el mundo ideal contrapuesto a la sociedad que ha creado el hombre. Puesto que este estado es ideal, se puede utilizar como instrumento de crítica social. La idea que más se ha difundido es la de Rousseau de que la naturaleza es perfecta y buena, pero no todos los filósofos están de acuerdo. En lo único en lo que coinciden es en que es ordenada, poderosa y está conforme en todo con la razón.

La naturaleza es el símbolo del orden adecuado a la razón y sinónimo de felicidad. Esto es nuevo porque esa felicidad se puede conseguir en la tierra. Antes aparecía como un ideal, un mito que se ha de conseguir en el otro mundo. Los ilustrados, al colocar la naturaleza como ideal, colocan en ella la felicidad, que se puede conseguir aquí y ahora. De ahí que el siglo XVIII sea el momento en el que aparece el concepto de hedonismo, la búsqueda de la felicidad para la mayor parte. Lo que hace feliz al hombre es lo adecuado.

La Razón como Instrumento de Conocimiento

La razón es el gran tema ilustrado, la gran diosa de los ilustrados. Es el principal instrumento de conocimiento del hombre, y es una razón que tiene una característica: la de ser crítica. La razón de los ilustrados es lo contrario a la fe. El hombre puede someter todo a la crítica y analizarlo. Esa razón se ve como el único instrumento para resolver los problemas del hombre. Están contenidas las fuerzas que permiten al hombre transformar su realidad.

Además, no va a servir solo para organizar y conocer el mundo material que nos rodea. Con Kant, va a permitir formar las ideas metafísicas, construir el mundo de los valores éticos, y a través de ella se puede llegar al conocimiento de Dios y del alma. Supone la culminación del concepto.

Desde el punto de vista material, permite al hombre abandonar su minoría de edad y alcanzar la plenitud en el desarrollo de su conocimiento y capacidades. Ese momento es lo que se llama la edad de la razón, en la cual el hombre no se tiene que dejar guiar por otros, sino que es capaz de dirigir su propia vida y conocimiento. Por eso se habla de unas minorías ilustradas y una gran masa de población que no consigue salir de su minoría de edad y, por tanto, han de ser dirigidas.

El Progreso y la Educación

Esta idea, como instrumento del perfeccionamiento del hombre, va unida a la idea de progreso. El mundo como un universo abierto al progreso. Es una idea enormemente peculiar de la Ilustración y está detrás de la confianza en el futuro. El origen de esta idea se encuentra en el empirismo inglés, en la figura de Locke. Locke entiende que el hombre forma su pensamiento y el conocimiento a través de las sensaciones, a través de los sentidos. Abre su mente al conocimiento del mundo. Desde esta perspectiva, no hay límites para el conocimiento del mundo.

Íntimamente unida a la capacidad del hombre para mejorar, el vehículo fundamental de este cambio y aprendizaje infinito del hombre es la educación. Por primera vez, recibe unas atenciones que no había tenido antes.

La Utilidad como Principio Rector

Esta fe ciega en el progreso tiene una clara finalidad, que es la del principio de utilidad. Es bueno si es útil para el hombre y para la sociedad. Nace de ahí que se le pueda llamar progreso, dirigido a la felicidad de los hombres. Por eso no van a permitir que en la sociedad haya elementos inútiles, porque es un retroceso. Intentan que todos los miembros de la sociedad aporten algo. Toman medidas de integración, como de las mujeres a ciertos trabajos. Se genera un mayor bloque de población útil.

El Hombre como Centro y Medida

Se intenta articular una nueva idea de la naturaleza humana utilizando el método científico. Lo arranca un alemán del siglo XVII, pasando por Locke, para culminar en el siglo XVIII. Para los ilustrados, el hombre es el artífice de sí mismo, el centro de todo, el punto de referencia y la medida de todas las cosas, incluyendo la moral. Esto hace que las ideas de lo bueno y lo malo se establezcan con relación al hombre, a las sensaciones que producen en él. Si produce placer, es bueno, y si produce dolor, es malo. Es la base del pensamiento hedonista del siglo XVIII, cuya esencia es que el hombre solo ha de regirse por sus pasiones.

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